Por fin terminó el tortuoso camino lleno de cambios y dudas de Benito Serrano, el presidente del PP. Su primera opción fue José Manuel Hernando, actual senador, una persona competente que renunció a la oferta porque le negaron la posibilidad de hacer la lista. La segunda opción fue Javier Muñoz Remacha, actual portavoz, una difícil labor que le cayó de rebote ante la dimisión y la espantada de la lista; también fue descartado por «conceder entrevistas antes de haber sido ratificado». Sorprende que dar una entrevista anule los méritos por los que se le consideraba idóneo. Después aparecieron más nombres hasta que Benito Serrano tomó la decisión personal y exclusiva (me aseguran que los cargos directivos del partido se enteraron de la elección como candidata de Belén Izquierdo pocos minutos antes de la rueda de prensa en que se hizo pública). Afiliados del partido me han comentado sus dudas de que el presidente no haya podido encontrar dentro lo que fue a buscar fuera. No ha sido una decisión de partido, aunque haya sido ratificada después por los comités correspondientes. 
A pesar del ocultismo en el confuso proceso, hay que dar la bienvenida a la candidata. Viene avalada por una buena trayectoria profesional y merece respeto por asumir la responsabilidad de luchar, dedicar tiempo (a costa de su familia) e ilusión a mejorar la vida de los demás. Los puestos políticos producen alegrías y sinsabores y no siempre son reconocidos. Y es bueno que haya personas que se lancen al ruedo cuando ya han triunfado con anterioridad; ya hay suficientes que sin haber pisado la arena, se dedican a pontificar desde el tendido cómo se debe torear. Le deseo mucha suerte, como a los demás candidatos.
La candidata quiere «crear una ciudad de sus ciudadanos», «lograr  una ciudad con mayor tejido empresarial, más población y evitar el éxodo juvenil» y «cambiar Soria a mejor». Me parecen unos estupendos deseos, los mismos que hemos tenido todos los concejales anteriores. Y pretende conseguirlo con «trabajo, ilusión, alegría y dialogo»; las mismas herramientas con las que hemos actuado los anteriores. No conseguimos todos esos objetivos, pero no hemos dejado asuntos «horribles y horrorosos» en el Ayuntamiento ¡Ojalá tenga más suerte! También me llama la atención que declare que ya tiene pensados muchos nombres aunque no haya decidido en qué orden irán en la lista y que va a haber sorpresas con personas de su máxima confianza y fuera del ámbito de la política. ¿Quiere decir que podrá confeccionar la lista con total libertad? ¿Le dejarán hacer lo que no dejaron hacer a José Manuel?
Algo ingenua me ha parecido la afirmación de «haber llegado a la candidatura arropada por todo el partido». Me consta que ha decepcionado la declaración de que su ideología es el «sentido común», que no es una ideología, es una cualidad. El tiempo da y quita razones y las urnas dictarán sentencia. Veremos en la noche de las elecciones si la apuesta ha sido la correcta o un tremendo error; sabremos si se han conseguido los objetivos soñados (mayoría absoluta) y el control de la Diputación. Esa noche veremos a un PP exultante celebrando su éxito o a una serie de caras largas buscando explicar lo inexplicable con peregrinos razonamientos (en España las elecciones no se pierden, se explican). Lo que no veremos, en este segundo caso, serán dimisiones, aunque algunas personas verán peligrar sus opciones para ir al Senado.