José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Tirar el dinero

03/12/2022

Empezaré por el final.  Jamás me plantee mi entrada en política, aunque tuve tentaciones porque, si ya es complicado aguantar a un jefe, resultaría insoportable tener varios miles si eres alcalde o millones si ocupas un escaño en el Congreso. La razón por la que este agobio no alcanza a la mayoría de los que sí se atreven a dar ese paso, es que sólo contemplan la parte buena del asunto, y de manera totalmente estúpida, dan por hecho de que quien alcanza los cargos que dan las urnas, o el dedo, se convierten en la élite que sobrevuela sobre todos los demás.
En este punto de mis reflexiones no serán pocos entre ustedes, amigos lectores, los que consideren que, a efectos prácticos, los electos o designados son los jefes y nosotros sus humildes lacayos. Si lo asumimos así, estamos jodidos. Con perdón. Nuestros autoproclamados dirigentes, suelen empezar con buen pie en su municipio, en la Diputación o en instancias superiores, pero no tardan en percatarse de que el cargo es un chollo y sus complicaciones subsanables con cualquier parche. Veamos algún ejemplo. Existe, sin duda, una conciencia colectiva en la provincia de Soria, al respecto de la deriva poblacional que, según muchos, nos lleva a un abismo vacío. O casi. Presionados por la evidencia, los procuradores de las Cortes Autonómicas aprueban un Plan Soria, que ya tiene varios años de vigencia pero con los resultados lamentables que evidencian los datos del INE, Instituto Nacional de Estadística. Ya no hay duda de que 'chorradas' como el cheque bebé son inútiles por razones evidentes; nadie toma la decisión de procrear por un regalito de 800 o mil euros por cada churumbel que traiga al mundo. Pero hete aquí que los populares, ahora en el gobierno de la Diputación de Soria, persisten en el error cometido por sus antecesores socialistas. Eso sí. El dinero hay que gastarlo en el comercio de Soria que, al fin resulta ser el beneficiario final de la operación repobladora que se pretendía. Ahí está el parche y la evidencia de que, a la exigencia de fondos y más fondos a administraciones con presupuestos golosos, sucede una gestión penosa de los mismos. Básicamente porque no se sabe qué hacer con ellos. Hay plazos que cumplir, mucha documentación que gestionar y escasa agilidad en las oficinas públicas. Casi todo el mundo intuye que la despoblación sólo se combate con una dinamización de sectores económicos sólidos, pero los megaproyectos siguen fracasando, las diferenciaciones fiscales, que parecían la última esperanza, son escasas y tantos los que se apuntan a ellas que, al final no van a servir para nada.
Por eso no soy político, porque no soportaría a gente como yo.