Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


La noche más larga del año

23/12/2021

Acabo de recoger el calendario que el Ayuntamiento de Soria regala a los vecinos. No soy de calendarios, porque me aterra apretujar la vida, las emociones y los pensamientos en un recuadro con un número en negro o en rojo. Acabamos de pasar la noche más larga del año y pienso como Einstein que el tiempo es relativo. También pienso que es efímero. Me encantan las palabras esdrújulas. Tienen fuerza. Tienen un poso poético que no encuentro en las graves y las llanas. Pienso en que el tiempo es oro y en que el tiempo no vuelve. Pienso que veinte años no es nada y que hay que dar tiempo al tiempo. 
Aunque no me gustan los calendarios me hago con el del Ayuntamiento desde que hace unos años incluye fotografías antiguas locales para adornar los doce meses. Me entretengo un buen rato con cada imagen. Es como viajar en el tiempo sin moverte del sitio. Hay una en concreto que me ha encantado, se trata de un grupo de operarias de la fábrica de géneros de punto y algodón. Está tomada en los años 20 en una especie de patio con hierbajos. Yo que identifico esa década con las palabras felices y locos; observo los rostros de las catorce mujeres, sus poses y sus indumentarias, y esas dos palabras se desvanecen. Solo una de ellas esboza media sonrisa. Las demás están serias. O tristes. O las dos cosas. Es cierto que en aquella época la fotografía todavía no era una disciplina artística y la sonrisa no tenía cabida. Pero no hace falta sonreír con la boca, la mirada también sabe sonreír. Todas son mujeres jóvenes, menos una que además va enlutada. Es la única que no mira a la cámara. Está de pie. Apoyando sus manos en una banqueta y mira sus manos y la banqueta. O quizás no mira nada. Quizás solo piensa. 
Me pongo a buscar fotografías de mujeres de la misma época, de esos felices y locos años 20, de otras ciudades y de otros países. Las comparaciones son odiosas, pero al cotejar a las catorce operarias del calendario con las féminas que encuentro en internet, parece obvio que en Soria siempre hemos vivido a otro ritmo. En el patio con hierbajos no se atisba ni una pizca de esos años de charleston, peinados a lo garçon, ni largos collares de perlas de varias vueltas. Bien es cierto que la fotografía se toma en plena jornada laboral, pero observo otras imágenes del calendario de céntricas calles sorianas de la misma época y los transeúntes tampoco parecen morirse de alegría. Da la sensación de que se quedaron atrapados en el pasado. Como si las hojas del calendario de aquellos tiempos no hubieran sido arrancadas. Como si se hubieran quedado agazapados en la noche más larga del año. 
Ha transcurrido un siglo y en esta provincia seguimos a nuestro peculiar ritmo. Al trantrán. Este calendario de 2022 que nos devuelve a nuestros antepasados en blanco y negro nos sirve para reconocer nuestra deuda histórica en tiempos remotos.