La crítica -
Por Juana Samanes
Uno de los temas actuales más sangrantes: la migración ilegal es el eje principal de este drama. Que el director sea Matteo Garrone, conocido por Gomorra (2008), es algo coherente en su trayectoria, porque si aquella era un retrato valiente de las acciones criminales de la Camorra, la mafia que opera en la región italiana de la Campania, en Yo capitán incide en las mafias que cobran por traer personas del Tercer Mundo al Primero en condiciones inhumanas.
Dos chavales adolescentes de Dakar, de tan solo 16 años, deciden abandonar su país, y su hogar, emigrando a Europa. Su odisea les obligará a superar muchos obstáculos y conllevará mucho sufrimiento en un periplo por el desierto y el mar.
Lo primero que asombra de este film es que los dos protagonistas, en contra de lo que podemos pensar en Europa, no viven tan mal en Dakar porque, a pesar de la pobreza de sus familias, comen todos los días y van al colegio como cualquier chico de su edad. Además, cuando empiezan sus primeros contactos para marcharse de Senegal hay personas honestas que les avisan del dolor y los peligros que conlleva ese viaje, que incluso puede conducir a la muerte. Pero ellos, románticos y menores de edad, sueñan con que triunfarán "entre los blancos".
Lo que les espera es lo que cualquier ciudadano occidental se imagina: mafiosos que se aprovechan de ellos, que les roban el dinero e, incluso, les dejan "tirados" en el desierto a decenas de kilómetros de la ansiada costa en la que un barco les tiene que llevar a Europa.
No es la primera vez que el cine narra estas dramáticas odiseas, lo hizo ya inmejorablemente Michael Winterbottom, en el año 2002, en su película In this World, basado en una historia real de un refugiado adolescente que viajó desde Pakistán a Inglaterra.
Por ello, la diferencia es la personalidad del protagonista, Seydou, en Yo capitán . Es un muchacho de buen corazón que se empeñará en llegar a su destino junto con su primo a pesar de todas las adversidades. Un viaje en el que también encontrará a otros migrantes capaces de ser compasivos y ayudarle.
Lo que es igual en ambos films es la deshumanización que se está produciendo en las sociedades del Primer Mundo ante la masiva llegada de inmigrantes.