Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


“Somos idiotas”

21/07/2021

Simple, comprensible y contundente. Recojo la frase seca y lacerante que ha pronunciado este martes el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, con carga de autocrítica ante la ‘entrada triunfal’ de la quinta oleada de la pandemia de coronavirus, cuando nos las prometíamos tan felices.

La verdad es, donde esté el román paladín, que se quiten las expresiones ñoñas y absurdas con las que nos vienen obsequiando desde hace años muchos representantes públicos. No me refiero a bobaditas como poner todas las vocales finales a los sustantivos por aquello del falso lenguaje inclusivo, al estilo de Irene Montero, ni a ocurrencias como ‘matria’, por oposición a ‘patria’, que propugna Yolanda Díaz, parafraseando a la mismísima Virginia Woolf. Por cierto, el lío será monumental cuando se elimine el término ‘patrimonio’ y se sustituya por ‘matrimonio’. En ese momento, habrá que hablar con algún notario.

Y es que vivimos entre chorradas como pianos, como eso de llamar ‘carencia material severa’ a la pobreza, que lo he visto escrito mucho últimamente. Somos así de imbéciles o nos han hecho así de imbéciles. O ambas cosas a la vez.

Por eso, escuchar a Igea reconocer que somos ‘cortos de entendimiento y engreídos sin fundamento para ello’, dos de las acepciones de ‘idiota’ que recoge el Diccionario de la Real Academia, me reconcilia algo con el ser humano, incluida la parte que me toca de idiota y de humano.

Sencillamente, que la quinta oleada de la pandemia nos recuerde que ya lo hemos hecho mal otras cuatro veces hace que comparta de cabo a rabo que no hay una forma más directa de expresar lo que pergeñamos como sociedad, no solo por lo que a la Covid-19 se refiere, sino también a otros órdenes que marcan drásticamente nuestras vidas, entre ellos, la educación de nuestra descendencia, el cuidado del medio ambiente y el modelo productivo que nos arrastra al consumo indisciplinado.

No olvidaré nunca aquel 15 de marzo de 2020, cuando escuché al vicepresidente de la Junta dirigirse a la población con su grave tono alveopalatal para pedir urgentemente material sanitario de protección con el que poder luchar contra una enfermedad galopante y desbocada. Justo ahí, mucha gente despreocupada se dio cuenta de que aquello iba en serio.

Se conoce que mucha de esa gente ya lo ha olvidado. Así que, efectivamente, somos idiotas. Y de cojones.