Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Movilidad

03/06/2021

No nos lo merecemos, francamente. Los españoles no merecemos que un problema como el de la sostenibilidad de las carreteras sea pasto de la demagogia de unos y otros, el placebo cortoplacista del «todogratis» que esconde en realidad el «todoes mentira». Sin ir más lejos, en Castilla y León hay tramos indignos de un país medianamente moderno. Carreteras carentes de mantenimiento, de una obsolescencia insultante. Cualquiera de ustedes dispone, seguro, de suficientes ejemplos de modo que se hace innecesaria una enumeración adicional.
Esta carencia es especialmente lacerante si del uso profesional de las carreteras hablamos, actividades empresariales del transporte que disfrutan gratis de una de sus materias primas, la carretera, mientras que cuando transitan por Francia o Portugal tienen que apoquinar. 
No hurtemos el debate: no es solo el peaje tradicional, pagar por tramos. Hay otras fórmulas, como las pegatinas para transportistas, tarificaciones por distancia o tiempo mediante controles digitales, bonos de movilidad para el recorrido de cierto número de kilómetros. Distintas opciones para vincular uso con pago, régimen en que se basa el consumo eléctrico, el aparcamiento en las ciudades y o la expedición del carnet de conducir.
Ya vale de que unos y otros manejen estos asuntos como armas arrojadizas para alimentar la pelea partidaria. No se dan cuenta que ése arma es un «boomerang» con cuya trayectoria acabaran encontrándose tarde o temprano quienes intentan estamparlo en la crisma del contrario.
La movilidad es uno de los grandes asuntos del presente y del futuro. Las vías sobre las que tiene lugar, tema capital. Seguir instalados en la pequeñez de «ya se arreglará» sólo es ruina. En estos debates y su modo de practicarse es donde se demuestra si un país se ha hecho mayorcito o sigue babando con los cuentos de Calleja.