Silvia Garrote

JALÓN POR LA VEGA

Silvia Garrote

Periodista


Avanzamos

13/03/2021

La lucha feminista por la Igualdad, así con mayúsculas, avanza inexorablemente, por muchos retrocesos puntuales que se den, por muchos murales que se tachen, por muchas voces de cuatro que busquen la polémica diciendo lo contrario. Y el avance es imparable porque se ha extendido, porque el mensaje ha calado y ha llegado a muchos sectores y lo ha hecho por una verdad irrefutable, porque es justo. Parece mentira que a estas alturas de la película tengamos que seguir recordando que la mitad de la población del planeta tiene que tener los mismos derechos y en todos los ámbitos, tiene que tener las mismas oportunidades e igualdad salarial. Es obvio, pero merece la pena recordarlo, porque todavía falta recorrido para llegar a esa situación en este país y en Europa, y falta muchísimo en otras zonas del planeta donde los derechos de las mujeres brillan por su ausencia.
Pero avanzamos y cada 8 de marzo son más las personas que se suman a la celebración del Día Internacional de la Mujer, más colectivos, administraciones, instituciones, asociaciones… que hacen suya la reivindicación de la igualdad y dan pasos para lograrla. Hace unos años, no tantos, la lucha de las mujeres era un asunto de ‘cuatro feministas’, tachadas de locas o de radicales. Y hoy todo se tiñe de morado sin complejos y se asume que la igualdad es fundamental en un estado de derecho. Seguramente, muchas de estas acciones sean puro postureo, pero quiero creer que en la mayoría de los casos, ya sea por convencimiento o por puro arrastre, las acciones tienen verdad y terminarán traduciéndose en hechos.
Hace unos días veía en el gran programa de La 2, Cachitos de hierro y cromo, una serie de actuaciones musicales que en su día eran lo más y ahora nos producen vergüenza ajena. Decir que hoy se considerarían políticamente incorrectas es quedarse muy corto. Canciones que hablaban sin tapujos de acoso, maltrato e incluso asesinatos, justificados, claro, en la pasión y los celos. Aquello estaba aceptado, no producía escándalo ni estupor, porque se parecía bastante a lo que ocurría en la realidad. No digo que hoy no pase, y lamentablemente seguimos sumando víctimas y asesinadas a la macabra lista de los malos tratos hacia las mujeres, por lo que hay que continuar con la denuncia y la educación, pero esa aceptación social generalizada ya no existe. 
Reflexionaba también estos días después de ver una de las películas que Cines Mercado ha dedicado a la perspectiva de género, un film británico basado en hechos reales sobre los incidentes que se produjeron en Londres en 1970 de feministas que protestaban contra el Certamen de Miss Mundo, una cita degradante que continúa hasta hoy. El concurso lo ganó por primera vez una mujer negra, la representante de Granada, y otra llegó a ser finalista, desde Sudáfrica, con lo que ello significaba en los peores tiempos del Apartheid. La película refleja muy bien los distintos prismas que tiene el feminismo, el de las mujeres que luchan en primera línea y provocan saltos gigantes en el pensamiento social y todas las que dan pequeños pasos en segundo plano, y también los hombres que las apoyan, colaborando a que el movimiento gane terreno. 
A veces es descorazonador ver cómo los más jóvenes repiten patrones trasnochados de machismo, cómo continúa el más rancio irrespeto hacia las mujeres como con los comentarios en la retransmisión de los Premios Goya en Facebook, la bronca partidista, y, lo peor de todo, las víctimas de los malos tratos. 
Pero avanzamos, y no cabe duda alguna.