José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Como Gata Flora

29/05/2021

Ante la creación de una plataforma vecinal en Garray, que se opone a las prácticas de vuelos acrobáticos en el entorno de su aeródromo, podríamos concluir con cierta precipitación que, en esta provincia nos pasamos el tiempo reivindicando progreso y cuando llega nos oponemos férreamente porque puede suponer la pérdida de algunos privilegios. Me pide el cuerpo incluir en esta columna la conocida rima de la gata Flora. Me abstengo para no herir sensibilidades, dando por supuesto que ustedes la conocen de sobra. Además, los hechos me permiten llegar a otras conclusiones. Veamos.
Hace años que se consolidó la pista de Garray por parte de la Diputación, espoleada por el anuncio de la construcción de otros aeródromos en Soria. Ponerla en actividad y en valor fue complicado y alguna empresa fracasó en el intento, hasta que un día, llegó la consultora o dinamizadora de empresas Layonair y puso sobre la mesa las espectaculares expectativas que ofrece la instalación. Hace ya de eso muchos meses y poco a poco se va materializando alguna de sus propuestas o las que ya impulsaba Airpull aviación, como por ejemplo la probable ubicación de una escuela internacional de vuelo acrobático.¡Que guai!, nos dijimos a coro, pero mira por donde se acabó el chiste cuando las pequeñas aeronaves que se usan para esta práctica son escandalosamente molestas. Venga para arriba, venga para abajo, un tirabuzón una voltereta…y todo con los motores a no sé cuántas revoluciones por minuto. Insoportable. Pero es algo que deberíamos haber supuesto. Es más, aunque no haya demasiado tráfico, el cielo de Garray saludará, si todo sale como se espera, con cierta frecuencia, la llegada de aviones más grandes y aparatosos que sospecho harán bastante más ruido que un Vespino. En resumen. Esto deberíamos haberlo imaginado, como hemos intuido el daño que la macro granja de Noviercas puede causar en el ecosistema de la parte occidental del Moncayo.
En esta tesitura y con las gestiones ya suspendidas por Airpull para atraer la Escuela Internacional de Vuelo Acrobático, va a ser complicado dar solución a este engorroso dilema. La conclusión podría parecer sencilla. Antes de pedir, debemos tener claro qué precio estamos dispuestos a pagar. Nada es gratis y hay muy pocas iniciativas de desarrollo que no supongan algún impacto, de una u otra manera, en nuestro ecosistema vital, del que solemos presumir, a la par que lamentamos que la provincia se esté despoblando irremediablemente. Les recuerdo, a los más escépticos, que la cárcel, cuya apertura ahora se reivindica con ahínco, contó con la firme oposición de una parte de la población. Lo dicho, lo de la gata Flora.