"La pandemia económica va a durar más de un año"

Nuria Zaragoza
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La pandemia obligó a Cruz Roja a modificar sus rutinas de trabajo y a adaptar programas, acciones y presupuesto. El trabajo ha crecido de forma importante y, agradece su presidente, no hubiera sido posible sacarlo adelante sin los voluntarios

"La pandemia económica va a durar más de un año" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Detrás de la pandemia sanitaria ha llegado la pandemia económica, y social. Y, en esta tesitura, las entidades del tercer sector se han convertido -aún más si cabe- en ‘salvavidas’ para decenas de familias que lo están pasando mal. El presidente de Cruz Roja en Soria, Modesto Fernández, repasa el escenario soriano de cara a 2021. 

¿Qué situación hay actualmente en Soria y qué previsión manejan en Cruz Roja para el año nuevo?

Nosotros estamos preparados desde el principio de la pandemia, cuando supuso un problema bastante grave de adaptación y de proactividad. En la primera ola tuvimos que hacer un gran esfuerzo de cambiar todo, de adaptar las actividades, de adquisición de EPI, mamparas, el reparto de alimentos... y esta segunda ola ha sido un poco más baja en ese nivel, pero ha sido más alta a nivel económico. Creo que la pandemia a nivel salud puede que termine en 2021 (a nivel de gravedad como conocemos hoy en día), pero la económica va a durar más de un año y más de dos. Porque hay mucha gente en ERTE, mucha gente que ha ido al paro, muchos puestos de trabajo perdidos... es un golpe económico que se va a resentir y, de hecho, nosotros en Cruz Roja lo estamos notando ya en las familias que atendemos. 

¿Ha aumentado el número de familias a las que ayudan como consecuencia de la pandemia?

En reparto de alimentos en Soria capital (porque en la provincia lo asume el Banco de Alimentos) estábamos en 450 familias, que supone unas 2.000 personas, y ahora estamos en cerca de 650. Ha crecido mucho el número de familias que atendemos para asegurar los productos básicos y, también, de ayudas para el pago de rentas de viviendas, de  luz, de agua... Está creciendo y prevemos que crezca más, a no ser que haya un ‘boom’ económico que, sinceramente, no lo esperamos. 

¿Teme una crisis como la de 2008 o esta tiene características propias que la hacen ser diferente?

La verdad es que tiene características para ser diferente. La de 2008 fue muy fuerte pero no venía dada por una cuestión sanitaria, con lo cual, esta va a ser una crisis económica tal vez peor porque algunos datos macroeconómicos son muy duros (como la caída del PIB) pero la recuperación, al no estar provocada por temas económicos sino sanitarios, puede ser más rápida. 

¿Cree que esto es solo la punta del iceberg?

La verdad es que es difícil saberlo. De momento, va creciendo, parece que se paraba un poco en verano, pero ahora está volviendo a crecer. 

Lo pasamos muy mal de marzo a junio en el tema no tanto económico, sino a nivel sanitario. Después, ha bajado eso y ha empezado el tema económico. En el reparto de alimentos, en las ayudas a libros, en pago de rentas, gas... está creciendo y, de hecho, nosotros hemos gastado el presupuesto que teníamos hace ya tiempo, y ha habido otras aportaciones. 

Esperamos que eso pueda seguir creciendo un tiempo, pero se estabilizará en un momento, claro.

¿Han tenido que ir adaptando el presupuesto en función de la situación sobrevenida por la pandemia?

Sí, sí, desde luego. Cruz Roja creó el programa Responde a nivel nacional para atender las necesidades del COVID. Nosotros hemos hecho varios presupuestos extraordinarios que hemos tenido que ir asumiendo en base a la evolución de la pandemia, en base a algunos convenios, en base a otros gastos que hemos tenido inesperados... Hay que tener en cuenta que los gastos que se han generado en protección del personal, en adaptar la sede, tablets y ordenadores para el teletrabajo, para los niños en apoyo escolar, en pruebas periódicas a nuestros trabajadores y voluntarios... son gastos que no estaban previstos y el presupuesto ha subido bastante, y hemos tenido que hacer presupuestos extraordinarios.

Y de cara a 2021, ¿el presupuesto también va a ser diferente al de años pasados?

El presupuesto de 2021 lo aprobamos hace unos días y es un presupuesto que qué duda cabe que conlleva adaptaciones por el tema de la pandemia (sobre todo en ayudas a los más vulnerables), pero es también un presupuesto un poco continuista. Ronda los 2,9 millones, que es lo que solemos tener al año aquí. 

¿Ha cambiado el perfil de las personas que acuden a Cruz Roja?

Sí, pero viene ya también de antes. Antes había mucho perfil de población inmigrante. Ahora está muy equilibrado entre gente de España y gente de otros países y, sobre todo, hemos observado que hay otros perfiles, como más mujeres con hijos. Está cambiando. 

¿Está cambiando el perfil hacia familias que no habían recurrido nunca antes a este tipo de recursos?

Nuestro objetivo principal es que la gente entre en la rueda social y por eso se ofrece un apoyo integral que incluye ayudas para cuestiones básicas como la alimentación pero, también, formación para el empleo, asesoramiento, atención a menores... Había gente que desde hacía ya un tiempo era autosuficiente y esto le ha provocado que tenga que recurrir de nuevo. Los ERTE, el desempleo, la economía sumergida... todo eso ha hecho que haya gente que se haya quedado sin ningún tipo de ingresos, y la gente necesita un apoyo. A parte de los vulnerables que ya teníamos, se ha sumado más gente a esta vulnerabilidad. 

Cuentan con seis entidades comarcales (Agreda, Almazán, El Burgo de Osma, San Esteban de Gormaz y San Leonardo de Yagüe), además de la sede principal de la capital. ¿Qué realidad hay en el medio rural? ¿Difiere de la de la capital?

La diferencia radica principalmente en la cantidad de usuarios, porque en Soria capital hay más habitantes que en el resto juntos. Además, aquí están los técnicos de la mayoría de programas que, no obstante, también trabajan con las oficinas locales. 

Cambia también porque los pueblos de Soria son pequeños y las asambleas son de carácter comarcal y, por tanto, hay que llegar no solo al pueblo principal, sino también a los núcleos de la zona. En este sentido, hay que agradecer mucho a todas las asambleas comarcales y a los voluntarios y voluntarias que han tenido que atender a bastante gente en los pueblos de cada comarca. Todos han funcionado muy bien y en El Burgo de Osma hay que agradecer especialmente el convenio que firmó el Ayuntamiento con la asamblea comarcal que han hecho un trabajo bastante fuerte con familias no solo de El Burgo, sino de toda la zona. Pero todas en general han funcionado muy bien.

Cuando llegó la pandemia en marzo, ¿les obligó a modificar las rutinas del trabajo ordinario y a reorientar la actividad?

En primer lugar, fue algo no esperado y, en segundo, algo de lo que no teníamos experiencia, porque nuestra experiencia es muy amplia en temas de emergencias pero algo así era totalmente nuevo, y no solo para nosotros, sino para el mundo en general. 

Nosotros fuimos proactivos y, sabiendo cómo se aventuraba la situación, suspendimos desde el primer momento todas las actividades presenciales y adaptamos a on line todas lo que pudimos. Trabajamos con nuestros usuarios de tercera edad y se hicieron más de 8.000 llamadas tanto a beneficiarios de teleasistencia como de otros programas de mayores para ver si necesitaban algo. Trabajamos con el Cecopi para llevar alimentos a la población, medicamentos... Transportamos a miembros de Sacyl con dos ambulancias para ir a hacer las pruebas a las residencias. Teníamos que dar continuidad a nuestros pisos: el piso de emancipación, el de menores, el de mujeres en emergencia, los cuatro pisos para temas de refugiados... Y teníamos que seguir también con el CAD (Centro de Atención a Drogodependientes). No se podía dejar de trabajar en ellos. 

Había que organizar al personal laboral para combinar teletrabajo y trabajo presencial, había que adaptar la sede (poner mamparas, separadores...). Además, la normativa de voluntarios a nivel nacional decía que los mayores de 65 años no estuvieran directamente en la calle y hubo que adaptarlo, incluso yo mismo. 

Hemos colaborado con el ERIE (Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias) para atender las llamadas de gente que tenía problemas. En la brecha digital también hemos trabajado y se han comprado tablet para seguir con el apoyo escolar on line. También se han dado cursos de formación on line. En definitiva, nos obligó a reaccionar y la verdad es que ha sido una experiencia muy importante en todos los aspectos. Hemos cambiados algunas cosas, otras las hemos paralizado y otras las hemos empezado a hacer. 

Como el Plan Cruz Roja Responde frente al COVID-19, iniciado para hacer frente a la pandemia.

El Plan Responde surgió porque necesitábamos muchos recursos. Más de 2.800.000 personas han sido atendidas este año a través del plan en España, con un presupuesto estimado inicial de once millones de euros. Hay que agradecer a muchas personas, a muchas empresas, a muchas asociaciones... por las donaciones en especie y en dinero que han hecho. Se ha donado alimentación, mascarillas, pantallas, pizzas, bebida... para entregar y para los voluntarios. 

Yhay que recordar y destacar también que en la provincia colaboraron en la actividad directa en la pandemia (llevando medicamentos, alimentos, atendiendo el teléfono...) 163 voluntarios y voluntarias, la mayoría de ellos jóvenes. 

En el pico de la pandemia vimos cómo las administraciones, las instituciones, las entidades sociales… trabajaban de la mano al amparo del Cecopi. ¿Se mantiene esa estrecha colaboración?

El Cecopi se paralizó en junio-julio pero no porque funcionara mal, sino porque en ese momento se consideró que ya no era necesario. Pero nosotros hemos seguido trabajando y, de hecho, durante el pico de la pandemia, nosotros ya trabajábamos a mayores del Cecopi con nuestras propias líneas. 

Ahora están llegando a más gente con los mismos recursos, ¿se sienten respaldados por las administraciones sorianas?

Sí. Qué duda cabe que no está engrasada igual la maquinaria de la administración que la de una ong como podemos ser nosotros que, digamos, podemos ser más ágiles y tener más experiencia en este tema. 

No hay duda de que la administración atiende sus obligaciones a través de la financiación, de convenios, de programas... con nosotros, además de con sus recursos propios, como los Ceas, que han trabajado muy bien y hay que ponerlo en valor también. Creo que, al menos en Soria, hemos estado bien coordinados. Es cierto que nosotros igual hemos hecho cosas que a lo mejor la administración no hacía, pero yo creo que sí hay buena coordinación y cooperación. 

¿Hubiera sido posible llegar donde se ha llegado sin los voluntarios?

No, hubiera sido imposible. Cruz Roja no es una organización con voluntarios sino de voluntarios. Somos los voluntarios los que dirigimos la institución y trabajamos, aunque desde luego hay gente remunerada, técnicos, que dan una continuidad y son también fundamentales. Pero los comités, las presidencias... son todo personal voluntario. 

Los voluntarios son la base y, para mí, ha habido una cosa en esta situación que es digna de tener en cuenta, y es la cantidad de gente que ha venido a ofrecerse para trabajar en este tema de la pandemia. Algunos han estado al teléfono, otros a pie de calle... pero en Cruz Roja tenemos una cosa clara y es que es necesaria una formación específica de lo que se va a hacer, porque voluntario es una cosa y hacer voluntarismo es otra. Un voluntario debe realizar una labor de una forma profesional, que no remunerada, bien hecha. El voluntarismo es querer hacer cosas, a lo mejor, sin estar capacitado y, a veces, es peor el remedio que la enfermedad. Por eso aquí no entra nadie en actividad sin una formación previa que le capacite. 

Algunos han trabajado solo durante la pandemia y, después, como estaban en ERTE, no han seguido; pero hay que reconocer que se ha presentado mucha gente voluntaria.

¿A cuántos usuarios llegan en estos momentos en Soria?

Todavía no hemos hecho la memoria de 2020 pero el año pasado estábamos en los 17.727 y este año serán más. Es cierto que muchos son los mismos pero habrá más gente. 

Solo en el Plan Responde del COVID hemos atendido a 2.600 personas en más de 6.500 actividades, sin contar las llamadas telefónicas, que serían otras 8.000. Esto solo vinculado al COVID. Y a esto hay que añadir el día a día, los usuarios de los pisos, la formación... el trabajo ordinario. 

Hemos vivido un confinamiento total, limitaciones de movilidad, cierres perimetrales... y, ese aislamiento,  es especialmente duro para las personas que viven solas, ¿preocupa la soledad de nuestros mayores?

Nos preocupa pero no es un tema nuevo. Nosotros tenemos muy presente el tema de la soledad y, de hecho, tenemos a nuestros usuarios de teleasistencia y de tercera edad muy presentes. Durante la pandemia ha habido cerca de 8.000 llamadas a personas y muchas eran para ver qué tal estaban de salud, si necesitaban algo... pero, también, para hablar con ellas de lo que quisieran hablar. En Cruz Roja estamos muy preocupados por ello. Tenemos el grupo Solferino y hacemos continuamente visitas tanto técnicas como de los voluntarios a los mayores. 

Ha seguido operativo también el CAD, el Centro de Atención a Drogodependientes. ¿Cómo ha afectado la pandemia al tema de las adicciones?

Creo que más o menos ha habido lo mismo, que no ha variado mucho, pero lo que sí ha habido que hacer es adaptarlo mucho. La dispensación de metadona, el tema de los EPI... 

En este tiempo han puesto en marcha también un centro para personas sin techo, ubicado en Almenar. 

Apoyamos a la hora de montarlo pero luego la verdad es que a nosotros  no nos han llamado para llevar a nadie. Lo que sí está en marcha en esta segunda ola es el Arca de Noé en el hotel de Cadosa para cuarentenas, donde nosotros también colaboramos. 

Cruz Roja es una de las organizaciones que participan en la gestión del programa de acogida a personas solicitantes de protección internacional en España, financiado por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social (MITRAMISS). En pandemia las solicitudes han disminuido un 20%, pero algunas organizaciones alertan de que el número de denegaciones ha aumentado considerablemente. ¿Cómo les ha afectado en el programa que gestionan?

En Cruz Roja tenemos cuatro recursos para refugiados y creo que ahora están completos los cuatro pisos. Durante la pandemia obviamente ha habido menos actividad porque estaba la movilidad limitada, pero han venido dos o tres familias. Este programa, cabe recordar, incluye varias fases que cubren desde la primera acogida hasta la integración y la autonomía de los participantes, con una duración de 18 a 24 meses.

Y, luego, a parte de estos cuatro recursos que están dentro del programa de asilo, tenemos otro piso de inmigrantes. Nosotros no entramos en si tienen papeles o no, en si son ilegales o no. Para nosotros son personas, vengan de donde vengan, y les ayudamos igual. 

Si no tienen papeles, de hecho, tratamos de que lo consigan porque también contamos con un departamento jurídico para asesorarles. 

Desde hace ya unos años viene alertando de que la pobreza se había cronificado en Soria. También, de que ha aparecido una nueva clase social, de trabajadores pobres. Con la tesitura laboral actual, ¿teme que estos problemas se agraven?

El problema es que son las mismas personas, lo que evidencia que se ha cronificado. Y eso es problemático porque se encierran en sí mismos y es mucho más difícil reinsertarlos socialmente. Empiezan a creer que no pueden vivir de otra forma, y eso es bastante peligroso. 

Y, luego, hay otra circunstancia. Hay muchas personas que con un trabajo no llegan a fin de mes, y eso es un problema grave. Uno de los objetivos por los que tendríamos que luchar es porque todas las personas tengan la posibilidad de tener un sueldo que les de para tener una vida digna. Es un derecho que debería cumplir todo Gobierno. Sé que es difícil pero me parece básico. 

Para eso se supone que existe un salario mínimo interprofesional, ¿no?

El problema es el abuso, las contrataciones precarias, la explotación a gente que saben que es ilegal y que va a aceptar cuatro duros porque, si no, no tiene nada. 

Han sufrido el problema de los rebrotes en primera persona porque aquí se declaró un brote en el centro de menores. ¿Cómo lo vivieron?

La verdad es que riesgos hemos tenido muchos desde el principio, desde marzo, porque muchos voluntarios iban a muchas casas y en algunas a lo mejor había gente con COVID. Se ha ido con gente a hacer las pruebas, se ha trasladado enfermos... y ha habido casos positivos entre nosotros. De hecho, antes del brote del piso, ya hicimos pruebas y se detectaron casos entre los voluntarios y voluntarios que eran asintomáticos. Ese voluntario hacía la cuarentena y, cuando tenía PCR negativa, se incorporaba. 

En el caso del piso de menores creemos que fue por una visita de una usuaria a la familia. Era asintomática y, cuando empezó a presentar algún síntoma, ya se había contagiado al resto. Hubo que hacer PCR al resto de usuarios y al personal que atiende ese recurso, y contratar a otras personas para sustituir a los monitores. Luego hubo algunos casos de contagio también externos fuera del piso, pero en 15-20 días se solucionó.  

Cierra la residencia de menores que había en el Sagrado Corazón e Itaka Escolapios abrirá dos nuevos hogares tuteladas. ¿Esta reestructuración de servicios afecta a Cruz Roja que también cuenta con pisos tutelados?

No afecta. Nuestro piso es de menores tutelados con la Junta, es para menores de doce a 18 años. Yluego tenemos otro de emancipación, que es para cuando cumplen los 18 años y salen del otro piso. Se les apoya desde un piso a buscar trabajo y demás. Ahí ya cuentan con menos monitores y  se les deja que ellos funcionen de forma más autónoma. Pero esa reestructuración no nos afecta En Cruz Roja, seguimos igual. 

¿Qué retos tiene Cruz Roja Soria sobre la mesa en estos momentos?

Sobre todo tratar de seguir realizando la labor que realizamos porque, además, no hay campo en el que no trabajemos en el tema social. Queremos llegar a todas las personas que lo necesiten, tratar sobre todo de hacer una asistencia general, transversal, total, que englobe todo:empleo, ayudas a la economía familiar, alimentos... todo lo que sea necesario. Nosotros eso lo hacemos ahora a través de un sistema por el que, cuando viene una persona, se le abre una ficha y eso ya va a los diferentes departamentos para trabajar en red. Un usuario quizá necesita trabajar con él el tema de la formación y empleo, pero quizá también tiene problemas de alimentación... y, al entrar en todos los departamentos, en cada uno se le atiende como necesita. Pero nuestro reto de verdad es que esa gente pueda salir de todos los programas y ser lo más autosuficiente posible.

Y, más que reto, un deseo. Ojalá con la vacuna se acaba el problema sanitario y 2021 sea el final del COVID y empecemos a hacer una recuperación económica para estar cerca de las personas pero sin necesidad de tantos recursos. 

Y lo que quiero sobre todo es agradecer a todos los voluntarios y voluntarias de toda la provincia, a las empresas, y a la sociedad soriana, la colaboración que han tenido con Cruz Roja, y a las administraciones por pensar en nosotros para hacer muchas de las cosas a las que quizá ellos no pueden llegar. También a la prensa por divulgar nuestro trabajo. 

¿Qué diría a las personas que dicen que solo se ayuda a los inmigrantes, que con estas ayudas solo se propicia a los vagos...?

Nosotros estamos con las personas más vulnerables y no les pedimos ni la nacionalidad, ni que tengan un color u otro, ni que sean un grupo sanguíneo ni nada. Para nosotros son personas. Quien más lo necesita es a quien más vamos a ayudar. No vamos a hacer nunca discriminación por ser soriano o extremeño o senegalés, estamos en base a las necesidades. Las personas son personas sean de donde sean.

Es cierto que molestan y cansan ese tipo de frases hechas porque, además, son falsas. Se ayuda a quien más lo necesita. Y además la gente debe saber que todos podemos pasar por un bache. Yo siempre pongo un ejemplo: cuando tenemos cualquier enfermedad no tenemos problema en decir que voy al médico y nos parece lógico; pero venir a Cruz Roja o a otra institución a pedir ayuda porque quizá estás en ERE, en el paro, has tenido un problema... parece que es rebajarse. Ni mucho menos. Debemos ser solidarios y hoy me puede tocar a mí y mañana a ti. Con una gripe se reciben medicamentos, cuando hay un bache, no hay que avergonzarse, sino lo contrario. Tú eres solidario cuando tienen la capacidad de serlo, y tienes el derecho de que sean solidarios contigo cuando lo necesitas.