Jesús de Lózar

Jesús de Lózar


Informáticos

16/05/2020

La Covid-19 nos ha hecho reconocer a todos lo imprescindibles que, entre otros, son sanitarios,  fuerzas y cuerpos de seguridad, policía local, bomberos, transportistas… Todos nos acordamos de ellos, especialmente cuando salimos a las 8 de la tarde a aplaudirles, o salíamos, porque últimamente parece que a esa hora todo el mundo está paseando en la calle. No nos acordamos de otros, o no nos parece que su trabajo sea tan necesario. No voy a hablar de los asesores de pymes y autónomos, en especial de los del área laboral, para que no se piense que defiendo intereses corporativos, aunque se lo merecen, atendiendo las múltiples consultas por cierres, los ERTE y a una situación de incertidumbre y de vamos a llamarle contingencia normativa. En estos momentos quisiera destacar la labor de otros profesionales. Sin ellos sencillamente no funcionaría el mundo tal y como hoy lo conocemos. No era así hace cincuenta años. En nuestro país las empresas empezaron a modernizarse, a mecanizarse, se decía entonces, en la década de los 70, implantando departamentos de proceso de datos. Para montar un ordenador había que reforzar la estructura del edificio que soportaba su peso, aislar completamente en habitaciones estancas a su personal, como si fuera un laboratorio de un centro de investigación. Trabajábamos como perforistas, grabando las hojas que habían preparado los codificadores,  introduciendo las tarjetas en aquellas ‘maquinonas’ que expulsaban ruidosamente listados, tableteando como ametralladoras las impresoras matriciales.
Todo ese mundo cambió. Como desaparecieron aquellos celulares enormes con una batería grandísima, que hoy no nos imaginamos viendo nuestro móvil. Ahora hablamos de las TICs, de las nuevas tecnologías. Pero como siempre, detrás están personas. Agustín, Natalia, Pepe, Jesús Javier, Luis, Ton, José Ignacio, Miguel Ángel, José María, Óscar, Virginia, Sergio. Informáticos.