José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Nadie tiene ni idea, yo tampoco

22/01/2020

No tardarán, los responsables de la Junta de Castilla y león, en atribuirse el mérito del exiguo crecimiento demográfico que acredita el Instituto Nacional de Estadística en la provincia de Soria. Si tuvieron el desparpajo de relacionar los datos del paro con el Plan Soria, cuando apenas se había iniciado, les creo capaces de cualquier cosa. Entretanto seguimos a la espera de que el citado ‘plan’ tenga una segunda parte y que el Gobierno de España se aplique a la tarea de hacer algo, ya veremos qué, para cumplir con los compromisos con la España vaciada.
A estas alturas de la película nos cuesta mucho creer en las expectativas que los protagonistas gubernamentales han alimentado. Si algo caracteriza a la ciudadanía soriana es su carácter receloso y escaldado en el agua hirviendo de las decepciones. Pero no es eso lo peor. Lo malo es que aún no he detectado, pese a la miríada de estudios, seminarios congreso y demás que se han hecho sobre la despoblación, alguna propuesta original que vaya más allá de intentar atraer industria, llegar a todas partes con internet   o hacer que los críos, en lugar de llegar con un pan debajo del brazo, como se decía antes, lo hagan con 1.000 euros que afora la Diputación en un programa tan complicado que sale más caro mantener su burocracia que aportar los cheques bebé a sus afortunados padres. 
La desertización de determinados territorios obedece a cambios radicales en la estructura social, de producción y de consumo, que no es posible cambiar de golpe. Igual que la riqueza de la Mesta mantenía una población razonable en las Tierras Altas sorianas o la revolución industrial llenó de gente las cuencas mineras, la que estamos viviendo ahora no sabemos todavía lo que nos depara, pero sí que es una revolución tecnológica. Va tan deprisa que produce vértigo. Hasta las películas futuristas, se quedan obsoletas en poco tiempo.
Quizá en un horizonte no muy remoto, la organización territorial diferenciará los espacios vitales para el hombre, con líneas o barreras mucho mas definidas para separar las zonas de residencia, de las de producción y de las ocio, quien sabe si manteniendo reservas naturales, vedadas a los hombres para evitar su deterioro a fin de que sigan generando oxígeno y otros elementos vitales. 
Creo que ya estoy desvariando, pero si estas elucubraciones tuvieran algún fundamento, créanme que apostaría a que Soria formaría parte de ese sector. No se me asusten, pero ahora todo es posible, incluso una desertización demográfica forzada aquí, donde nos desvivimos durante décadas para que llegara más gente.