Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Falta dignidad

12/09/2020

Que Pedro Sánchez es un hombre que se encuentra cómodo en la mentira y el engaño se sabía desde la hora siguiente de ganar las elecciones, cuando llamó a Pablo Iglesias para acordar un gobierno con aquel del que decía que jamás gobernaría porque solo de pensarlo perdía el sueño. Millones de españoles no habrían votado a Sánchez si supieran que formaría una coalición con Podemos.

Asumido que teníamos un presidente sin palabra, quedaba todavía mucho por descubrir: ministros que anunciaban iniciativas que desmentía a continuación otro compañero, promesas de ayuda económica que daban esperanzas a quienes al poco comprendían que no les llegaría ni un duro, humillaciones públicas a personas de su entorno más cercano, ocultación de datos a miembros destacados de su equipo, utilización del CIS para intereses electorales, asalto a las instituciones del Estado colocando al frente de ellas a personas de su cuerda pero con falta total de experiencia, utilización torticera de la figura del Rey Juan Carlos para abundar en el sentimiento republicano, jueguecito innoble de ahora sí ahora no con partidos de la oposición en función de sus conveniencias… por no hablar de su pésima gestión de gobierno, que ha llevado a los españoles a una situación angustiosa en lo sanitario y lo laboral.

Cuando formó su equipo de gobierno, algunos de los nombramientos de Sánchez provocaron cierta tranquilidad a pesar del pacto con Iglesias, porque se trataba de personas con una trayectoria profesional y ética indiscutible.

Pasado el tiempo, comprobado sobradamente que el presidente no es persona fiable, que comete fechorías que no son delito pero que se les parece, que trata a sus interlocutores en función de si les pueden ser útiles en algún momento, que ningunea a cercanos y a ajenos incluso hasta la humillación, que expresa dolor por el suicidio de un etarra, que no dedica un minuto a los que se habían creído su salario mínimo vital y renunciaron a otras subvenciones para quedarse finalmente sin nada, cuando trata a Arrimadas con absoluto desprecio, cuando acusa al PP de inconstitucional y lo contrapone a Podemos como ejemplo de respeto a la Constitución, cuando traslada a Pablo Iglesias decisiones importantes que un vicepresidente debería conocer…. Cuando ocurre todo eso, no se comprende que quiera mantenerse en sus cargos aquella media docena de personalidades que infundían tanto respeto. Incluso aplauden a Sánchez en el Congreso, con un servilismo que ofende a quienes creyeron en su biografía intachable.

Cuando todo eso ocurre, se plantea uno dónde está la honorabilidad de los que bailan el agua a un presidente que no merece elogio. Se comprende que les repugne ideológicamente el PP, pero más tendría que repugnarles algunos de los socios del presidente y que él mismo haga suyas determinadas actitudes que no son aceptables.

Un sillón ministerial no justifica que personas de reconocido prestigio no defiendan con uñas y dientes su autoestima y su dignidad personal.