Diego Izco

TIEMPO MUERTO

Diego Izco

Periodista especializado en información deportiva


Cambios

11/09/2020

El máximo peligro de dar con la tecla del éxito es pensar que esa tecla va a funcionar eternamente y, en consecuencia, no mover un dedo a pesar de que todas las señales te inviten por activa y pasiva a hacerlo. Creerse, en definitiva y en el caso del Barça, que podrás jugar eternamente un elegante y majestuoso 4-3-3, que siempre dominarás la pelota mejor que tu enemigo, que la presión alta será dogma de fe…

Repetir consignas como mantras, tomarse el cruyffismo como una religión y no como un punto de partida hacia un juego global, es lo que ha llevado al Barça a perder un lustro de evolución futbolística. Desde la salida de Xavi, Iniesta, Puyol, etcétera… y la obligada complacencia de sucesivos entrenadores con Messi y su nula participación defensiva.

Koeman fue el brazo de Cruyff sobre el césped. Central holandés con cadera de escayola pero impecable salida y majestuoso golpeo. Muchas veces, bulto sospechoso en una línea de tres. El aprendizaje fue directo (aprovechar tus recursos al máximo) y lo primero que ha hecho ha sido darle una patada en la nuez al 4-3-3. ¡Anatema!, braman los 'popes' de la pureza culé cuando aseguran que el Barça jugará en 4-2-3-1. Como si todos, a estas alturas del guión, no supiéramos que da igual, como si juegas con tres laterales zurdos o seis pivotes defensivos mientras ganes, ganes y vuelvas a ganar y levantes títulos.

El nuevo técnico azulgrana busca ponerle freno a esa caída en barrena, a ese distanciamiento del lánguido y pausadísimo Barça con el nuevo fútbol ganador en el que la preparación física permite plantear partidos con un ritmo asfixiante. A Koeman le han traído para hacer cambios, incluso a riesgo de destrozar esa tecla con la que se levantaron muchos títulos… pero ya no suena.