Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


Azuzar desde el ombligo

27/12/2019

En el ala oeste de esta comunidad ha causado perplejidad, primero, y el más contundente de los rechazos, a continuación, unas palabras pronunciadas por la vicepresidenta de la Confederación de Empresarios de Castilla y León, Ángela de Miguel, al pedir a la Junta que beneficie el desarrollo del eje Valladolid-Palencia-Burgos en detrimento del resto de las provincias, fundamentalmente de León, Zamora y Salamanca. El presidente de esta institución empresarial, Santiago Aparicio, se vio obligado a desautorizar a su segunda alegando que hablaba exclusivamente en su calidad de presidenta de la Asociación de Empresarios de Valladolid. Obvió que Ángela de Miguel es también portavoz de Cecale, lo que agravaría su desmesura verbal. Está en su legítimo derecho la señora De Miguel de exponer su criterio sobre la estrategia que considere más conveniente para el desarrollo económico y social de Castilla y León, pero evidentemente no puede hacerlo en términos discriminatorios desde el momento en que aceptó el compromiso de defender los intereses de una organización patronal amplia, que excede la geografía de su propio ombligo.

Un equivocado sentido patrimonialista de las instituciones que representan se suele dar con frecuencia en la clase política. El político vive urgido (en ansia viva que diría José Mota) por revalidar cada cierto tiempo su posición, poder y salario, y si bien no por ello cabe la disculpa, al menos sí que resulta comprensible su teatralización del enfrentamiento como atajo para lograr el voto ciudadano que por sus obras, gestión y eficacia con frecuencia le sería negado.

Lamentable y preocupante. El daño que este tipo de comportamientos frívolos y egoístas provocan en la sociedad puede ser enorme. A nadie se le escapa que estos personajes que tienen audiencia pública, en mayor o menor grado, son líderes de opinión para una parte de los ciudadanos. Personas estas últimas generalmente bien intencionadas, nobles, sin medios ni oportunidad para discernir los mensajes honestos de los tramposos. Incluso cuando las palabras nacen de la ignorancia, sin mayor rédito que la notoriedad del zafio.