Ahora que veo Soria desde la distancia obtengo una visión mas global y seguramente menos sesgada de nuestra ciudad, de nuestra provincia. Uno se da cuenta de la riqueza que disfrutamos en toda España, de las decenas de ‘lagunas negras’, de la riqueza y variedad gastronómica que hay en el territorio patrio. Pasa un poco como con los vinos y los quesos: ¿qué territorio español no hace en la actualidad caldos y quesos buenísimos y elaborados con una alta calidad? La diferencia yo creo que está en cómo se vende ese producto, ya sea gastronómico, artístico, turístico o de posibilidades deportivas o medioambientales. Y aquí es donde solemos fallar. Dedicamos más tiempo a mirarnos el ombligo que a explicar las bondades de nuestra tierra como producto diferenciado, porque poetas hay muchos (ninguno como Machado), arte en España ni te cuento, embutidos y pitanzas, en cualquier pueblito. Pero sería buen producto vender todos los nuestros juntos, pero no revueltos. Con elementos diferenciadores. Y que sirvan para dinamizar nuestra zona: la provincia de Soria como unidad turística. Es de alabar la campaña de los torreznos sorianos que ya los encontramos en cualquier sitio (¡hasta en Cádiz!).
No creo que descubra nada nuevo, pero me da la impresión que vamos a salto de mata y cada Administración y otros entes van cada uno a su bola. Se intentan campañas más o menos bien elaboradas, con spots más o menos atractivos, pero no veo conexión entre ellos. Es más, a veces huelen a rivalidad (sobre todo entre vecinos). Recuerdo el slogan que preparó Diputación Provincial en su tiempo que sí unía: el de Soria ni te la imaginas. Creo que ha llegado el momento de remar todos en la misma dirección, colaborando entre comarcas. Al fin y al cabo, la riqueza se reparte, la pobreza se comparte.