Carlos Lafuente

Carlos Lafuente

Trabajador de la Función Pública


La segunda transición

03/01/2020

Hace años que el Estado español eligió una transición, un proceso de gran calado sustentado en el diálogo y la pluralidad. Lo hizo sin ruptura. Todos actuaron con un objetivo: acabar con la dictadura y que los ciudadanos vivieran en libertad. El ahora tan querido Adolfo Suárez, entonces denostado y criticado por haberse echado en brazos de rojos y comunistas (como ahora Pedro Sánchez), optó por la reforma para transitar de una dictadura a la democracia plena. Y ello significó que las izquierdas y todos los reprimidos por el régimen, que no éramos pocos,  descartamos juzgar a los colaboradores activos de la dictadura, que no eran pocos. Fue un acto de mesura y generosidad. Los líderes tuvieron altura de miras y se pusieron manos a la obra en la elaboración de una Constitución: la nuestra. Y así se reconoció una diversidad territorial: las autonomías. Ocurre que ahora tenemos otra grave crisis en España con territorios que buscan una identidad más allá de esas autonomías y que las acciones de unos y otros han logrado que los ciudadanos estén enfadados y no crean en el poder de sanación de los políticos con nuestra sociedad. Los ven más como un problema que como una solución. Hay territorios enfadados, y disfunciones que crean desigualdades. Solo tenemos que ver nuestra Soria despoblaba. La identidad de culturas nunca debe crear marginación de otras. No es bueno lo que han hecho los políticos catalanes saliéndose de los cauces constitucionales optando por la ruptura. Y no es bueno lo que hizo el gobierno del PP de judicializar el conflicto.
Tenemos que volver la cara y mirar nuestra reciente historia y nos daremos cuenta que sólo con generosidad, con ganas de ver a los políticos hablar desde los parlamentos y no desde las cárceles, con la participación ciudadana en la resolución del conflicto resolveremos esta segunda transición. No hay que tener miedo a consultar a los ciudadanos cuál es su opinión porque estamos en una sociedad políticamente madura. Suárez no tuvo miedo y a todos nos salió bien. Espero que Pedro Sánchez e Iglesias no lo tengan. Por eso, a los Magos de Oriente les pido que a nuestros representantes les traiga mesura, sentimiento de mujeres y hombres de estado, confianza en nuestras instituciones y que los conflictos se resuelvan en mesas; que esta segunda transición salga tan bien como fue la primera.