Conservatorio, pautas musicales contra la COVID

A.P.Latorre
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Ya ha pasado un mes desde el inicio del curso presencial en el conservatorio de música de Soria y las medidas están funcionando

Conservatorio, pautas musicales contra la COVID

El curso también ha comenzado con clases presenciales y con todas las medidas de seguridad para evitar la propagación del coronavirus en el Conservatorio de Música ‘Oreste Camarca’ de la capital, donde acuden 42 profesores y 344 alumnos de 16 a 21 horas de lunes a viernes. Las clases arrancaron el 13 de octubre, unas semanas más tarde que en Primaria y Secundaria y, por eso, con cierta «ventaja» por la oportunidad de valorar lo que se estaba haciendo en esos ciclos educativos y «poder ser más efectivos», explica el director del centro soriano, Rubén Romero Pascual.

Pero desde el mes de julio ya se estaba trabajando en las medidas necesarias para el nuevo curso 2020/2021, con la adquisición de materiales como mamparas y la señalización en el interior del edificio de la calle Chancilleres, en la zona de Santa Bárbara. El nuevo edificio ha permitido la reorganización de espacios para mantener  las distancias de seguridad y cuenta con amplios ventanales para favorecer la ventilación entre clase y clase. «Todos los centros educativos empezamos con unas premisas que se establecieron en el mes de julio y teníamos dos vertientes: la adaptación de espacios, por un lado; y la adaptación de las propias enseñanzas y cómo impartirlas, por otro, especialmente porque terminamos el curso de manera no presencial y eso puso un poco los puntos sobre las íes sobre lo que debíamos mejorar en el caso de un confinamiento», detalla el director, quien espera poder terminar el curso como se ha comenzado, de manera presencial.

De estas cuatro semanas hace una valoración muy positiva, insistiendo en la ventaja que tiene para adaptar espacios un edificio prácticamente nuevo y que se inauguró en 2009. «Hay espacios muy grandes y los que no se empleaban como aulas han podido ser adaptados», con lo que se puede garantizar la distancia de seguridad sin problema y la ventilación es una garantía por la cantidad de ventanas exteriores. «Es una ventaja respecto a otros centros que han tenido más dificultad para adaptar espacios o que han tenido que buscar otro tipo de soluciones para ventilar, como filtros HEPA...», explica Romero Pascual. «Nuestra materia es la música y tiene unas características muy determinadas», añade destacando que las clases de instrumento son individuales, con el profesor y el alumno solamente, y ha habido que hacer menos adaptación, contrastando con las clases colectivas, como lenguaje musical, historia de la música, música de cámara, orquesta, banda... Se han acondicionado los espacios y las clases con un mayor número de alumnos, en torno a 15, se imparten ahora en el auditorio, un espacio más específico.     

Conservatorio, pautas musicales contra la COVIDConservatorio, pautas musicales contra la COVIDcoro y viento. «Todos los centros hemos visto las posibilidades con el metro en la mano y hemos tomado las decisiones que garanticen el cumplimiento de las instrucciones y medidas sanitarias que nos llegan, aplicar lo que está estipulado en las mejores condiciones, garantizando la salud tanto de profesores como de alumnos» comenta el director del centro.

En cuanto a las clases de canto, pudiendo realizar las clase con mascarilla porque se puede garantizar en el centro la distancia de dos metros y la ventilación, se ha decidido que los alumnos lleven siempre mascarilla porque «la información del covid que se recibe es muy cambiante». «Sí es verdad que no se puede llegar al cien por cien en cuestiones vocales como técnica vocal, emisión del sonido o la propia calidad del sonido, pero es lo que menos se pierde contando con el riesgo que puede suponer», reflexiona el responsable. Se optó porque las clases se coro fueran con mascarilla y, en ese sentido, hay «un esfuerzo añadido» en su ejecución y en cuanto a la dinámica de clase. Pero pone como ejemplo el concierto que ofreció el Coro Nacional en el Festival Otoño Musical Soriano, en el que todos los miembros de esta formación profesional cantaban con mascarillas. 

«Las circunstancias son las que son y no hay ningún problema en este sentido», recalca con las esperanza de que puedan dejar de usarse pronto, aunque este curso seguramente tocará llevarlas hasta el final. El canto es una asignatura que cursan unos 240 alumnos de elemental (tercer y cuarto curso) y parte de profesional (primer y segundo curso); y no es un coro como tal, sino varias clases de coro en las que se ha intentado reducir el número de alumnos, siendo la más numerosa una de 22.

Sobre las clase de instrumentos de viento, algo que hace pensar en un mayor riesgo, el director del conservatorio explica que son individuales en las 17 especialidades con las que cuenta el centro y también en las de viento metal y viento madera, como flauta, clarinete, oboe, fagot, trompeta, trombón, tuba... «Se ha intentado que la distancia sea la máxima, un mínimo de tres metros en las clases individuales», pero además de ello hay una mampara en medio y el alumno que toca instrumento de viento está al lado de la ventana, ya que se intenta tocar con la ventana abierta siempre que la climatología soriana lo permita. La ventilación es importante, porque se paran las clase para hacerlo y después se retoman.

Otra medida es que, por ejemplo, en las clases se saxofón se establecen roles entre profesor y alumno y «o toca uno o toca otro». Ycuando no se está tocando se llevan mascarillas FFP2, las que evitan contagiar y ser contagiado. «Las mamparas que se han instalado garantizan que se puedan mezclar las gotas, pero el tema de los aerosoles está por ver y se dice que podría estar el ambiente durante un tiempo prolongado, las clases se han reducido de tiempo para poder ventilar. Con estos aerosoles lo que hay que intentar es que se vayan con la ventilación», apunta subrayando que, de momento, «no ha habido ningún problema ni ningún caso ni este conservatorio ni en otros de Castilla y León». 

«Parece ser que funciona y no hay transmisiones ni contagios en clases de instrumentos de viento por el hecho de serlo» y, aunque se sopla sobre ellos, no se como una cerbatana, porque el aire no se impulsa y sale por la campaña a mayor velocidad  y se propaga, porque son tubos muy retorcidos y con mucho recorrido. «El sonido se propaga pero no el aire que sale del instrumento», puntualiza asegurando que hay que prestar atención a que el aire que sale en la embocadura no tenga más recorrido. Otra cosa es en un lugar cerrado durante mucho tiempo tocando un instrumento de viento porque puede haber mucha concentración de aerosoles, por lo que se debe optar por la ventilación. El director cree que se ha «demonizado» a estos instrumentos sin ninguna justificación, «no vamos a tener más problemas que en otras materias, pero siempre hay que ser cautos e intentar evitar  en la medida de lo posible».