Desalmados

Pilar Cernuda
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La Princesa de Asturias es también Princesa de Gerona, y su padre el Rey Felipe cuidó ese título con especial interés. De acuerdo con el patronato que integra a quienes contribuyen económicamente a su financiación, lo dedicó a promover el talento entre jóvenes catalanes.

El independentismo exacerbado cuya mecha encendió Artur Mas –hay quien lo olvida- y que creció de forma desmesurada y fanática por la incompetencia de políticos de todas las familias, provocó que hace un año las autoridades de Gerona expresaran su rechazo al Rey negando espacio municipal para la ceremonia. La edición de 2018 tuvo lugar en un local ofrecido por los hermanos Roca, que sufrieron críticas y boicot a su restaurante Celler de Can Roca, uno de los mejores del mundo. Este lunes la ceremonia se celebrará en Barcelona y de una forma muy especial:_ será la princesas Leonor la que entregue los premios.

La situación será absolutamente distinta a la de hace dos semanas cuando pronunció un breve discurso en el que debutaba como Princesa de Asturias y heredera de la Corona. En Oviedo todo fueron felicitaciones y apoyo, gestos de afecto, sonrisas y aplausos. En su debut como Princesa de Gerona le esperan unas horas difíciles: los independentistas han preparado un boicot a la ceremonia –y todos saben cómo se las gastan los independentistas cuando organizan boicot- y tanto Arrán como los CDR y la CUP han convocado a sus huestes. Se esperan disturbios desde horas antes y se esperan también escenas de violencia que, desgraciadamente, son habituales en Cataluña desde que se conoció la sentencia del Tribunal Supremo.

Interior ha preparado un dispositivo especial y los Reyes, en las charlas informales que han mantenido con periodistas en los viajes celebrados estos días, Japón y Corea del Sur, han explicado que sus hijas –también estará la infanta Sofía en Barcelona con sus padres y hermana- conocen perfectamente la situación y están preparadas para cumplir con sus responsabilidades. Lo que en roman paladino significa que están preparadas para reaccionar con la máxima serenidad ante lo que saben que les espera: unos energúmenos que tratarán de impedir un acto que debería ser una celebración, y que esperan ilusionados un grupo de jóvenes que han hecho un esfuerzo ímprobo por merecer un premio que les cambiará su vida, porque conlleva posibilidades de profundizar en su formación y abrirse puertas en un mundo laboral al que solo acceden privilegiados.

Tanto el Rey Juan Carlos como el Rey Felipe han tenido que aguantar desplantes de autoridades y gritos desabridos; el primero incluso tuvo que enfrentarse a los tanques en la calle y a un gobierno y parlamento secuestrados por golpistas. Lo sufrieron como Jefes de Estado. Este lunes sin embargo será una niña de catorce años la que se vea ante la prueba de fuego de entregar unos premios con su nombre ante los actos de violencia preparados por desalmados. Sí, desalmados.

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