Antonio Pérez Henares

LA MAREA

Antonio Pérez Henares

Escritor y periodista. Analista político


¿Por qué amamos a Nadal?

09/09/2019

Es sin duda uno de los más grandes, sino el que más, de la historia del deporte español. Sus éxitos llevan más de una década acompañándonos y haciéndonos vibrar, y también sufrir, con él. Su esfuerzo, constancia, sus resurrecciones y su impresionante capacidad de resistencia y voluntad de no rendirse jamás lo hacen admirable. Pero no sólo es eso. Ahí algo más, algo que trasciende el deporte y el triunfo por lo que Rafa Nadal es querido por tantos y que muchos lo sientan y entiendan como algo propio, alguien con quien, sin haber cruzado palabra con él, se alegra con sus victorias y sufre con sus derrotas. 
¿Por qué amamos a Nadal? Pues más allá de sus triunfos, su tesón contra la adversidad y su humildad inaudita en medio de tanta soberbia y fatuidad, por cosas como las que protagonizó en la noche del domingo tras ganar su cuarto USA Open (y su 19 Grand Slam). Se dirigió al público primero en inglés, como era preceptivo y de cajón, pero para finalizar lo hizo en español, como muestra de hermandad, respeto y propia identidad con los muchos hispanos de EEUU presentes allí o los millones que lo veían por TV. Y la pista central neoyorkina, la Arthur Ase se vino literalmente abajo en un aplauso ensordecedor. 
No es la primera que el tenista tiene esos gestos ni la última será, pues con total naturalidad expone con humilde orgullo sus señas de identidad, su normalidad sencilla que en la impostada anormalidad cotidiana reluce de manera especial. En Nueva York lo hizo y con ello hizo más por nuestra lengua, que es mundial, compartida por 600 millones de personas en el Planeta, por nuestra cultura, pues qué si no es el idioma, la piedra angular de una cultura, que por ejemplo ha hecho ese sectario ultraizquierdista ahora director del Cervantes que no solo la desdeña sino que rechazó que el español pudiera exhibirse como una seña esencial de la Marca España. ¿Cabe mayor estupidez?. 
El español, así se le nombra en el mundo, castellano en la España en que nació, avanza con enorme rapidez, tanto como aquí es atacado, despreciado y perseguido por nacionalismos retrógrados y regionalismos paletos, pero no es menos cierto que aumenta el ataque sobre toda nuestra huella y nuestra historia particularmente en aquel continente que fue descubierto por nuestros antepasados y hoy es parte esencial y muy mayoritaria de la hispanidad. A quienes nos quieren borrar no les falta además ayuda desde aquí pues los autodenominados progresistas, en especial la facción morada, se han convertido en lo mayores impulsores de la Leyenda Negra y en los mayores odiadores de cualquier símbolo o recuerdo que dé testimonio de nuestra presencia allí. 
Por eso, por ser con toda naturalidad español, amamos a Rafa Nadal.