Que Pablo Iglesias, que fue vicepresidente del Gobierno, se presente a una oposición para profesor y no consiga la plaza dice mucho en su favor; sobre todo, si lo comparamos con la cantidad de ex-ministros que, sin haberse presentado a nada, terminan en el Consejo de Administración de alguna empresa del Ibex, cobrando una pasta y sin pegar un palo al agua. ¿A cambio de qué?. Dejo la respuesta en el aire para no acabar en las cloacas. Ya me entienden. La lista de políticos en los órganos directivos de las eléctricas, por ejemplo, es interminable y está encabezada por tres presidentes del Gobierno y los principales ministros de Economía de los últimos cuarenta años: José María Aznar, Felipe González y Leopoldo Calvo-Sotelo por un lado y Miguel Boyer, Luis de Guindos, Rodrigo Rato y Pedro Solbes por el de los  titulares de Economía; pero hay muchos más: en estos momentos, una docena de políticos se sientan en los consejos de las empresas energéticas. Son las llamadas  'puertas giratorias' que, por cierto, quedan fatal, ahora, con los precios de la luz disparados y las eléctricas, haciendo el agosto. Es lógico que surjan  ciertos interrogantes: ¿existe connivencia entre las grandes compañías energéticas y el poder político en España? Nadie lo puede asegurar; no hay pruebas. Dice Manuel Villoria que «eso está ahí.Tenemos la sospecha pero nunca ha podido demostrarse que haya habido llamadas que influyeran en algún tipo de decisiones». Villoria es catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos y uno de los principales expertos españoles en transparencia y corrupción. 
Las empresas eléctricas han puesto el grito en el cielo ante las medidas del Gobierno para abaratar el coste de la luz y recortar sus enormes beneficios. Si, además, el Ejecutivo encontrara la forma de terminar con las 'puertas giratorias', haría mucho más creíbles sus esfuerzos por ayudar al ciudadano medio a sobrellevar la crisis de la guerra de Putin. ¿No se les habrá ocurrido?