Antonio Pérez Henares

LA MAREA

Antonio Pérez Henares

Escritor y periodista. Analista político


Buena nos la has hecho, Sánchez

11/11/2019

El convocante de las elecciones, el caudillo Sánchez y sus dos chamanes, Redondo y Tezanos, que salieron sobrados a ganarlas de barrida han conseguido perder 800.000 votos, 3 diputados y 29 senadores. Una hazaña. Han ganado dicen, sí, pero perdiendo parte de lo que ya tenían antes. Y en las próximas ya no van a poder desenterrar a Franco, que no les ha dado un solo voto sino que ha engordado, aunque no solo por eso, a Abascal. Pero eso no les ha disgustado nada porque así han frenado el alza de Casado. Quizás eso es lo único que les ha salido bien de la jugada: que el espectacular éxito de Vox haya frenado la notable recuperación del PP. 
Porque todo lo demás ha sido un fiasco. En vez de crecer, han mermado en la mayoría de los territorios, excepto en Andalucía donde el susanismo va a sacar pecho al ganar un escaño. Pretendían comerse a Podemos, que ha aguantado aunque sufriendo perdidas (7 escaños) y ahora están obligados a repartirse la merienda con ellos. Han malgastado la baza de Errejón, a quien solo le queda ya pedir el ingreso en la sede de Ferraz como escribiente y del reventón de Ciudadanos no les ha caído ni un cachito ni han conseguido llevarse un voto. Vamos, que el tiro les ha salido por la culata. Pero, si para ellos es malo, peor es para España. 
¿A ver como se gobierna esto y con semejante personaje a los mandos? Porque, amen de las perversas matemáticas electorales, él mismo es el problema. Lo probable es que esta vez logre la investidura, aunque será bastante a rastras. Con Casado, ni lo sueñen, va a pactar nada. Ni Casado puede hacerlo si no se quiere suicidar como alternativa de Gobierno y entregarle el liderato de la oposición a Abascal. Pero además es que Sánchez no es por ahí por donde va a trillar. Con un pacto con Podemos, el apoyo del PNV y las abstenciones concertadas con ERC y hasta puede que con los restos de Cs ya le vale en una segunda vuelta. Eso sí, en esta ocasión le cuesta ministerios de verdad y vicepresidencia con agua en el florero. Un ejecutivo "precioso" para enfrentarse a la crisis que se nos viene encima y al desafío separatista catalán hirviendo. Con la ultraizquierda y los secesionistas como "compañeros de viaje" para tenerse que enfrentar a lo que ellos patrocinan o apoyan el futuro de nuestra nación tiene pinta de todo menos de que nos esperen días de vino y rosas y si más bien de duelos y quebrantos en el sentido más real de la palabra. 
El desplome atronador de Ciudadanos ha sido apoteósico. Rivera ha pasado de verse presidente o como poco líder de la oposición a irse a casa. Las razones son muchas. Los ataques de ansiedad y los de "estupendia", los volantazos y cambios al carril contrario y su exhibición de asquitos tras la municipales y autonómicas (ojo que esto puede ahí tener consecuencias en gobiernos y hacer entregas que ya significarían su desaparición completa) han acabado con todas las paciencias. Perder en seis meses 2,5 millones de votos, más del 60% de su electorado, es de récord. Rivera, que ha regido su formación de la manera más personalista de todo panorama patrio, ha hecho lo único que podía hacer. Dimitir. Arrimadas, si tienen el buen juicio de elegirla a ella, tiene por delante una misión casi imposible, pero si algo tiene demostrado Inés es coraje y empeño. 
Vox, por el contrario, vive momentos de euforia. Aún más desatada por la rapidez del ascenso, acaecido en un plazo de tiempo mínimo y ni soñado tan solo hace tres semanas. Lo que se aguó en las anteriores ha cuajado en estas. Con un dato que puede parecer sorprendente pero que no lo es en absoluto en Europa. Su avance en los barrios y zonas obreras y populares de más bajo nivel de renta donde posterga a Podemos y su presunta sintonía con los "de abajo". 
El PP ha salido bien parado, pero con el sinsabor de que le podía, con un poco más, haber ido mucho mejor y con el disgusto de haberse visto superado por Vox donde se creía fuerte, Murcia y hasta Guadalajara y ganándole por menos ni un pelo en Andalucia donde no es que no subieran, es que los de Abascal han subido el doble. Sin embargo ha conseguido lo importante. Ser la principal referencia opositora y dar un esencial paso hacia el centro político que puede significar mucho en el futuro puede que hasta inmediato. 
Pero donde quizás se pueda visualizar mejor este sabor agridulce y donde la necedad electoral del centro derecha se ha puesto de nuevo de manifiesto, aunque esta vez mas atemperada, es en el Senado. La negativa cerrada de Cs a todo acuerdo, ni siquiera en el País Vasco donde se ha vuelto a repetir el cero absoluto de la derecha constitucional, impidió sumar. El movimiento positivo y generoso, hay que decirlo, de Vox presentando solo un candidato en vez de tres, ha permitido empates a 2 senadores del PP con los socialistas en bastantes provincias y hasta un pleno de 4, (3 PP y 1 Vox) en Murcia. Pero aunque ha privado al PSOE de la mayoría absoluta no les ha impedido, por muy poco, la victoria, y el control de la Cámara Alta, que obtendrán merced a sus aliados nacionalistas, separatistas y bilduetarras, pues no hay manera mas exacta ni precisa de llamarles. La necesidad de un acuerdo en la derecha es tan evidente y tan fructífero, hubiera conseguido sobradamente, el 3-1 en la mayoría de las circunscripciones, que su inexistencia proclama la estupidez de no haberlo conseguido como algo prioritario.