Luis del Val

LA COLUMNA

Luis del Val

Periodista y escritor


Calendario laboral

23/09/2022

Se atribuye a Einstein lo de que "la memoria es la inteligencia de los tontos", y confieso que tengo memoria y, por tanto, según don Albert, seré algo tonto. Y, como tengo memoria, recuerdo que en el último susto de la crisis económica, surgida en el reinado de Rodríguez Zapatero, nos propusimos con mucho entusiasmo erradicar los puentes laborales -que bajaban la productividad y fomentaban el absentismo del día después- e incluso se expuso la idea de que, si un día festivo tocaba en lunes, se retrasara al domingo anterior para evitar un puente de vacaciones.

"Humo son los proyectos de los hombres" decía el griego, y eso que no sabía lo que iban a ser los proyectos de los españoles. Escucho y leo las noticias del nuevo calendario laboral, y noto el regocijo con el que se subraya la aparición de puentes de cuatro días. Parece que aquella crisis fue un mal sueño y vivimos en una nueva era de prosperidad, a pesar de que el fin de mes, en algunos hogares, comienza ya el día veinte.

A mí me gusta trabajar, pero encuentro más ventajoso y cómodo guardar fiesta. Somos el país de la OCDE con más funcionarios, más ministros y más nombramientos de libre designación, amén de que, en cuanto las cosas económicas van mal, oirán ustedes hablar de nuevos impuestos, pero resida donde resida no presenciará que en su autonomía se suprima una consejería, un coche oficial o una dirección general. Del Gobierno central no digo nada, porque, al fin y al cabo, ya hemos colocado al marido de Teresa Ribera en un puesto en el que, durante 4 años, trabajará por nuestra felicidad por 100.000 euros anuales.

Todavía ignoro para qué sirven algunos ministerios que, antes, eran simples direcciones generales, pero me imagino que será por nuestro bien.

El regocijo que suscita, en algunas autonomías, descubrir que habrá puentes de cuatro días no lo tomo como un signo de vagancia, sino que lo atribuyo a un movimiento de solidaridad con las autoridades. Si quieren subir los impuestos, será por algo bueno, y unos cuantos puestos más de asesorías de libre designación tampoco va a arruinarnos. Lo único malo, según veo, es lo de la memoria.