¿Qué pasó en Soria en 1920?

Ana Pilar Latorre
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Una época agitada y creativa, con un gran número de periódicos, en la que hubo un ministro de Guerra de Soria y se creó la Federación Patronal

¿Qué pasó en Soria en 1920? - Foto: AHPSo Número 191, del ‘Archivo familia Carrascosa'

Sabemos que 2020 va a ser el Año Bécquer, al conmemorarse el 150º aniversario de la muerte de los hermanos Gustavo Adolfo y Valeriano Bécquer, que vivieron en Soria y descubrieron la provincia al mundo a través de sus textos y dibujos. Pero este año de fin de década invita a pensar en la Soria de hace un siglo y de hace medio siglo.

En 1920 Soria tenía 151.595 habitantes (lejos de los 88.636 de ahora), de los que 7.619 vivían en la capital, un 34,1% de la población era menor de 15 años y un 5,5% tenía más de 65 años. El saldo migratorio era de 16.639 personas y el crecimiento vegetativo de 11.880 habitantes. La provincia se iba recuperando, además, de la gran epidemia de gripe de 1918. En la provincia había 26,64 nacimientos por mil habitantes y en la capital 24,19. La densidad de población era de 14,6 habitantes por kilómetro cuadrado. Hace un siglo tan solo el 8,5% de los varones (46,4% en España) y el 28,4% de las mujeres (57,8% en España) no sabían leer y escribir, lo que contribuyó decisivamente a la creación de nuevos medios de comunicación, considerándose la época dorada de la prensa soriana. 

Por aquel entonces, la población activa era de 92,2% en hombres y 7,8% en mujeres. Un 77,7% se dedicaba a la agricultura, un 15% a servicios y un 7,3% a la industria. Las localidades más pobladas, después de la capital, eran: San Esteban de Gormaz, El Burgo de Osma, Arcos de Jalón, San Pedro Manrique, Berlanga de Duero, Almazán, Langa de Duero y Medinaceli. Y las de mayor densidad de población Salduero, Muriel de la Fuente, Valdelagua del Cerro y Valdeavellano de Tera.

ministro. La publicación de Historia de Soria, del Centro de Estudios Sorianos y dirigida por José Antonio Pérez Rioja, incluye en su amplia cronología de la provincia que en 1920 -en el periodo de la Restauración y durante el reinado de Alfonso XIII- el gobierno del conservador Eduardo Dato nombró ministro de Guerra y Fomento a Luis Marichalar y Monreal, vizconde de Eza, quien también fue diputado por Soria, senador del reino, alcalde de Madrid, escritor y publicista. Coincidió con el desastre de Annual, del cual no se sintió responsable. Según la misma publicación, ese año se creó la Federación Patronal, con José y Sixto Morales, Pedro Llorente y Felipe Las Heras en la Junta Directiva. Además, en años de movilizaciones, se convocó una huelga general en defensa de las bases de trabajo presentadas por la Federación Obrera.

 Los periódicos son una gran fuente de información sobre lo ocurrido hace cien años. En Periódicos de Soria, de Jesús María Latorre Macarrón, se dice que fue una «época dorada» por el alumbramiento de nuevos medios informativos, tanto independientes como de partidos políticos y la mayoría bisemanales y de cuatro páginas tamaño pliego. Los intelectuales eran conscientes de la progresiva decadencia provincial y utilizan la prensa para dar su opinión. 

La política decisoria seguía en manos caciques (casi todos monárquicos o agrarios), mientras la sensibilidad republicana se abría paso poco a poco ante una iglesia que mantenía su influencia en medios rurales. Algunos periódicos no se libraron de la censura, ya que en ese año el obispo de Soria, Mateo Mújica, prohibió «editar, comprar, leer y retener» el semanario republicano La idea. 

Las élites intelectuales revitalizaron el Ateneo (ahora Círculo Amistad Numancia) y los escritores se inspiran en paisajes y en gentes sorianas. El primer tercio del siglo XX fue «una de las etapas más agitadas y más creativas» de la historia de Soria: surgen los primeros sindicatos, se convocan las primeras huelgas y los partidos políticos empiezan a tener peso. Surgieron las reivindicaciones respecto a los ferrocarriles por el retraso de obras, el ámbito rural comenzó a sufrir la sangría poblacional en beneficio de la capital y se resucitó la Sociedad Económica Numantina de Amigos del País, que promovió la Caja de Ahorros y comenzó a plantearse la construcción del embalse de la Cuerda del Pozo. Como anécdota, se organizó un concurso para elegir a la soriana más bella. Sobre fiestas de San Juan, según la cronología de Julián de la Llana y Joaquín Alcalde, se recuperó el homenaje a la Virgen de la Blanca.

Hace 50 años, Mariano Granados visitó Soria tras su exilio en México, país en el que murió dos años más tarde; y se inauguraron el Hospital General y las delegaciones de Trabajo y Seguridad Social, con aistencia del ministro, Licinio de la Fuente. Hubo una gran sequía estival y un extenso temporal de frío y nieve en marzo. 

Llega a Soria Gerardo Diego

En 1920 Antonio Machado ya había pasado por Soria, por el instituto que más tarde llevaría su nombre, pero ese año llegó al centro el santanderino Gerardo Diego, cuando tenía apenas 23 años, ya con la cátedra de Lengua y Literatura Españolas. El autor entabló amistad con los intelectuales de la época: José Tudela, Mariano Granados, Blas Taracena… Publicó varios artículos en el periódico festivo La Cotorra, escribió poemas y dirigió y actuó en diversas obras de teatro como aficionado. Así lo recoge la publicación Soria entre dos siglos, del Archivo Histórico Provincial de Soria. En la web del Ayuntamiento  #eligesoria, Juan Antonio Gómez Barrera profundiza en la relación de Gerardo Diego con el Ateneo, explicando que el profesor  se subió al estrado en 14 ocasiones.En 1920 lo hizo interpretando al piano los Nocturnos de Chopin, permitiendo que Mariano Granados recitara la paráfrasis poética del Nocturno XV. «Unos días después toda Soria pudo leer en las páginas de El Porvenir Castellano la primera versión pública de uno de los poemas más notables de Diego, claro que entonces nadie pudo sospechar dónde llegaría el joven catedrático y que aquellos versos, al no volverse a imprimir hasta 1945, convertirían al número 819 del modesto diario soriano en páginas históricas de la literatura española», asegura Gómez Barrera. En 1921 incluso se le ofreció la presidencia de la institución cultural, que no aceptó, pero sí quiso impartir un célebre curso de Historia de la Música de Piano. Por otro lado, en 1920 ya se había inaugurado el Museo Numantino y continuaban las excavaciones en el yacimiento.El mito de Numancia iba calando en los sorianos y dos años más tarde se impulsaría incluso una propuesta para cambiar el nombre de la provincia: Numancia por Soria.