Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Tontuna

06/01/2022

Pues hablando de calidades de carne, convendremos que la "chicha" de ministro ha perdido mucha en los últimos años en nuestra España apasionada. Un ministro debería tener más cualificación que otras muchas otros desempeños, pero en los dos o tres lustros podríamos inventariar ciertos ejemplares cuyas cualidades para el cargo no van más allá de su inclinación idiológica, su sexo o su procedencia.
Alberto Garzón parece ser uno de ellos: entretiene su tiempo con dinero ajeno metiéndose en líos para hacer como que hace, retorcer la dialéctica de los doctrinarios y rebozarse en el fango de la controversia. La carnaza del "Guardian" es su último giro de guión.
Pero esto no sería ni nuevo ni grave dadas las circunstancias en que se desenvuelve la política española. Lo que jamás pensé ver es la chabacana reacción del Gobierno del que forma parte, reputando como "personales" las opiniones vertidas en sus declaraciones. Este miserable arrebato de desamparo trasluce una interpretación tan insolvente de lo que es un gobierno y las garantías que debe ofrecer al ciudadano que da un poco de miedo considerar nuestra a orfandad ¿Un ministro en calidad de tal se expresa a título personal en declaraciones oficiales? ¿Cómo distinguiremos los ciudadanos las opiniones personales de las profesionales? ¿Se pueden tener opiniones personales sobre asuntos de gobierno que puedan ser expresadas por los cauces institucionales?.
La desnaturalización de la función pública nos lleva demasiado frecuentemente a olvidar que el gobierno de un país del tamaño y relevancia del nuestro deben estar en manos de personas cualificadas y que sus normas han de ser rigurosas e intachables. Pensar que un ministro anda de cháchara mientras habla como tal es perderle el respeto al contribuyente. Una tontuna.