Con el comienzo del año se hace conveniente echar un ojo al panorama político de nuestra provincia. Mucho ha cambiado si hacemos la comparativa de los anteriores congresos provinciales del PP y PSOE de hace cuatro años. Entonces Soria Ya sólo se manifestaba. En aquel entonces encontrábamos un PP en la UCI, con sus constantes vitales bajo mínimos, con una militancia en desbandada y unos votantes decepcionados. No gobernaban ni la Diputación ni prácticamente ningún municipio importante. El PSOE estaba pletórico con elecciones ganadas por primera vez en nuestra provincia, gobernando la Diputación y los principales pueblos. Carlos Martínez daba el relevo a su sucesor en medio de la euforia.
Pero llegaron las elecciones y los votos no dieron para mayorías absolutas en todos los sitios y gracias a una ingeniera de feria se perdió la Diputación, Langa y otros a cambio de pactos antinatura como el del Burgo de Osma. Nadie se responsabilizó. Así que ahora no se encuentra como su secretario general lo encontró, sino bastante peor.
Por si esto fuera poco, irrumpe Soria ¡Ya! con ese halo de victimismo que ha dado sus frutos en otras tierras y que seguramente tendrá en Soria su reflejo. Posiblemente arañarán un procurador y quién sabe si algún senador, y hay que mirar quién se quedará sin él. Vamos a tener un invierno entretenido, el futuro inmediato nos enseñará quién lo hizo bien y quién no. Y si no es pedir mucho, a ver si esta vez los que tienen que aprender se dan por enterados.