Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Inagotable estado de la confusión

29/11/2020

En el estado de confusión en el que vivimos últimamente se entiende poco, por no decir nada, la retahíla de anuncios sobre la inminente vacuna salvadora contra el coronavirus, la compra millonaria de dosis por la Unión Europea y el consiguiente reparto por países en función de su población. A lo que sumo yo que luego vendrá el consabido qué hay de lo mío por parte de las comunidades autónomas y el vaivén de acuerdos sin consensuar con suficiente antelación entre el Gobierno central y el conjunto de las administraciones autonómicas. Lo dicho. Cada día conocemos la aprobación de medidas que, lejos de generar confianza, agrandan el aturdimiento general.
A estas horas, la desescalada para llegar a Navidad es otro parto distócico. Un ejemplo más del proceso que se empeñan en liderar los políticos, enmudeciendo a los verdaderos expertos, cuando son los mejores portavoces para inocular la confianza que la población necesita ante el expectante escenario que se avecina de aquí al 24 de diciembre. 
En Castilla y León, por ejemplo, el portavoz de la Junta, Francisco Igea, ha calificado de éxito el hecho de que se hayan agotado las vacunas contra la gripe, porque eso significa que mucha gente se ha vacunado. Llevan unos días en los que ya solo se inyecta a mayores de 65 años ante la falta de dosis, cuando no hace tanto nos decían que era vital hacerlo todos y de forma adelantada para no coincidir con los posibles ingresos por culpa de la Covid. Luego no fue tal el adelanto e incluso tuvieron que paralizar el proceso porque no había unidades suficientes ni sitio donde guardarlas. Síntoma evidente de la improvisación con la que nos sorprenden cada día las autoridades públicas. Si se entrenan para ello, la realidad es que lo hacen y bien. Porque ahora nos comunican que ya se ha agotado el millón de dosis adquiridas y que, en caso de conseguir más, nos irán llamando. Quizá lo coherente hubiera sido medir bien todo eso y haber comentado desde el principio que las personas mayores de 65 años y las más vulnerables fueran las primeras en vacunarse contra la gripe, siguiendo una pauta más acorde a los recursos previstos. 
Ojalá todo este estado de la confusión sea solo un banco de pruebas pasajero antes de la verdadera prueba del algodón que va a significar la vacuna de la Covid, y que, no nos engañemos, será difícil que alcance al 70 por ciento de la población antes del próximo verano. 
Y créanme, si hay un sector aturdido en la Comunidad Autónoma ese es el de la hostelería, que asiste incrédulo a una especie de ejercicio funambulesco en vísperas del puente de diciembre en el que las medidas de restricción o las condiciones de apertura de los locales dibujan, a golpe de declaración pública, un zigzag en el agua difícil de retener en la memoria.
Debe ser causa, como digo, de la desorientación en la que nos movemos y que hace resbalar hasta al más bailón de los políticos.