Este próximo domingo (presuntamente) tendremos nuevos gobiernos locales y regionales, que unidos al nacional, completaran el ciclo de la temporada electoral primavera/verano en España. Entonces tendremos (supuestamente) renovadas todas las instituciones, listas para gobernarnos (eventualmente). Estos procesos electorales son el final (hipotéticamente) de una inacabable campaña electoral cuyo remate sería la instalación de un Gobierno en La Moncloa y otro teatro más en Madrid, en concreto en la Carrera de San Jerónimo, donde los leones. Y por añadidura, ayuntamientos, diputaciones y comunidades harán valer sus reales, tanto en la versión original como las posibles opciones de camuflaje que no faltarán.
Días antes de que se produzca todo esto, conocemos un informe de Seopan que evidencia un retraso de hasta 26 años en nuestra Comunidad en lo relativo a infraestructuras prioritarias. Toda una generación. Y no somos de los peores: otras regiones están mucho peor. Hablamos sobre todo de carreteras, pero también de puentes y embalses. Las inversiones esenciales han sido las grandes paganas de la crisis del 2008 y siguientes y es de imaginar que seguiremos atando los perros con longaniza porque vienen curvas.
El tiempo pasa muy rápido. Los gobiernos duran muy poco. La faceta postural se prioriza sobre el fondo. Las generaciones se suceden sin solución de continuidad. Las necesidades de medio plazo pasan desapercibidas en el corto plazo y nos acostumbramos a obras interminables y carencias sin resolver.
Así que el deseo principal ya para el domingo y siguientes es vista al frente, luces largas, ideas de proyección de futuro y sobre todo, altura de miras. La política vale si sirve. Pero el politiqueo ha dejado de ser barato y ha pasado a ser un riesgo. Suerte este domingo para todos los paisanos.