Victoria Lafora

Victoria Lafora


Primer acto de campaña

14/09/2019

Uno detrás de otro, intentando no coincidir, Casado, Rivera y Pedro Sánchez se han dejado ver en la zona devastada por las inundaciones de Alicante y Murcia. Acompañados de cámaras de televisión y mostrando la lógica preocupación en sus charlas retrasmitidas con los afectados, han dado el primer paso de la próxima campaña electoral. Ellos se van y los vecinos siguen achicando agua y, a lo peor, la imposibilidad de un pacto que dé lugar a un nuevo Gobierno retrasa la ayuda económica imprescindible para recuperar la actividad en la zona o aliviar el destrozo en vivienda y enseres.

Los presidentes autonómicos, ahogados (en sentido metafórico) por la falta de liquidez  -ya que la falta de presupuestos impide la financiación de las Comunidades-, han aprovechado para recordar que si no tienen fondos para pagar la educación y la sanidad mal van a poder hacer frente a esta catástrofe. Muchos de los afectados estarán recordando ahora, porque les cae muy cerca geográficamente, el abandono padecido por los vecinos de Lorca, en Murcia, tras el terremoto que destruyó parte del casco urbano. Todo fueron buenas palabras en las visitas de los políticos de entonces, pero muchos años después seguían viviendo en casas prefabricadas y las prometidas ayudas no llegaban.

Casado, con gesto contrito, declaró que la ayuda a los afectados está por encima de las siglas de los partidos. Pero, ¿hay algo en este país que esté por encima de los intereses partidistas? No lo parece,  cuando que  van a convocar por cuarta vez a los ciudadanos a las urnas en cuatro años. Porque la lucha contra el cambio climático, que según los expertos estaría detrás de la extrema virulencia de esta "gota fría", es una de las asignaturas pendientes del  próximo Ejecutivo.

Los alcaldes de las localidades afectadas se quejan de la falta de presupuesto para limpiar cuencas secas, torrenteras y rieras. Es verdad que la crecida espectacular del rio Segura, arrastrando toneladas de cañas y vegetación seca,  aumentaba el riesgo de desbordamiento al atascar los puentes de la ciudad. Pero la magnitud de las trombas de agua,  nunca vista antes y con cantidades que han superado los cuatrocientos litros por metro cuadrado en algunos sitios, se llevaba todo por delante. Y lo malo es que estos fenómenos climáticos adversos se van a producir con mayor frecuencia en esa zona concreta de España. Porque el calentamiento de la atmosfera hace que el  Mediterráneo, con más temperatura de la normal, evapore mucha agua que, con una gota fría en capas altas, provoque lluvias torrenciales. La parálisis en la administración del Estado por falta de Gobierno afecta no solo a la modificación de leyes obsoletas, a las imprescindibles partidas para fines sociales, a la inversión pública que frene la desaceleración económica en ciernes, también a la necesidad de afrontar las gravísimas secuelas de un cambio climático cada vez más evidente en la vida cotidiana. Y, cómo no, para ayudar a los afectados de forma urgente y eficaz.