Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Tiempo

06/11/2020

Vamos ya para ocho meses. Tiempo de contar el tiempo. El tiempo que falta para que acabe la pandemia. El tiempo que necesitamos para apagar las voces de políticos que utilizan virus, enfermos y muertos para mantener sus sillones. El tiempo que nos quitan de un sitio para añadirlo en otro. El tiempo que nos sobra para hacer memoria del tiempo. Tiempo para documentarnos sobre la anterior pandemia mundial, la de la gripe española, que entre 1918 y 1920 se llevó por delante la vida de 50 millones de personas en todo el mundo. El contagio terminó cuando la sociedad acabó por desarrollar una inmunidad colectiva. No hubo tratamiento ni vacunas que erradicaran el virus de la gripe. Ahora tenemos tiempo para sacar los colores a los que comparan aquellos tiempos con los tiempos de la COVID. Como si en estos cien años de diferencia el tiempo se hubiera detenido. En este siglo de pandemia a pandemia se ha descubierto la penicilina, se ha inventado la quimioterapia y la medicina nuclear, se realizan trasplantes humanos a diario, el hombre ha viajado a la luna, se crea vida en probetas, se han clonado ovejas, se puede mantener vida artificial durante años, hemos visto nacer internet y se ha descubierto la terapia contra el SIDA. Han pasado exactamente 92 años desde que Alexander Fleming descubrió  la penicilina y comenzaron a fabricarse los antibióticos, 78 desde que Louis Goodman y Alfred Gilman realizaron el primer estudio clínico con gas mostaza para aplicar tratamientos de quimioterapia que permiten acabar con el cáncer, 53 desde que se efectuó el primer trasplante de corazón, 51 desde que el hombre viajó a la luna, 48 desde que se puede mantener con vida  de manera artificial a un ser humano en estado vegetativo, 42 desde que nació la primera niña probeta, Louise Brown. Han pasado 37 años desde que navegamos por internet alternando nuestra vida real y presencial con la virtual, 33 desde que se descubrió el tratamiento contra el SIDA y 23 años desde que se clonó una oveja a partir de una célula adulta, Dolly la llamaron.
Podemos ir sumando mejoras científicas, sanitarias y tecnológicas. Y cuando acaben su particular lista de inventos, descubrimientos y  mejoras sociales y sanitarias que alguien me responda a las preguntas que me rondan desde hace tiempo: ¿en serio que hemos sido capaces de todos estos avances y en siete meses ningún investigador o científico no ha encontrado un tratamiento? ¿En serio que después de siete meses y con la segunda oleada desescalando a la inversa el mejor remedio es, como hace cien años, el confinamiento? ¿En serio la pandemia de la COVID acabará como la de la gripe española, por  inmunidad? Es realmente desolador pensar que por encima de la vida de los seres humanos haya intereses de diversa índole.