Inquietud entre los más de 200 bolivianos afincados en Soria

EDS
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Creen que la solución es pacificar el país desmovilizando a las fuerzas armadas, convocar nuevas elecciones y abrir una mesa de diálogo

Inquietud entre los más de 200 bolivianos afincados en Soria

Los más de 200 bolivianos que residen en Soria siguen con «incertidumbre, zozobra y pena» la situación política del país, que «día a día va empeorando». Así lo explica Gregoria Huchani Huchani, miembro de la comunidad boliviana en Soria, que habla de la «impotencia» con la que viven estos días, «es muy doloroso, más aún cuando tenemos allí a nuestros seres queridos». 
 Las elecciones presidenciales se celebraron el 20 de octubre y Evo Morales (se presentó a un cuarto mandato mientras la Constitución solo permite una reelección, pero aseguraron que su primer Gobierno no contó), de Movimiento al Socialismo, y Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana, eran los favoritos. Los resultados favorecían al gobierno, pero la oposición los consideró fraudulentos y no se encontró una salida política ni institucional. Ahora, la Organización de Estados Americanos realiza una auditoría para determinar el resultado de los comicios y organizaciones internacionales intentan mediar para que acabe el conflicto. 
Un gabinete interino, con Jeanine Áñez al frente, asumió el poder sin el apoyo de la mayoría del parlamento. Evo Morales renunció y salió del país y el partido oficialista denunció un golpe de Estado. Desde ahí, comenzaron las protestas cuya represión ha causado ya cerca de 30 víctimas mortales y está siendo condenada a nivel internacional: ONU, UE, Iglesia, Amnistía Internacional... En cuanto al decreto del Ejecutivo que exime a policías y militares de responsabilidad penal por las actuaciones contra los manifestantes, que precisamente se emitió un día en el que murieron nueve manifestantes, también ha sido rechazado por organizaciones de derechos humanos.
Los bolivianos de Soria esperan que la mediación dé sus frutos y que la tranquilidad regrese a las zonas más afectadas, que son la andina, Cochabamba y La Paz. Gregoria Huchani Huchani explica que allí, personas como sus padres, «están viviendo una pesadilla y cuando duermen quieren despertar y que eso haya acabado. Están sufriendo la escasez de productos de primera necesidad y problemas en atención básica, en sanidad, universidades, colegios...». «La situación perjudica mucho al país y repercute más en la gente pobre, en el proletariado y la gente del campo», detalla.
«La gente pobre se ha levantado. Y hoy por hoy no es porque seas indígena o no, porque seas blanco o negro, de oriente o de occidente...», según conversan en su familia. «La bandera debe ser blanca y de paz [en relación al rechazo de los militares y la policía a la Whipala, símbolo del pueblo originario y de la diversidad de culturas]. Incluso la gente que estaba contra los indígenas se está sumando a ellos», añade la boliviana.
«Nadie tiene derecho a quitar la vida a nadie, es totalmente condenable, en cualquier parte del mundo. La vida es el bien más preciado del ser humano», sentencia Gregoria Huchani Huchani recordando que son muchas las víctimas que se está cobrando el conflicto. «Son 30 vidas y 30 familias, esposas, madres, hijos... Tuvo que pasar esto para que hayan llamado al diálogo. Pero, ¿cuántos muertos hacen falta? Ya no es pos el color político y es por dignidad y para que pare la masacre», añade.
suma de errores. «Desde el principio ha sido una suma de errores» del Gobierno provisional. Para esta boliviana afincada en Soria, lo primero que debería hacerse es «pacificar el país porque la situación va a peor, desmovilizar a las fuerzas armadas y derogar un decreto que da carta blanca a policías y militares». El segundo punto más importante para ella sería «convocar elecciones, porque el Gobierno transitorio debe poner fin al conflicto y poner fecha para unos nuevos comicios». 
Y, por último, «que se sienten en una mesa de diálogo con todos los sectores sociales para esclarecer y sancionar a los que han causado víctimas y a los que han ofendido a los símbolos nacionales asumidos desde hace mucho tiempo». El rechazo de la Whipala fue lo que avivó la fractura del país tras la renuncia de Evo Morales. «Repudiaron un símbolo reconocido internacionalmente y que durante décadas ha identificado a los pueblos originarios, porque significa diversidad de culturas en Bolivia y no representa a ningún partido político». Para muchos ese ha sido el «detonante máximo».
Huchani Huchani confía en que pronto se encuentre una salida a la profunda crisis política y social. Gregoria, que procede de La Paz y donde tiene ahora a muchos familiares, conocen a muchas personas de allí que, dada la gravedad de la situación, quieren dejar el país y emigrar a Europa. «Con tantos días de huelga se han perdido millones y millones... Pasarán muchos años hasta que Bolivia pueda recuperarse económicamente», comenta denunciando -con cierta «vergüenza»- que también se está atentando contra la libertad de expresión, «acallando a medios de comunicación bolivianos y de otros países que están allí cubriendo el conflicto», por lo que invita a hacer un examen de conciencia.
La boliviana insiste en una solución basada en «el diálogo y el respeto» y que se respeten las decisiones que se aconsejen por organismos internacionales que están mediando. También pide que los culpables de las muertes sean juzgados y paguen por ello. «Ha sido una convulsión rápida en la que han tenido que ver las autoridades, la policía y los militares», comenta insistiendo en este cúmulo de errores del gobierno provisional tras los problemas que hubo en torno al fraude de las elecciones.

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