Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Mantequilla a paladas

07/10/2020

Que Castilla y León ‘is different’ lo saben hasta en la China, aunque luego los asiáticos que vienen a estudiar español acaben eligiendo Barcelona en vez de Salamanca o Valladolid. Aquí, por lo visto, somos recios, poco dados al sobresalto y a la disputa. O sea, lo que se dice, unos bien mandaos. Recuerdo todavía las palabras de un alto dirigente empresarial procedente del País Vasco que, tras dos años de recorrido profesional por tierras castellanas y leonesas, confesaba que en este territorio, además de aire puro y buenas viandas, podías triunfar mientras no metieras mucho ruido y no molestaras a los próceres de la cosa púbica. Y, créanme, algo de ello debe haber.

En la Junta hay dos partidos que gobiernan en coalición y ya pueden llover chuzos que aquí no va a suceder lo que pasa en Madrid, a pesar de ser los mismos partidos los que también mandan en esa Comunidad, o sea, el PP y Ciudadanos. Mientras Aguado y Ayuso han abierto las hostilidades, en Castilla y León sus homónimos Igea y Mañueco se cuidan muy mucho de caer en esas tentaciones. Y fíjense que uno piensa que mala cosa es dos gallos en un mismo gallinero, pero, a lo que se ve, hasta en eso somos diferentes por estos lares. Escuchaba recientemente al vicepresidente Francisco Igea defender las medidas restrictivas por la pandemia en un programa de una televisión nacional y, por momentos, creí que no solo era el supuesto lugarteniente de Fernández Mañueco en el Ejecutivo autonómico, sino que también lo era en el propio Partido Popular de Castilla y León. Las referencias y las mutuas loas son constantes y, ¡coño!, hasta pensándolo bien, así debería ser siempre por el bien de todos los administrados. Sin embargo, no sé por qué me da en la nariz que ese exacerbado gusto por la mantequilla no es tanto por el bien suyo y el mío, sino por el porvenir político y la propia supervivencia institucional de quienes la untan a paladas.

Aquí, como les digo, debemos estar hechos de otra pasta, de esa que no se pega nunca al fondo de la cazuela porque va bien surtida de materia antioxidante.