Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Eternidad

27/05/2021

Para quienes tengan alguna dificultad en digerir el concepto teológico de la eternidad e infinitud, dos de los parámetros de complejo procesado para la razón, un consejo: estudien un poco sobre ciertas obras públicas que yacen en España y tendrán una noción cabal de en qué consisten esas magnitudes. De entre todos los ejemplos, dos que están de actualidad estos días.
Castrovido, Burgos: 27 años después de iniciarse las obras de la presa, terminado lo del hormigón, toca llenar el vaso, cosa que no se sabe cuándo ocurrirá porque está sin adjudicar un contrato para liquidar la vegetación que estorba. Ministro tras ministro, gabinete tras gabinete, cada cual con su pamplina, una obra que no es el Escorial va para su tercera década y «sine die». En Palencia, aún no hay fecha de firma del convenio (parece que ya resuelto) para licitar lo que falta de la obra del Centro Cultural La Tejera que data de … ¡1999! Y sin acabar tras haber gastado varios cientos de millones de euros.
Son sólo dos ejemplos. Si les parecía gratis que hubiera cuatro elecciones generales en cinco años en España, o una panoplia de elecciones autonómicas en todo momento; si les parece entretenido el conflicto independentista, cuyas reminiscencias acaban afectando al gobierno del estado, rehén de su apoyo parlamentario en el Congreso. En suma, si creen atractiva la dialéctica infernal en que nos introduce la política moderna, un sistema inestable en que mover cualquier iniciativa duradera o de calado resulta ser una proeza: reflexionen sobre la velocidad de las obras de los AVE, la de las presas o la de la Tejera, por ejemplo. Se darán cuenta de hasta qué punto nos estamos autolesionando con tanto ruido de politiqueo y tan pocas nueces sustanciosas.