¿Fin del paisaje en Valonsadero?

Ana Pilar Latorre
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El escarabajo longicorne, un coleóptero de gran tamaño, es ya la gran amenaza de los robustos robles del monte. AMAR advierte que se alimenta de ellos y presentan sequedad, cortezas agrietadas, agujeros, ramas partidas...

¿Fin del paisaje en Valonsadero? - Foto: VALENTIN GUISANDE

¿Qué soriano o forastero no se ha refugiado desde antaño del sol o la lluvia en un día de La Compra o de La Saca al cobijo de un centenario y majestuoso roble de Cañada Honda durante las fiestas de San Juan? «Pues, por desgracia, ésta situación se convertirá en una estampa para el recuerdo… como la de los tastarros…», ya que un insecto, el escarabajo longicorne, «está acabando con los robles más grandes de la dehesa del monte público a una velocidad vertiginosa». Así lo afirma la Asociación de Amigos de los Mamíferos, Anfibios y Reptiles de Soria (AMARSoria), advirtiendo de que este paisaje tan popular y querido por los sorianos tiene fecha de caducidad por los estragos que está causando este insecto en los grandes robles sin que las administraciones tomen cartas en el asunto.

El presidente de la asociación, Manuel Meijide, explica que simplemente dando una vuelta por Cañada Honda y sus alrededores, «se observa cómo muchos de los grandes robles están secos, comienzan a morirse, tienen la corteza agrietada o se les han partido enormes ramas». Apunta, además, que «algunos de ellos han desaparecido en un lapsus de solo 15 años» y advierte de que «no solo se debe al propio ciclo de vida de los robles».

El espécimen que está provocando esta grave situación «es un coleóptero de gran tamaño llamado Gran Capricornio (Cerambix cerdo), un escarabajo longicornio barrenador que en su forma de larva xilófaga, de hasta 8 centímetros de longitud, se alimenta y taladra la madera, muerta o envejecida, desde el interior de la corteza, para tras unos años de crecimiento aparecer en forma adulta tras crear enormes agujeros de salida en los tocones y ramas de los árboles de edad avanzada, causando grandes daños, normalmente irreversibles y favoreciendo y acelerando el decaimiento natural del árbol». 

¿Fin del paisaje en Valonsadero?¿Fin del paisaje en Valonsadero? - Foto: VALENTIN GUISANDEvulnerable. A esto hay que sumarle, añade Manuel Meijide, que la mayoría de estas zonas adehesadas no cuentan con «relevo generacional» de árboles de buen porte, por lo que «el paisaje cambiará drásticamente en unos años, siguiendo evidentemente el ciclo natural de un monte envejecido». Además, según constata la asociación, el insecto comienza a atacar a árboles de mediano tamaño. Este insecto se encuentra estrictamente protegido a nivel europeo con la categoría de ‘Vulnerable’, según la UICN, por lo que «el tratamiento de la plaga es sumamente delicado y es necesario un permiso especial para combatirla, algo que por ahora no contempla la Junta de Castilla y León».

El presidente de la asociación comenta que «estos grandes árboles dan cobijo en sus huecos a diversas especies de murciélagos forestales, todos protegidos y algunos con catalogación de ‘Vulnerable’; o a aves como el colirrojo real, también con categoría de ‘Vulnerable’, y el cárabo (uno de sus depredadores naturales). Ytambién a mamíferos como el gato montés o la gineta, así como «a otra pequeña fauna y numerosos insectos que no constituyen peligro para los mismos y que son base de la alimentación de gran parte de la fauna de Valonsadero».

Por todo ello, Manuel Meijide comenta que «habría que valorar hacer una actuación, ya que se ha constituido como una plaga muy destructiva localmente» y «su control podría ser beneficioso para el entorno». Por otro lado, «la presencia del coleóptero nos está avisando de que el ecosistema de Valonsadero se está degradando» y de que «existen demasiados árboles viejos y toca regenerar el bosque para el futuro».

Otras zonas de Castilla León, Castilla la Mancha, Galicia, Extremadura, parte de Andalucía y las Islas Baleares también se encuentran en la misma tesitura y, ocasionalmente, las administraciones actúan «en un beneficio común para el resto de la fauna y flora del entorno con planes de actuación consensuados para controlar a estos animales ya sea con trampas especializadas o con talas selectivas». Aún así, la asociación afirma que «el daño ya está hecho» y apunta que «la solución es muy difícil, pero con una actuación eficaz se podría paliar el deterioro de estos grandes árboles y del entorno, al menos durante un tiempo». Según Manuel Meijide, «¿qué sería de Valonsadero y de las fiestas de San Juan sin estos árboles, símbolo intrínseco del monte?».

guía del monte. En la Guía de la fauna de Valonsadero, del fotógrafo Valentín Guisande, también se hablaba de este escarabajo. En la publicación se explica que «van ahuecando el tronco y las grandes ramas se van partiendo y cayendo, pudiéndose ver el serrín en la base del árbol. Al final, el gran roble muere». 

Este problema de Valonsadero puede llevar a la pérdida de robles de 200-300 años, por lo que se sugiere la toma de medidas preventivas como ya se ha hecho con los olmos afectados por la grafiosis. «Observándolo en la palma de una mano se pueden apreciar sus grandes dimensiones», sus larvas atacan la madera tanto si está viva como muerta, advierte el naturalista en su libro.