Carmen Hernández

Carmen Hernández

Periodista


Aquellos veranos

25/07/2020

Mi abuela decía que el calor, en Soria, duraba «de Santiago a Santa Ana y por la mañana» y, por eso, a los de aquí se nos reconoce fuera porque siempre salimos,en verano,con el jersey o la rebequita en el brazo en previsión de supuestos relentes que no existen fuera de este alto llano numantino. Nos reconocen por eso y por el saludo metonímico que empleamos entre nosotros a modo de contraseña cuando nos cruzamos con algún paisano en otras tierras: «Adiós, sanjuanero»...Pero claro, sin Fiestas de San Juan y con estos calores, Soria no parece Soria y empezamos a tener problemas de identidad. Ya no hay ni verbenas. Sobreviven el chorizo y la mantequilla pero no me sorprendería que sucumbiesen bajo el peso de alguna tesis enjundiosa sobre sus efectos en el colesterol. Ni siquiera los Borbón-Ortiz se comieron los torreznos que les regaló Fernando Arranz en la plaza Mayor y eso que son los Mejores del Mundo (los torreznos) y que ellos, los ‘royal’, están obligados a comer de todo y a decir que está buenísimo para no espantar a los turistas. Pues ni aun así.
Entre el cambio climático y la nueva normalidad, estamos un poco desnortados este verano.Y encima, el Numancia, a Segunda B; una catástrofe impensable en la etapa de Paco Rubio que hubiera removido Roma con Santiago, con San Saturio, con la Virgen del Mirón y con las 100.000 vírgenes si hiciera falta para encontrar las fuerza y las ayudas necesarias, vascas, seguramente. Pero si hasta desafió a los romanos a un partido aquí, en Soria, como revancha histórica por la  victoria de Escipión sobre nuestros antepasados arévacos.Pero no se atrevieron a venir.Una pena.
Me pregunto si, alguna vez, volveremos a la vieja normalidad pero, mientras dure esta,l a nueva, vamos a sacarle partido. A ver si ahora que están prohibidas las multitudes y las aglomeraciones, se produce ese gran silencio del que hablaba Azaña que nos permita pensar.