A Pedro Sánchez se le ve desganado, sin punch. No queda nada de aquel Sánchez batallador, que utilizaba su atractivo personal y su capacidad de convicción para encandilar a quienes no acababan de creer en su proyecto político. Está cometiendo errores de bulto, aparte de insistir en aspectos tan irritantes de su perfil como la mentira, el engaño y los silencios clamorosos ante acontecimientos que indignan. Ni siquiera sale para descalificar a quienes desde su gobierno presentan iniciativas que, más allá de descabelladas, son absolutamente ridículas, como la de Irene Montero con sus hijos, hijas e hijes. Ningún jefe de gobierno con cabeza dejaría ese disparate en el terreno del juego político para convertirse, él mismo y su partido, en objeto de chanza.

No se comprende la designación de Gabilondo como candidato en Madrid, cuando e estaba más fuera que dentro de la política, y al que además se le ve desesperado porque ni pincha ni corta en su campaña ni pinchó ni cortó en su lista. Ni se comprende que Sánchez se haya erigido en el directo rival de Ayuso, porque si la candidata del PP sale bien parada el 4-M, será Sánchez el que salga trasquilado, no Gabilondo.

No ha hecho un solo gesto el presidente que demuestre que está peleando en Bruselas por los fondos, sabiendo como sabe que hay que pelearlos. El Constitucional alemán ya ha dado el sí a los fondos europeos, pero para que llegue el dinero a España - algún día, algún año- toca ahora presentar un proyecto que tenga la luz verde de las autoridades de la UE y del Banco Central Europeo. Bruselas ha pegado un revolcón a Sánchez con la reforma del CGPJ y nada impide que dé otro a su planteamiento sobre el destino de los fondos de recuperación. Y sin ellos, se acaba la carrera política de Sánchez, porque España está devastada, por la pandemia y por la pésima gestión del gobierno de coalición, y la única salvación es que la UE nos salve del desastre.

¿Dónde está el Pedro Sánchez que se creía árbitro del futuro de Cataluña? ¿Dónde sus amigos de ERC, incapaces de ponerse de acuerdo con sus primos hermanos de JxC? Hace tiempo que Sánchez no menciona las palabras diálogo ni Cataluña, que antes no se le iban de la boca. ¿Qué hará Sánchez si el TC tumba la ley Celaá, como puede ocurrir? O si siguen adelante las investigaciones sobre presuntas corrupciones en Podemos, lo que contaminaría al Pedro Sánchez que tanto apoyó a Pablo Iglesias.

Algo le pasa a Pedro Sánchez, hoy muy tocado por los errores cometidos en tantos frentes, empezando por el de la pandemia. Pero sobre todo, tocado porque parece que esos errores son producto del vigor perdido, de falta de interés.

Si es así antes del 4-M, qué será si se cumplen los pronósticos y Gabilondo no consigue el gobierno madrileño…