Alumnos excelentes

N.Z.
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Cuatro alumnos sorianos han sido reconocidos por la Consejería de Educación con el Premio de Bachillerato de Investigación y Excelencia

Alumnos excelentes - Foto: VALENTÍN GUISANDE

Organización, estar atento en clase, llevar todo al día y, también, trabajo, constancia y esfuerzo. Es fundamental además tener unos buenos ‘aliados’ que vengan acompañados de muchos y buenos conocimientos, y capacidad para comunicarlos y transmitirlos, es decir, tener «buenos profesores». Y, en ocasiones, puede interferir también algo la buena suerte. Pero, si esta falla, es primordial saber levantarse de nuevo, volver a intentarlo y no desistir.

No hay varitas mágicas pero, en síntesis, todos esos elementos pueden ser determinantes para conseguir ser un alumno excelente y que en tu expediente haya un reconocimiento que, en todo Castilla y León, solo tienen 31 alumnos. Cuatro en Soria. Son Pablo Rabanal Pérez, del instituto Politécnico de Soria; Izana Alcalde Cercadillo, del IES Virgen del Espino; Gonzalo Aldea Marco, también del Espino; y Alba Carazo Ramón, del instituto Antonio Machado.

Estos cuatro alumnos sorianos han sido reconocidos por la consejera de Educación, Rocío Lucas, con el Premio de Bachillerato de Investigación/Excelencia en el curso académico 2020-2021, una distinción que tiene la finalidad de «reconocer el especial aprovechamiento del alumnado que ha cursado Bachillerato de Investigación y Excelencia (BIE) en centros educativos de la Comunidad de Castilla y León».

talento soriano. El premio es la recompensa por el trabajo de investigación que cada uno de ellos ha realizado a lo largo del curso pero, más allá de lo que supone tener esta matrícula de honor en su expediente, el reconocimiento viene acompañado de un premio ‘económico’, porque el alumno premiado tiene derecho «a la exención total de los precios por servicios académicos para el curso 2021-2022, en las universidades públicas de Castilla y León», es decir, su matrícula es gratuita si estudian en la Comunidad. Lamentablemente, ninguno de los cuatro sorianos rpodrá hacer uso de ese premio. Porque sus carreras no se pueden cursar en Castilla y León pero, también, porque la Comunidad se ha demorado demasiado en comunicarles y, algunos, ya habían optado por estudiar fuera. Aún así, todos agradecen la distinción y, aunque sorprendidos, se muestran ilusionados y satisfechos por que su trabajo haya merecido la pena.

Pablo Rabanal [en la foto, a la izquierda] se enteró del premio casi por casualidad:«Cuando acabó el curso, fui al instituto a hacer un examen de Mates para preparar la EBAUy la profesora se supone que me lo tenía que decir, pero se le olvidó. Luego me llamó un amigo para decírmelo, porque la profesora le había dicho que me lo dijera», rememora entre risas recordando la anécdota. Reconoce que «no lo esperaba» porque en su clase «hay gente con mucho nivel». Estudiará Bioquímica y Biología en Bilbao y admite que ha sido imposible optar al derecho a matrícula gratuita porque, para empezar, su grado no está en universidades públicas de Castilla y León

Alba Carazo [en la foto, arriba] asegura que «no esperaba» el premio y admite que está «muy contenta». Se enteró porque se lo comunicó «la gente por WhatsApp» y, reconoce, «al principio, no sabía ni lo que me decían». No ha podido tampoco disfrutar de su matrícula gratis porque se enteró tarde del premio y ya se había matriculado en Alcalá (Madrid) en Economía y Negocios Internacionales.

Gonzalo Aldea [en la foto, a la derecha] recuerda que recibió el premio con «ilusión» ya que no lo esperaba. «En mi clase había mucha gente con mucho nivel que sacaba muy buenas notas», justifica. Tampoco él recibirá su ‘recompensa’ porque «me enteré que tenía esa opción después de recibirlo y no sabía que lo perdía al salir de Castilla y León», admite. Aún así, reconoce, «la verdad es que prefería hacer Medicina en Zaragoza o Bilbao antes que Valladolid».

Izana Alcalde se enteró porque una profesora se lo avanzó:«Me dijo podía tocarme a mí y a Gonzalo [ambos son compañeros en el Virgen del Espino]. Al final pregunté, y me dijo que para mí», recuerda ilusionada. «Me dijeron que era un premio económico y que el primer año en la universidad era gratuito, pero al final ha dado igual porque, como me voy fuera de Castilla y León, no lo puedo usar», justifica. Ella hará Biotecnología en Madrid.

Ellos empiezan un nuevo ciclo, la vida universitaria, pero en el camino dejan un consejo para quienes en septiembre seguirán sus pasos: «Echarle ganas, llevarlo todo al día y mantener la calma», dice Pablo. «Que se organicen», añade Alba. «Estudiar, y esforzarse», sentencia Gonzalo. Ellos, de momento, emigran para poder seguir formando su talento... y crecer.

PABLO RABANAL

COMENZÓ SUS ESTUDIOs en el colegio Fuente del Rey, hizo la ESO en el IES Politécnico y, viendo que era un alumno brillante, sus profesores le animaron a hacer el Bachillerato de Investigación/Excelencia (BIE). Él cogió el guante e hizo el BIE de Ciencias. En sus planes de estudio no entraba la pandemia, y admite que «ha afectado, sobre todo a nivel de salud mental, porque pesa». Eso ha supuesto «más esfuerzo» pero, «llevándolo todo el día» y, «si los profesores son buenos» -como agradece ha sido su caso-, «se puede llevar bien», asegura. Superó Bachillerato con nota y la prueba es que ha sido reconocido con el Premio Excelencia, un reconocimiento del que se enteró casi de rebote por un amigo. La EBAU (la prueba de acceso a la universidad) asegura que fue «más o menos fácil», de modo que ha logrado la nota suficiente para cursar Bioquímica y Biología Molecular en Leioa (Vizcaya).«Siempre me han gustado las Ciencias pero realmente nunca sabía -y sigo sin saberlo- a qué me quería dedicar, así que he decidido coger algo más general. Además, con un quinto curso adicional me da la posibilidad de sacar también la carrera de Biotecnología y, como me abre más puertas, me he decidido por esta carrera», explica sobre cuál será su futuro inmediato. ¿Te gustaría volver a Soria? «No sé a lo que me voy a dedicar pero dudo que haya salidas en Soria para lo que voy a estudiar. Sé que quiero conocer mundo y viajar, irme al extranjero algún curso, pero  también es verdad que Soria me gusta mucho para vivir», contesta. Aunque su excelencia es fruto de su esfuerzo, admite que tiene que agradecer la «exigencia» de sus padres que le ha hecho mejorarse cada día, y se acuerda especialmente de su hermana, su «referente». Precisamente de ella ha aprendido que «va a haber que luchar mucho y aprovechar el tiempo. Y, además de la carrera, hay que hacer cursos, adquirir experiencia... buscárselas».

ALBA CARAZO

EL COLEGIO DOCE LINAJES sentó las bases de esta alumna brillante. De ahí pasó al Virgen del Espino a hacer la ESO pero, como quería cursar el BIE en Ciencias Sociales, hace dos años cambió al Machado. Recuerda que el primer año no fue fácil porque no conocía ni el centro, ni los profesores ni los compañeros, pero ya en segundo logró remontar y ha ido «muy bien, demasiado bien». Tanto, que ha sido reconocida con el Premio Excelencia por su trabajo. De la EBAU, sin embargo, no guarda tan buenos recuerdos. «Creo que no me supe organizar, que me relajé, así que me fue regular», admite. No ha logrado entrar en el doble grado de Economía y Estudios Internacionales de la Carlos III, que se cursa íntegramente en inglés, ya que «pedían un 13,6», pero podrá hacer el Grado en Economía y Negocios Internacionales, que «es bilingüe» y también le «encanta». Tenía claro que una carrera como esa era su futuro porque se declara enamorada de la Economía, la macroeconomía, los negocios internacionales, la oratoria... La cursará en Alcalá (Madrid) y, aunque admite que Soria es un lugar idea para vivir y «formar una familia», es consciente de que será difícil el retorno porque su carrera «está más enfocada a trabajar en una multinacional, embajadas... y no lo veo en Soria», asume. Su premio, cree, es fruto de su «esfuerzo» pero, también, del «apoyo» de su familia. A ella, reconoce, le ha marcado «especialmente» su madre y su profesor de Economía, Antonio. «Nos decía siempre que todo lo que hiciéramos, nos gustase o no, lo teníamos que hacer lo mejor posible y dar lo mejor de nosotros mismos», rememora. Sobre el futuro de los jóvenes, apunta: «Mi proyecto del BIE iba de eso precisamente. Yo quería buscar una respuesta y no la encontré. Solo sé que lo tenemos difícil y no hay tantas esperanzas como en otras épocas, pero hay que lucharlo». Y en ello está Alba, luchándolo con ganas.

GONZALO ALDEA

SU EXCELENCIA ha sido reconocida este curso académico por su brillante trabajo de Bachillerato de Investigación y Excelencia (BIE) de Idiomas. No obstante, viene de lejos. Porque siempre ha sido un alumno sobresaliente, desde que inició ya sus estudios en el colegio Infantes de Lara. De ahí pasó al Virgen del Espino, donde hizo la ESO y después Bachillerato. Una de las cosas que le animaron a hacer el BIE es, recuerda, poder obtener el diploma del nivel C1 de la Escuela Oficial de Idiomas. Sin embargo, no ha sido posible aún porque, lamenta, les pusieron el examen de la EOI «el día antes de la EBAU» y solo se pudo presentar a una de las cuatro pruebas, por lo que deberá esperar hasta septiembre para poder volver a presentarse. A sus 18 años, Gonzalo Aldea Marco admite que este último curso antes de la universidad ha sido «un poco más difícil» y la EBAU «exigió estudiar más» pero, con esfuerzo, él logró salir «contento» y «el resultado ha sido bueno». Tanto, que le da para poder hacer una de las carreras que mayor nota de corte piden, Medicina. Dudo entré Biología y Medicina pero, al final, pesó la «vocación», el sello familiar (ya que su padre es médico) y, también, la idea de hacer una carrera con salidas, pues es consciente de que no corren buenos tiempos laborales. «Está difícil conseguir trabajo y hay que esforzarse mucho. De hecho, a veces hay que buscar una carrera que no gusta tanto pero que tenga salidas», asume. Él espera tenerlas como médico y, «si puedo, volveré aquí a trabajar».

De momento él ha sido admitido en Medicina en Bilbao, pero espera entrar en Zaragoza, donde estudia su hermano. Admite que da un poco de «vértigo y miedo» salir de Soria pero, añade, «también hay ganas». No hay secretos para su expediente, solo «esfuerzo y constancia, estudiar bastante y, también, tener profesores buenos». Él, agradece, ha tenido «mucha suerte» con los suyos.

IZANA ALCALDE

ESTA ALUMNA soriana comenzó sus estudios en el Colegio Infantes de Lara y acaba de ser reconocida por su trabajo de Bachillerato de Investigación y Excelencia en Ciencias que ha cursado en el instituto Virgen del Espino. Con un expediente brillante, el próximo año quiere estudiar el grado en Biotecnología en Madrid, en la Politécnica. «Quería algo relacionado con la Medicina pero que estuviera más vinculado al campo de la investigación, y esa carrera me gustó y era mi primera opción», recuerda, al tiempo que apunta que está deseando salir de Soria a estudiar porque esta ciudad ya se le ha quedado «un poco pequeña» y le apetece «salir, conocer gente nueva, hacer cosas nuevas...».

Aunque admite que siempre ha tenido buenas notas y no le cuesta especialmente estudiar, apunta también que en Bachillerato se centró más, lo que ha hecho que sus notas suban. De hecho, señala, ni el curso ni la EBAU han sido tan difíciles como se los «pintaron» al inicio y considera que, «si eres constante con el estudio y le echas ganas, se puede sacar» y «no es para tanto». No obstante, reconoce, la pandemia ha afectado «para mal», porque estar en clase «con  las mascarilla, con las ventanas abiertas...» no era sencillo. Aún así, «al final quizá hasta me ha beneficiado un poco porque me ha ayudado a organizarme mejor este curso», añade, tratando de sacar lo bueno de la situación.

Asume que las alternativas de empleo para los jóvenes no son sencillas y, «en principio, sí puede preocupar un poco», y «quizá hubiera elegido otra carrera si no hubiera pensado en el futuro laboral». Aún así, ella ahora prefiere centrarse en sus estudios y no mirar al largo plazo, que ya llegará. Ella, de momento, se ve «en una ciudad grande como Madrid o Barcelona» ya que, admite, la idea de volver a Soria se la plantea pero cuando sea «más mayor». Ahora le toca vivir, experimentar y en Soria, insiste, las opciones son más limitadas.