Diez años conviviendo con la música

SPC
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El consejero de Cultura visitó hoy un ensayo del proyecto del Área Socioeducativa de la OSCyL en el Colegio Antonio Allué Morer de Valladolid, donde esta actividad echó a andar hace diez años

El consejero de Cultura, Javier Ortega, asiste a un ensayo del Proyecto Coral y Orquestal 'In Crescendo', del Área Socioeducativa de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. - Foto: Ical

La música es parte del día a día de los alumnos del Colegio Público Antonio Allué Morer de Valladolid. Hace diez años, allí comenzó a desarrollarse de forma pionera el programa In Crescendo, integrado dentro de ‘Miradas’, un proyecto del Área Socioeducativa de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León que apuesta por usar la música como herramienta de inclusión social, que permite fortalecer los vínculos entre los alumnos y aumentar su motivación y autoestima. 

Tras la polémica despertada el pasado diciembre, cuando el Gobierno regional decidió suspender la actividad para abrir un periodo de licitación y regularizar la contratación de profesores, el consejero de Cultura, Javier Ortega, visitó hoy un ensayo en el Allúe Morer para defender que el Ejecutivo actuó “con el mayor rigor y celeridad”, y con la “eficiencia y la transparencia” por bandera, para “dar seguridad jurídica” a los 83 profesores que en estos momentos están contratados.

“Debíamos detener momentáneamente el programa para revisarlo, para que en ningún momento nadie se sintiera perjudicado: los alumnos, las familias y los profesores y los centros”, explicó antes de “dar las gracias a todos los profesores, a los equipos directivos de los 22 centros de la Comunidad donde se imparte, a los miembros de la orquesta que participan, al equipo directivo de la Fundación Siglo y la Oscyl, y a las familias, que dan su apoyo y están muy contentos con el programa”.

“Seguiremos apoyando Miradas, es una seña de identidad que debe abanderar nuestra política de inclusión social, de evitar que haya personas que se sientan excluidas. Pensamos que la música es un buen instrumento para incorporarlas a la vida en colectividad. Estos niños tienen una oportunidad de participar a través de la música y sentirse parte de la sociedad en la que vivimos”, señaló Ortega antes de anunciar su intención de exportar el modelo “al resto de autonomías”, ya que considera que “es una gran idea”.

Acompañado por el director de la Fundación Siglo, Juan González-Posada, y por el director de la OSCyL, Jordi Gimeno, Ortega aseguró que las mejoras y garantías jurídicas introducidas en la organización y gestión del Área Socioeducativa de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León permiten reforzar y dar un nuevo impulso a sus programas de formación musical e integración. "El nuevo modelo de gestión, que ya está en pleno funcionamiento, ha permitido mejorar el procedimiento de contratación de los profesores que imparten estos programas y garantizar los requisitos de transparencia y buen gobierno que debemos exigir en las contrataciones de todos los centros dependientes de la Consejería", defendió.

Según detalló, todos los profesores del proyecto ‘Miradas’ del Área Socioeducativa de la OSCyL cuentan con formación como instrumentistas y experiencia docente. Además, cada equipo dispone de personal especializado en musicoterapia y, en algunos casos, profesionales de otras disciplinas como la danza y el arte dramático. 

En la actualidad, con la ampliación realizada el pasado año a todas las provincias de Castilla y León, son más de un millar de alumnos en riesgo de exclusión social y niños y niñas con necesidades educativas especiales los que se benefician de las actividades del Área Socioeducativa de la OSCyL. En ella se enmarca el proyecto In Crescendo, que persigue el crecimiento personal, educativo y social mediante la formación musical; además de talleres interactivos dirigidos a mejorar la calidad de vida de las personas, usuarios y familiares de centros del tercer sector y de educación especial. 

Sonrisas musicales

Un ambiente especial se respira en los pasillos del Allúe Morer cuando se acercan las diez de la mañana del viernes. No tiene que ver con la visita institucional y de los medios de comunicación al centro, los alumnos de entre 9 y 12 años vibran y apenas pueden disimular sus excitación ante la llegada de una de las clases de orquesta y de banda, que desde hace dos años imparten Carolina Morales e Iris de la Fuente, respectivamente. 

Medio centenar de alumnos se congregan ante un gigantesco corcho donde el lema ‘Orquesta Allúe, In Crescendo’, aparece ilustrado por incontables fotos de las decenas de estudiantes que han pasado a lo largo de la última década por ese proyecto. Allí, entre el bullicio, Carolina inicia un ritual de palmas y taconeo al que en cuestión de segundos se suman todos, haciendo que la música amortigüe el ruido hasta absorberlo por completo. 

Al compás del ‘Baby Elephant Walk’ de Henry Mancini, y por grupos, cada niño se dirige a la sala de los instrumentos para recoger su fiel compañero de viaje, y desde allí se reparten entre las dos salas donde se simultanéan las clases de la banda de vientos (con flautas, clarinetes, trompas, trompetas y trombones) y del grupo de cuerda (con violines, violas, chelos y contrabajos).

Carolina, de doce años, es una de las integrantes de la formación. Es el tercer año que está tocando la trompeta, y no puede disimular una gran sonrisa cuando le preguntan por la experiencia. “La trompeta me llamó mucho la atención siempre, me divierto tocándola, me gusta y en los ensayos me lo pasó muy bien. Tocando con los compañeros he vivido momentos muy bonitos, en los ensayos y en los conciertos aprendes mucho y te lo pasas mejor”, subraya con aplomo antes de confesar que, de mayor, sueña con ser música.

Escuchándola, la directora del Colegio, Henar Rubio, no puede disimular su orgullo. “Llevamos diez años con este proyecto. Al principio era una actividad extraescolar, pero unos cursos atrás presentamos un proyecto de autonomía a Educación en el cual incluimos la música dentro del horario escolar, y ahora ya es una actividad más. Todos los niños de primaria participan un día que tenemos coro, y luego dos días algunos tienen instrumentos, y los viernes tienen orquesta y banda”, relata. 

Para ella, “la música es un lenguaje universal que todo el mundo entiende. Da igual en qué país estés, porque la música se lee igual en todos, un pentagrama es igual aquí y en cualquier otro sitio”. “Tocar un instrumento te requiere un tiempo, una posición de sentarte, una disciplina y una serie de cosas que considero fundamentales y que ellos van a poder trasladar a su vida diaria”, concluye.