Jesús Bachiller

Jesús Bachiller


Un escenario demográfico rescatado por la inmigración

26/02/2023

Pasada la coyuntura de la pandemia, con un claro impacto en la mortalidad y unos comportamientos demográficos excepcionales, adaptados a las circunstancias, los datos provisionales del año 2022 nos han vuelto a sorprender con un número de defunciones que no ha bajado tanto como se esperaba y una cifra de nacimientos que incluso sigue descendiendo respecto a los años de pandemia. Por el contrario, se detecta una importante recuperación de la inmigración extranjera, aunque las estadísticas solo sean del primer semestre, que viene a paliar el déficit del movimiento natural. Los nacimientos están en mínimos históricos -525- y las defunciones subieron un poco respecto a las de 2021 -1.271-, lo que supuso una pérdida de 746 habitantes por la sola diferencia entre ambos componentes naturales. El saldo migratorio, por su parte, se ha disparado en la primera mitad de 2022, gracias a la llegada de extranjeros. La migración interior ha vuelto a su situación tradicional, perdiendo 69 emigrantes. Pero el saldo migratorio exterior pulveriza todos los registros anteriores. En los seis primeros meses del año vinieron 822 inmigrantes, entre ellos un buen número de desplazados ucranianos, que iguala a los que llegaron en 2019, pero durante todo el año. En consecuencia, el saldo migratorio total fue de 753, que ya superan las pérdidas naturales de todo 2022. Esto explica que la población residente a 1 de julio de 2022 haya crecido un poco respecto a la de 1 de enero y alberga esperanzas de que el Padrón Municipal de este año pueda reflejar una pequeña recuperación de población en la provincia. Eso sí, con un porcentaje creciente de población extranjera -ya representa el 10%, con 100 nacionalidades diferentes-, lo que supone un reto para su integración y la gestión de barrios y municipios donde conviven ciudadanías y culturas distintas.
Los datos dejan varios debates sobre la mesa. Preocupa el hundimiento de la natalidad en España. Castilla y León es una de las pocas comunidades donde ha subido el número de nacimientos, gracias a los ascensos de Palencia, Valladolid y Salamanca. La Junta ha puesto en marcha una política clásica de apoyo a la natalidad, el Bono Nacimiento. Un incentivo de hasta 2.500 euros, aunque matizado por las desgravaciones en la Declaración de la Renta, que busca también dinamizar el comercio local, Pero conseguir que repunte la natalidad no es fácil. Nunca viene mal una ayuda, pero no por ella una familia va a tener nuevos hijos. Influyen más otros factores como el de la precariedad laboral y, especialmente, el hecho de que sea a partir del primer hijo cuando se dispara la brecha de género en este país.
El repunte de la inmigración es un fenómeno general en toda España, aunque con distinto significado según comunidades. La inmigración compensó sobradamente el saldo natural negativo de la población española. No así en Castilla y León, que, además, es junto con Extremadura la que sigue llevando el peso de la migración interior, con la pérdida de 666 personas, sobre todo jóvenes.
En lo que va de siglo, Castilla y León sigue perdiendo población desde que alcanzó el techo en 2010. Pero hay una sustancial diferencia entre el este y el oeste de la Comunidad, que alimenta el debate sobre la demanda de ayudas. León perdió más de un 10% de sus efectivos y Zamora casi un 18%. Salamanca dejó un 7% de su población y Palencia más de un 10%. Soria ha perdido solo un 3%, manteniéndose por encima de la media regional. Pero frente a los 450.000 habitantes que tiene León o los 325.000 de Salamanca, nuestra provincia es la más despoblada con tan solo 88.377 personas empadronadas.
Los datos, en resumen, siguen mostrando una dinámica poco positiva. La despoblación es un fenómeno complejo, en el que interactúan multitud de factores, cuya concurrencia nos puede conducir a un círculo vicioso de difícil salida sin apoyo exterior. Pero creemos que debe cambiarse ese discurso victimista, tan arraigado en la provincia, por otro en positivo, que ponga en valor las potencialidades que tenemos y actúe políticamente contra los estrangulamientos que frenan nuestro desarrollo.