Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Reflexión

31/03/2020

La crisis actual, el confinamiento en casa, la falta de actividad externa, que, querámoslo o no, nos obliga a mirar hacia dentro y el descomunal cambio que todo esto ha producido en nuestras vidas nos lleva a reflexionar, y mucho, sobre lo que estábamos haciendo y lo que deberíamos hacer cuando acabe esta tragedia. Y si somos razonables, a introducir aquellas variaciones que nos conduzcan hacia una sociedad más justa, más solidaria y más pendiente de las personas que del dinero, las ganancias y la competitividad más salvaje. Una de esas reflexiones tendría que conducirnos al papel del mundo agrario, clave en esta tierra por su peso económico, tradición, cultura, forma de vida. ¡Ah! Y porque produce los alimentos que necesitamos ingerir a diario, sea en época de bonanza, bajo una pandemia, durante los diarios y los festivos, en plena actividad, en vacaciones. Los precisa, valga la perogrullada, ancianos, niños, hombres, mujeres y militares sin graduación. Hago este mínimo recordatorio porque, hasta ahora, parece que no le dábamos importancia al protagonismo de los agricultores y ganaderos en nuestra existencia. Eran invisibles. Sus problemas no nos concernían en exceso porque, a fin de cuentas, lo que ellos aportaban podíamos comprarlo en otros países. Para eso éramos una sociedad rica, pudiente, segura. Que traer patatas de Francia, arruinaba a los campesinos de aquí, bueno y ¿qué?; que la miel venía de China y la carne de Argentina y los lechazos de Australia y el queso de Holanda, pues, oiga, a mí que me cuenta. El coronavirus ha puesto las cosas en su sitio. Los paletos llorones son ahora héroes a los que también se aplaude por las tardes. Los destripaterrones de antaño son admirados hoy porque siguen yendo al campo a realizar las labores que mañana permitirán una cosecha que nos garantice lo que comemos tres veces al día. El Covid-19 puede aportarnos una lección imborrable: valorar al sector agrario como algo vital en nuestras vidas. Y como algo muy nuestro que tenemos que ensalzar, mantener y ver crecer. Y ayudar más de lo que lo hemos hecho hasta ahora.