Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Delicada posición de Rey

11/12/2019

El respeto de Pedro Sánchez al Rey es total, dice el presidente cuando se le pregunta; pero cualquier observador llega a la conclusión de que es un respeto de boquilla, para la galería.

Don Felipe, como ocurría con Don Juan Carlos, ha mantenido siempre no solo unas buenas relaciones con los presidentes, pero este miércoles ha tenido que encontrarse ante una situación muy delicada en el campo institucional que, probablemente, le ha afectado también en lo personal porque hay ocasiones en las que el deber obliga a tomar decisiones que afectan a las emociones personales.

Sánchez, con solo 120 escaños, pretende ser elegido presidente. Y como 120 es un número tan bajo –nunca un gobernante español ha tenido menos respaldo- está decidido a pactar con quien sea para salvar la investidura.

Con esa premisa, el Rey ha tenido que escuchar a los representantes de los distintos grupos parlamentarios para decidir sobre la designación de Sánchez como candidato a la Presidencia del Gobierno. En unas condiciones que nunca antes se habían dado, unas condiciones que con toda seguridad han hecho pensar y repensar a Felipe VI sobre su decisión.

Ha recibido a los portavoces de los partidos –los que han querido ir, los ha habido que no han acudido porque no aceptan la monarquía… y son precisamente algunos de los que negocian la investidura con el equipo de Sánchez– y ha podido conocer por boca de sus interlocutores que Sánchez no cuenta en estos momentos con el respaldo necesario para ser investido. Pero no es eso lo más grave, siempre podía designar un candidato que tendría semanas por delante para seguir negociando los apoyos indispensables. Lo grave, lo extremadamente grave, es que el Rey no sabía, ni sabe, qué negocia Sánchez con los independentistas, y si España entera sabe que Sánchez es capaz de ceder en lo que nunca un presidente constitucionalista puede ceder aunque existan triquiñuelas para hacer como que no traspasa líneas rojas, también el Rey era y es consciente de esa situación.

Nunca, en más de 40 años de democracia, España ha estado tantos meses sin gobierno, el presidente ha ido perdiendo escaños en las elecciones y ha emprendido negociaciones de investidura con partidos situados al margen de la ley y de la Constitución. Y en el Rey Felipe, en el Jefe de Estado mal que le pese a los posibles socios de gobierno de Sánchez, caía la responsabilidad de trasladar a Pedro Sánchez su decisión de designarle candidato o de decirle que se diera un margen de tiempo para seguir negociando y saber así cuales son las condiciones que exigen los independentistas para apoyarle. Al menos así el Jefe de Estado conocería el alcance de lo que asume un gobierno presidido por Pedro Sánchez.

Y aún dirán que es fácil el oficio de Rey… No lo es, desde luego, para quien vela por los intereses de su país frente a un presidente que no vela tanto.