El Numancia jugó el sábado en Zaragoza uno de los mejores partidos, que yo recuerde, frente a uno de los equipos de los obligados a ascender. Por momentos parecía que el equipo rojillo jugaba como local por su dominio y por sus ocasiones, pero enseguida nos dimos cuenta que no se jugaba en casa, ya que en el campo no había ‘VAR’ y todo el mundo sabe que Soria es la ciudad con más bares por habitante del planeta. Al margen de bromas, es increíble que en un campo de la categoría y la historia del Zaragoza se estropee el sistema de vídeo arbitraje por la lluvia. No me quiero ni imaginar qué hubiese pasado si esto ocurre en los Pajaritos y el clarísimo penalti que le hicieron a Higinio hubiese sido a favor del equipo maño… ¡Vamos! Hubiese provocado el divorcio entre Isabel y Fernando e incluso estaríamos hablando de impugnación del partido y su consiguiente repetición. Pero como al final ganó el equipo que debía de ganar por decreto ley, pues no pasó nada.
Llovió mucho pero tampoco como para que un campo de la categoría del Zaragoza se inundara de esa manera y que a la postre nos privó de haber conseguido puntuar por un error infantil. Se quiso rasear el balón encima de un charco inmenso y entre que se frenó el balón, la indecisión entre el defensa y el portero y Noé que pasaba por allí con el arca, los delanteros maños se aprovecharon para marcar. Una pena, porque si no es por ese arrozal, seguramente, el Numancia no hubiese perdido en el ya bautizado campo de La Ro ‘Marea’. Pero, en fin, el Numancia que siga así y pese a todo, dando lecciones de humildad, trabajo y coraje. El sábado entre averías técnicas y la lluvia en un campo de los llamados ‘de Primera’, podríamos hablar de ‘Sin VAR el marino’. De ‘AlibaVAR y los 40 ladrones ya hablaremos en un futuro.