Jesús Bachiller

Jesús Bachiller


La hora de los alcaldes

19/11/2022

Con independencia de la decisiva influencia que la política general ejerce sobre el devenir de las poblaciones rurales, los alcaldes son actores políticos de vital importancia para el futuro de sus municipios. La gestión de un alcalde puede marcar diferencias sustanciales en la dinámica de un pueblo, simplemente con crear o no un marco de acogida atractivo. Conocemos las grandes diferencias en potencialidades de unos municipios a otros, según innumerables variables (tamaño, recursos, situación respecto a las infraestructuras, proximidad a centros urbanos, etc.). Pero no siempre municipios más grandes y mejor comunicados ofrecen mayor dinamismo social que otros colindantes más pequeños y con menos recursos. Ejemplos no faltan en nuestra provincia. Todos conocemos la influencia que ejerce Soria capital sobre su entorno; sin embargo, la evolución de las poblaciones rurales situadas en esa área de atracción ofrece resultados heterogéneos. Unas han iniciado una trayectoria en positivo, ganando población, mientras otras han acelerado su sangría demográfica. Un panorama diverso en un espacio que se ve comúnmente beneficiado o perjudicado por la proximidad a la capital. 
¿Por qué sucede esto? ¿Qué factores intervienen para determinar que un pueblo progrese y otro se quede atrás? Pueden influir factores internos, pero hay uno clave que posibilita todos los demás. Ese es la figura del alcalde. Hay pueblos donde los propios vecinos rechazan que llegue gente extraña o incluso pobladores de fuera que se oponen a cualquier desarrollo que amenace su pequeño edén. En otros, el alcalde no vive en el municipio donde fue elegido, evidenciándose un déficit en el contacto con la realidad, que condiciona la acción de gobierno. Otros, en cambio, desarrollan la imaginación y la iniciativa, y tratan de idear proyectos propios que puedan dinamizar el pueblo, en los más diversos ámbitos: deportivo, cultural, turístico, industrial, residencial, etc. Para ello buscan un consenso con los vecinos, implican a la población vinculada, impulsan asociaciones, subvencionan actividades, facilitan iniciativas económicas, culturales o sociales, tratan de mejorar los servicios, incentivan el teletrabajo, intentan llegar a acuerdos con las poblaciones colindantes para forjar proyectos comunes, generan, en definitiva, una dinámica positiva que favorezca la convivencia y las condiciones de vida del pueblo. Así, consiguen que se instalen pequeños negocios relacionados con la albañilería, pintura, talleres mecánicos, algunos servicios, etc., o que lleguen nuevos pobladores.
Las energías renovables están agrandando las desigualdades entre los municipios, por la disposición o no de condiciones para la presencia de estas tecnologías. Sin entrar en el debate sobre la necesidad de su ordenación en el territorio, muchos municipios reciben cuantiosos ingresos por ese tipo de instalaciones. En estas situaciones, la figura del alcalde se refuerza más si cabe, en la medida que pueda intentar hacer cosas diferentes, más acordes con las potencialidades del pueblo, que vayan más allá de la tradicional construcción de frontones o pistas de pádel.
Castilla y León es una comunidad muy municipalista. Los alcaldes son muy importantes para el desarrollo del medio rural y merecerían un mayor apoyo de la administración regional. Se acercan las elecciones locales y los partidos tratan de presentar candidaturas en el mayor número de municipios. A los partidos tradicionales parece sumarse la plataforma Soria Ya, que quiere participar también en estos comicios, después del magnífico resultado electoral de las autonómicas. La realidad, sin embargo, es que se acusa una falta de liderazgo, de gente que quiera comprometerse con la gestión de su municipio. No es fácil. Ya sabemos que en los pueblos se vota a las personas más que a las siglas y que cuanto más pequeña es la población más primarias y complejas son las relaciones sociales. Al final, resulta una tarea ardua, sacrificada, poco reconocida y sometida muchas veces a todo tipo de críticas y descalificaciones. Pero hay que seguir reivindicando la figura del alcalde. Se habla de la importancia de las conexiones a internet o de las desgravaciones fiscales para el futuro del medio rural; la realidad es que nadie va a venir si en el pueblo no se dan unas condiciones atractivas para las inversiones y las personas. Y para ello los alcaldes tienen mucho que decir.