Silvia Garrote

JALÓN POR LA VEGA

Silvia Garrote

Periodista


Lo del Internet

25/07/2020

Lo del Internet no es cosa de broma. El teletrabajo nos ha mostrado, una vez más, las carencias de un sistema que no estaba y no está preparado para prescindir de las oficinas y que cada cual se monte la suya propia en casa. Nos hemos tenido que aplicar a toda prisa, con los departamentos de Informática intentando que todo el mundo accediera a los servidores, aprendiendo sobre la marcha de videoconferencias en grupo, aplicaciones de todo tipo, y, en parte, lo hemos conseguido. Pero en muchos casos también hemos comprobado que improvisar suele acarrear problemas, con la capacidad del sistema y con la gestión, por no hablar además de las horas extras no remuneradas y los casos de ansiedad, en su mayoría provocados por el hecho imposible de conciliar vida y trabajo. Es decir, ha habido fallos técnicos y de gestión del capital humano, pero también es verdad que antes de esta pandemia el teletrabajo lo ejercía un 4% de los españoles y más de 10 millones hemos tenido que incorporarnos a toda prisa. Por eso está bien que se regule normativamente y se puede hacer fijándonos en legislaciones más adelantadas, como la francesa y la suiza. 
 Pero a todo este asunto hay que sumarle, además, la falta de accesibilidad a Internet rápido y seguro, especialmente en el medio rural. Y esta situación no solo dificulta enormemente el teletrabajo, sino que hipoteca el futuro de los pueblos sin remedio. Recientemente conocía un caso de una persona que, pudiendo teletrabajar en Madrid, decidió trasladarse a un pueblo de Soria para poder hacerlo desde allí. Muchos días sufre cortes y su acceso a Internet es muy limitado, con lo que tiene que hacer malabarismos para cumplir con sus tareas. Conozco casos también de personas que querrían trabajar desde su casa del pueblo y no tienen acceso a 4G, por lo que su única salida es el satélite, un servicio más caro y con el tráfico limitado. Y luego están los que tienen dificultades económicas sumadas a las dificultades técnicas para acceder a la red, lo que acrecienta una brecha digital que, de no haber un cambio, va a resultar insalvable. Y en este sentido, los estudiantes son los que más lo han sufrido, y lo seguirán haciendo si el coronavirus no para su expansión. Algo tan sencillo, tan cotidiano como navegar con velocidad y seguridad por la red en una gran ciudad, en una familia que tenga varios dispositivos y se lo pueda permitir, es una entelequia en muchos hogares de España.  
Hay que tomarse muy en serio este asunto de Internet. Las administraciones siempre lo nombran como uno de los proyectos necesarios para que Soria no se quede atrás, incluso, para para que pueda atraer población. Es una de las reivindicaciones de la plataforma Soria ¡Ya! y del resto de plataformas en el documento en el que exigían al Estado un decidido cambio a favor de la España vaciada. Pero la realidad es que se avanza muy poco, con cuentagotas. Y con todas las carencias que la provincia tiene en materia de empleo, de vivienda, de infraestructuras, creo que la de la conectividad es la que debería abordarse de manera más decidida. Y mientras se alcanza un pacto de Estado, que es lo que correspondería para tratar de equilibrar los desajustes territoriales, el resto de administraciones puede poner en marcha iniciativas para ampliar la red, para subvencionar equipos, para facilitar el acceso de los más desfavorecidos, para negociar con las compañías la posibilidad de la llegada de nuevas tecnologías, para plantear proyectos pioneros, etc. Y hay que hacerlo ya.