"Creo que deberíamos volver a cerrarnos"

Nuria Zaragoza
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Fiel defensora de la Primaria, esta médica de vocación asume el cargo con el compromiso de llevar «la Primaria a la gestión». Eso sí, avisa ya, «peleará» por la asistencia, al margen de política e intereses

"Creo que deberíamos volver a cerrarnos" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Tras 27 años trabajando en diferentes áreas de salud de la provincia, Ana Tabernero Gallego asume la Dirección Médica de Atención Primaria en la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Soria. Fiel defensora de la Primaria y médica vocacional, ha tenido que cambiar su consulta por el despacho; el trato directo con el paciente por la relación con gestores, directores, gerentes y políticos; la atención asistencial por la mediación, la negociación y la coordinación. 

¿Qué le animó a asumir este reto y hacerlo además ahora, en un momento especialmente crítico?

Después de una situación tan complicada como la que hemos vivido, tras diez meses prácticamente en primera línea, me animó pensar que podía aportar muchas cosas al traer la Atención Primaria a la gestión. Es verdad que Javier Iglesias ha sido un director médico estupendo a lo largo de 25 años, pero quizá siempre hemos echado en falta el conocimiento de venir del ‘barro’. Pensé que gente que llevamos trabajando en la Primaria tanto tiempo, en la atención rural, en zonas alejadas, en centros de salud semiurbanos, podía aportar cosas. 

Me echaba para atrás el momento, por supuesto. Arrastramos un déficit de profesionales del que soy perfectamente consciente, pero me echaba para atrás la pandemia, el cansancio que arrastraba tanto física como emocionalmente… Pero hubo algo que pudo más y me animó a luchar por lo que creo, que es la defensa de la Atención Primaria, de la que soy una profunda defensora. 

Lleva poco más de un mes al frente de la Dirección Médica y apenas le ha dado tiempo pero, con los datos que ahora dispone a su alcance, ¿cuál es su primera impresión sobre la situación sanitaria en Soria?

Extrapolando la situación que estaba  viviendo yo personalmente en Almazán [donde ha sido médica hasta su traslado a la Dirección], podía imaginarme cuál era la situación en el resto de los centros, aunque es verdad que hay algunos con más dificultades. Tras la salida de los ocho compañeros que tuvieron que marcharse por el concurso de traslados (eran nueve pero una finalmente pudo retornar por unas circunstancias excepcionales), yo sabía las dificultades que arrastraban algunos centros. 

Creo que juego con ventaja porque llevo toda la vida aquí, conozco a todos los médicos de la provincia, a todos los coordinadores… y solo he recibido apoyo, incluso en centros que tienen muchas dificultades porque les falta personal, y eso me hace tirar para adelante. Desde que llegué los días son muy intensos porque está la pandemia, la vacunación, ahora el temporal… Y aquí quiero hacer un inciso y dar gracias a mis compañeros, porque algunos han duplicado y triplicado guardias el fin de semana. 

Y, en base a esa situación, ¿cuáles son los principales retos?

¿Qué quiero y qué pienso que puedo hacer? En primer lugar, nuestros ocho compañeros volverán en el concurso de traslados. Tenemos que esperar y, mientras, no nos podemos parar en lamentaciones. Tenemos que ganar tiempo y optimizar los recursos con los que disponemos y, también, captar, y hacer atractivo Soria para que médicos que trabajan en otras comunidades o los residentes que tenemos vean atractivo quedarse aquí. Para ello ya me he puesto en contacto con ellos ofreciéndoles contratos de fidelización y tengo el compromiso de varios de ellos dispuestos a quedarse. 

Luego soy partidaria de limitar la burocracia en las consultas médicas. Los médicos nos tenemos que dedicar a actos médicos y creo que desde hace muchos años estamos muy burocratizados con informes, certificados… muchas gestiones que tienen que desaparecer de la consulta médica. Hay que hacer una consulta administrativa especializada que libere espacios de las agendas. Lo que pueda hacer un administrativo, que lo haga; lo que pueda hacer una enfermera, que lo haga, de manera que se puedan optimizar las agendas de todos.

Soy partidaria también de mejorar la coordinación entre Especializada y Primaria. Quizá en los últimos años nos hemos perdido y creo que podemos conseguir que sea más eficaz, más eficiente, para nosotros y, sobre todo, para los pacientes, que son la base del sistema. 

Tiene un mensaje muy cercano al ‘barro’, a los trabajadores, pero su cargo le exige mediar con la gestión y con la política. ¿Le preocupa cómo va a conectar ambos extremos, cómo va a llevar a ‘arriba’ esos problemas que ha detectado en el ‘barro’?

Lo comentaba antes, quiero traer la Primaria a la gestión. Y, cuando llevo mes y medio en este puesto, me doy cuenta de las dificultades de la gestión, dificultades que desde la Primaria también tenemos que entender. Con ello estoy lidiando. Estoy dispuesta a lidiar con los ‘arriba’. Porque, además, soy una defensora por encima de todo de las cosas en las que creo, pero me resulta difícil luchar por las que no creo. Eso lo tengo claro.

Los datos de contagio evidencian que estamos de nuevo en riesgo, ¿está Soria preparada para afrontar la tercera ola?

Estamos preparados. En la primera ola nos vimos en cifras infinitamente peores de las que tenemos ahora, pero es verdad que cada día cuando actualizamos los datos estamos muy preocupados. Quizá no hemos sabido llegar a la gente para respetar las normas de reunión, las medidas de prevención, de aforo… Hemos empezado con brotes en Almazán que ocurren justo después de Nochebuena y Navidad; con brotes en San Esteban, que ocurren justo después de Nochevieja y Año Nuevo; y ahora con un incremento muy importante de casos que son consecuencia de las Navidades y, fundamentalmente, de Reyes. Hemos pasado de estar con uno, dos, tres casos a finales de diciembre a tener más de 50 nuevos al día, y ahora están ingresando los pacientes de los brotes de Almazán. Quiero decir que tiene que quedar claro que esto no se soluciona en unos días, esto tiene repercusiones incluso durante meses cuando los pacientes precisan ingreso en UCI. 

El número de ingresos todos los días va aumentando y tenemos veinte ingresados, seis que ingresaron ayer [martes]. Yo no me canso de apelar a la responsabilidad de la gente. Además, estamos viendo que ahora ya está muy repartido por pueblos pequeños de toda la provincia. Creo que hemos tenido una falsa sensación de inmunidad, de que en los pueblos no pasa nada, pero tenemos familias enteras de pueblos pequeños afectadas. Estamos con una cifras que son mucho más bajas que en la primera ola pero realmente empezamos a estar muy preocupados. 

A principios de año minusvaloramos el virus del que se hablaba en China y en marzo nos pilló por sorpresa. Ahora, ¿cree que deberíamos temer a la variante británica?

De la variante británica no tenemos de momento ninguna certeza aquí, pero lo que sí estamos viendo es que el aumento de los contagios y la contagiosidad es muy alta. ¿Se debe a la variante británica? Lo desconozco. Sí se puede deber a que ha habido reuniones familiares con un número importante de gente, quizás muchas veces saltándose las normas, en espacios cerrados por el frío... Estas circunstancias en verano quizá no se daban. Entonces, creemos que tiene relación no tanto con la variante británica sino con las circunstancias ambientales. 

Vivió y sufrió la primera ola en primera persona como médica en Almazán, un centro especialmente golpeado por la pandemia. No se trata de buscar culpables pero sí de analizar errores para no repetirlos. Desde su punto de vista, ¿qué falló y dónde se debe poner el foco para poder atajar esta pandemia?

Almazán fue de repente un ‘tsunami’. Además no era solo el elevado número de casos en las residencias y en la población, es que en el equipo enfermaron en la primera semana seis médicos, nos quedamos con cuatro enfermeras, y necesitamos ayuda de otros centros de salud. Tengo recuerdos de cada día, de llegar llorados de casa, de activarnos al entrar por la puerta, de dar el 200%,y de llegar otra vez a casa abatidos y, aún así, quedarnos fuerzas para volver a revisar protocolos, tratamientos... Así estuvimos meses. ¿Qué falló? No lo sé realmente, pero ahora estamos muy por delante, ahora sabemos mucho más. 

En ese momento se minimizaba y yo creo que nos confinaron, en Almazán en concreto, con el bicho ya dentro. Ahora sabemos cómo se contagia, sabemos la importancia de respetar las distancias, las medidas de ventilación, los aforos... Creo que quizá no hemos sabido llegar a la gente pero esas siguen siendo las medidas prioritarias. No puede ser que descubran una fiesta ilegal, que en un bar desalojen a 150 personas... Lo siento mucho pero resulta que hay abuelos y padres contagiados de gente joven y ya hay gente sufriéndolo en sus propias carnes. Conocemos más del virus pero las medidas de prevención siguen siendo las mismas. Eso no debemos olvidarlo. Luego es verdad que han mejorado los tratamientos pero, básicamente, se trata de lo mismo que entonces conocíamos, de medidas preventivas, y ahora está volviendo a fallar la responsabilidad de la gente.

Estamos en pleno proceso de vacunación pero va más lento de lo esperado. ¿Cuándo calcula que podremos conseguir la deseada inmunidad de grupo?

Empezamos muy fuerte el proceso de vacunación y es verdad que aquí íbamos a muy buen ritmo. Una vez finalizados los festivos, nuestra programación era vacunar todos los días seguidos, incluidos sábados y domingos, pero nos paró el temporal. Hay que tener en cuenta que esto no es una vacunación al uso, aquí tenemos que decidir si descongelamos o no las bandejas porque, una vez descongeladas, tenemos cinco días para ponerlas. El temporal nos paralizó y eso que, aunque el sábado no se pudo vacunar, el domingo ya se retomó tras la limpieza de accesos. Ahora ya retomamos la programación prevista y la idea es que el día 20 empecemos la segunda ronda en las residencias. 

¿Cree que habrá cuarta ola?

Me da mucho miedo pensar en ello. Yo siempre pensé que habría segunda y tercera ola, por las fechas. Yme da miedo que esta tercera sea más fuerte que la segunda. 

Creo que tenemos que avanzar en vacunación, ir cumpliendo los ritmos e ir inmunizando a la gente, sobre todo a los más vulnerables, pero hay que seguir incidiendo en la responsabilidad de la gente porque esa inmunidad va a tardar a llegar. Yel problema es que, cuando parece que está todo controlado, entonces llega la Semana Santa y volvemos a pensar que ya no pasa nada. 

Por eso hay que insistir en la responsabilidad de cada uno porque, aunque nosotros los sanitarios hagamos nuestro trabajo, aunque nosotros vacunemos, sin la colaboración de la gente... va a costar mucho. 

Apela a la responsabilidad de la gente pero hemos visto que falló en verano y ha fallado también en Navidad, lo que desencadenó entonces en la segunda ola y ahora la tercera. ¿Considera que las medidas impuestas por las autoridades sanitarias deberían ser más estrictas?  

¿Por mí? Yo, como médico asistencial, creo que deberíamos volver a cerrarnos. Quizá con medidas no tan estrictas [como en marzo], pero creo que sí sería necesario a la vista de los datos que estamos teniendo.

Como consecuencia de la pandemia, la asistencia sanitaria ha cambiado de forma radical. Entre otras cosas, se ha reducido de forma notable la presencialidad y ahora parte de las consultas se hacen telefónicamente. La Atención Primaria, como la conocíamos, ¿no va a volver?

Siempre digo que de las amenazas hay que crear oportunidades y esto ha sido una amenaza que ha sacado a la luz nuestras debilidades. Creo que la pandemia lo que va a hacer es que cambiemos la Atención Primaria. Quizá la gente lo que querría es que volviese a ser todo como antes:yo paso por la puerta del centro de salud, entro, me siento, charlo con la gente que está esperando en la sala al lado unos de otros... Eso no puede volver a ser igual, pero tenemos la oportunidad de cambiar cosas que creo que ya se deberían haber hecho. 

¿Qué cosas deben cambiar?

Por ejemplo, el tema de la consulta telefónica. Aseguro que a nadie agotó más la consulta telefónica que a los sanitarios y, afortunadamente, poco a poco ha ido siendo más presencial; pero una consulta presencial organizada con seguridad para el paciente y para nosotros. 

Creo que ahora tenemos que darle una vuelta a eso y sacar las ventajas de los medios informáticos, de la tecnología, para mejorar algunos ámbitos, y tenemos que dejar que los profesionales -incluso cada centro de salud y cada médico conociendo a sus pacientes- autogestionen la presencialidad. 

Cuando estábamos confinados,  yo llamaba a mis pacientes más vulnerables por teléfono para ver cómo se encontraban y para darles ánimos y hacerles sentir que estaba ahí para ayudarles. La mayoría de ellos me decían que estaban bien pero mi sorpresa fue que dos de ellos, cuando por fin los vi cara a cara, inmediatamente supe que no estaban bien. También recuerdo ir a ver a una paciente terminal con mi EPI, mis gafas, mi pantalla... y su mirada de susto. Me alejé y me quité la pantalla, me bajé la mascarilla y le dije: «Dolores, soy yo». La sonrisa, el cambio de la mirada de esa paciente, no lo olvido. La Atención Primaria necesita mirarte a los ojos.

Por tanto, creo que es el momento de convertir esas debilidades que han podido salir a la luz en oportunidades para mejorar, y aprovechar lo bueno de la tecnología. Habrá pacientes con los que se pueda hacer una videollamada para ver una lesión, ¿por qué no?. Pero, luego, está la parte humana, la parte del contacto físico, que creo que tenemos que retomar, pero dejando la autogestión a cada médico, porque cada médico conoce a sus pacientes y, por tanto, él sabe mejor que nadie cómo atenderle. 

En una provincia tan dispersa, tan rural, tan envejecida, con tantas zonas oscuras de conectividad… ¿es posible hablar de telemedicina?

Es que aquí no hablamos de telemedicina. Es que aquí hemos tenido dificultades hasta con las llamas telefónicas, hemos tenido dificultades con pacientes mayores que no han sabido coger una cita cuando les saltaba un call center. Yo quiero que haya una persona contestando físicamente. 

Es verdad que se implementaron muchas medidas porque no quedó más remedio, porque no daba de sí el sistema telefónico, pero estas medidas no sirven para algunos pacientes. Ypongo el ejemplo también de pacientes sordos, sordomudos... Por eso digo que tenemos que sacar las ventajas de la telemedicina y que nos ayude con determinados pacientes que saben sacar sus partes de bajas por ordenador, que saben sacar una página del Sintrom de Sacyl Conecta... porque eso mejora muchísimo y evita la presencia física al centro de salud; pero, luego, tenemos que darle una vuelta al tipo de pacientes que tenemos. Ahí es donde incido en la autogestión de cada médico, que sabe con qué pacientes puede y con cuáles no acceder a la telemedicina. 

Comentaba las complicaciones de algunos pacientes para pedir cita. Hay una web, una aplicación móvil y varios teléfonos pero la realidad es que no resulta sencillo, y menos para gente que no está acostumbrada a las nuevas tecnologías. Y, por teléfono, cuando consigues dejar tu número al final de una larga alocución y te devuelven la llamada, la cita es para varios días después. ¿Se está trabajando por solucionar todo eso?

Quiero que quede claro que ha sido tan estresante para la población el acceso a nosotros, como para nosotros saber las dificultades que tenían nuestros pacientes para acceder a nosotros. En la zona de Almazán, de hecho, yo llegué a imprimir unas hojas que hice llegar a los alcaldes para que buzonearan entre sus vecinos donde ponía de forma muy sistemática cómo tenían que hacer:«Llamar al teléfono este, escuchar la alocución y pulsar 2», porque mucha gente no sabía lo que tenía que hacer. 

Ha habido muchas dificultades y hemos recibido muchas quejas, pero también quiero que la gente entienda que, cuando llaman y no cogen el teléfono, es porque todas las líneas están ocupadas. Pido que la gente se ponga también un poco en el lugar del otro, y quiero que la gente entienda que se pusieron en marcha esas herramientas y medidas de manera urgente porque la situación era muy complicada, con mucho personal de baja... Ahora mi intención es, y ya está hablado, que mejoremos los sistemas de acceso a nosotros. Porque yo he venido aquí teniendo la sensación de que parecía que no éramos accesibles, cuando la realidad es que estábamos ahí. Así que hay que darle también una vuelta a eso, a facilitar el acceso a nosotros. 

Desde hace ya unos meses se viene hablando de la implantación de un nuevo modelo de Atención Primaria en Castilla y León. ¿Hacia donde va ese nuevo modelo? ¿En qué va a cambiar realmente la atención?

Es un proyecto que hay a través de la creación de CRA (Consultorio Rural de Agrupación) pero en este momento, o al menos desde que estoy en la Dirección Médica, no está en marcha, no me han informado de ningún cambio. 

El cierre de consultorios es siempre un tema polémico pero es evidente que hay algunos deficitarios a nivel material y tecnológico, sin conexión a internet, sin calefacción... Yalgunos médicos y enfermeras ‘pierden’ una mañana para desplazarse a pueblos donde quizá no va nadie. Teniendo en cuenta el déficit de personal que existe y que hay 340 consultorios (262 operativos), ¿es necesario replantearse esa estructura y buscar alternativas? 

Hay que optimizar los recursos que tenemos. Tenemos que evitar que un profesional (médico, enfermera...) pase parte de su jornada en la carretera para nada. De ahí la consulta a la demanda, que es una mezcla de la consulta telefónica y la presencial. En todos los centros de salud, cuando una persona solicita una consulta telefónica, el médico y la enfermera valoran si tiene que ser presencial. 

Quizá hay que dar una vuelta a lo que se hacía hasta ahora, a ir obligatoriamente todos los lunes, miércoles y viernes a pueblos donde hay 40 personas a pasar allí el rato sin que vaya nadie. Eso hay que optimizarlo. Pero eso no quiere decir que no se vaya a ir cada vez que un paciente lo requiera. 

Hay que reconocer que con la receta electrónica todo esto ya ha cambiado mucho. Porque ahora ya no es necesario, como ocurría antes, ir al médico continuamente «a por recetas». Eso ha disminuido mucho la demanda ya que ahora podemos reactivar las recetas sin necesidad de ir todas las semanas al médico, aunque siempre por periodos cortos, con un margen que permita reducir la demanda pero, también, revisar a ese paciente cada cierto tiempo. 

Hay que ser más prácticos e ir al médico cuando realmente se necesita, y eso se consigue a través de la gestión de la demanda, que muchas veces se hace con ese filtrado telefónico. Por eso insisto en que hay que buscar lo bueno de antes y lo bueno que nos ha generado esta situación. 

Comenzaba esta entrevista admitiendo que llega sabiendo que hay un déficit de personal. El Colegio de Médicos viene advirtiendo desde hace tiempo que el 60% de los médicos se jubilará en los próximos diez años. La falta de médicos no es un problema exclusivo de Soria pero la situación aquí es realmente alarmante. ¿Qué idea tiene de cara al futuro para tratar de paliar esta situación?

En Soria hemos vivido durante tres o cuatro décadas de lo que yo llamo ‘generación CUS’. Éramos sorianos que aquí teníamos la opción de estudiar Magisterio, Enfermería o Medicina, sabiendo que a partir de tercero o cuarto nos marchábamos a Zaragoza a terminar la carrera. Fuimos muchos sorianos los que estudiamos entonces Medicina, pero parte de esta ‘generación CUS’ ya se ha jubilado y parte nos jubilaremos en los próximos años. Hay además muchos sorianos que se han ido a estudiar Medicina fuera, y son muy pocos los que luego acaban retornando. Tenemos que hacer atractiva la sanidad en Soria para que quieran venir. 

¿Y cómo se logra eso? 

Tenemos que hacer atractiva la formación, tenemos que hacer atractivos los contratos de fidelización con los residentes que acaban este año...  Yo, de hecho, ya he hablado con los residentes que están aquí y he hablado también con algunos que está acabando Medicina de Familia fuera para ofrecerle venir. Hay que incentivar a la gente para que quiera venir. Yquiero implicar a estos residentes en la formación de los nuevos residentes que vengan. Es una inversión a corto-medio plazo pero es evidente que hay que trabajar en ello, porque hay una previsión de jubilaciones, con las que yo ya contaba. 

Yluego está el tema de nuestros ocho compañeros, que volverán en el próximo concurso de traslados. Hay además una OPE (Oferta de Empleo Público), la OPE 2019, con una oferta importante de plazas aquí en Soria que se tienen que resolver a lo largo de 2021. Intento ser optimista. Creo que tenemos que trabajar a corto-medio plazo con una previsión a futuro que yo no veo tan pesimista. 

Comentaba el caso de los nueve (ahora ocho) médicos que se tuvieron que ir de Soria. ¿Se ha conseguido ocupar sus vacantes? ¿Y cómo se ha hecho? ¿Se ha contratado a nuevos médicos?

En algunos casos se ha conseguido contratar a nuevos médicos (en la zona de Pinares). En otros, lo que se ha hecho es hablar con los médicos de área (los que hacen el exceso de horas que no puede hacer el equipo en Atención Continuada) para que voluntariamente se integren en los equipos. Eso por ejemplo ha ocurrido en San Leonardo. Así vamos cubriendo esos puestos que, desde luego, no están desatendidos.

Afortunadamente hemos encontrado unos cuantos médicos que o bien trabajaban en otra actividad en Madrid y se han puesto en contacto con nosotros porque quieren reincorporarse a la Primaria y lo van a hacer ahora en breve, o incluso compañeros de Burgos que se nos han ofrecido para hacer Atención Continuada en centros limítrofes con la provincia. Tenemos también sobre la mesa alguna propuesta de gente que ha enviado su currículum y estamos confirmando que todo está en regla para hacerles una oferta. En fin, no dejamos de trabajar y en eso no vamos a minimizar esfuerzos. 

Su cometido es la Dirección Médica pero, obviamente, los médicos necesitan a enfermeras, auxiliares, celadores... Hay déficit de médicos ¿cuál es la situación en el resto de plantilla?

Con la dificultad para contratar médicos en la pandemia lo que sí se hizo fue contratar más TCAE (Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería) y algún administrativo más en los centros. Y en Enfermería se ha contratado todo lo que había en la bolsa. Esos contratos todavía se mantienen. 

En el caso de Almazán, pero creo que en todos los centros, fue un acierto y los equipos han sido la unión, la fortaleza para salir de esta situación. 

La pandemia ¿ha servido de algún modo para unir más al personal y trabajar más en equipo en Soria?

Creo que sí, pero creo que ha sido algo a nivel general. Hemos vivido situaciones tan extremas que mezclaban el miedo con la responsabilidad con el cansancio, que creo que en todos los sitios ha sido igual y se ha hecho más equipo. En mi familia somos todos sanitarios, cada uno en un ámbito, y me dicen que en todos los sitios ha sido así. Hemos empatizado con el compañero. Yo creo que esto a nivel de equipo nos ha hecho más fuertes. Espero que no se olvide. 

Lo que es evidente es que las plantillas están debilitadas física y mentalmente. ¿Hay opción de reforzar? ¿Se quiere y se puede reforzar?

La gente está agotada y yo personalmente he llegado aquí también agotada. Ahora, cuando la gente está disfrutando de unos permisos que no pudo disfrutar en su día, empieza la tercera ola y no podemos dar todos los permisos que a la gente le quedan por la dificultad de que no hay gente para cubrirlos.

Es verdad que se está haciendo un gran esfuerzo en los equipos de acumular uno el trabajo del otro pero, en estos momentos, hay lo que se puede. Tenemos un 33% de la plantilla descansando, lo que nos permite la normativa, pero es que es absolutamente necesario. Se refuerza con la gente que podemos y con gente que vamos captando. La idea, como digo, es la incorporación en mayo de los médicos de familia que acaben su residencia, y seguimos trabajando para captar más, pero hay que reconocer que ahora mismo las posibilidades a nivel médico llegan con cuentagotas. 

La pandemia ha puesto el foco en lo rural y mucha gente que vivía en grandes urbes ha decidido instalarse en sus segundas residencias en pueblos de Soria. La consecuencia es que la sanidad soriana suma en estos momentos 5.000 tarjetas de pacientes desplazados de otras Comunidades. ¿Cómo les ha afectado?

Ha tenido menos impacto del que yo inicialmente pensé. En la Dirección Médica estoy desde diciembre, pero en verano yo estaba en Almazán como coordinadora y personalmente pensé que el impacto de las 30-40 tarjetas de desplazados que hacían las auxiliares cuando acabó el confinamiento iba a ser mayor y no íbamos a ser capaces de asumirlo, pero realmente luego tuvo menos impacto. 

Es cierto también que hemos trabajado muchísimo, y por eso a veces me da rabia que, por motivos de accesibilidad, la gente crea que no estábamos, cuando hemos estado realmente al 200 y al 300%. 

Primaria ha asumido a esos pacientes desplazados y, también, la vigilancia epidemiológica, la realización de pruebas, el rastreo... ¿Cree que se ha cargado excesivamente a la Atención Primaria?

Primaria está ahí siempre. Yo recuerdo los primeros días de la pandemia como una pesadilla de cambios de protocolos, de instrucciones, de tratamientos, había que nombrar a responsables de equipo, a equipos de residencias... cuando, además, estábamos diezmados porque había seis médicos enfermos. 

Éramos los que estábamos ahí y seguimos siendo los que estamos ahí. Somos los que nos ocupamos de la demanda  de un paciente con un proceso agudo, del paciente pluripatológico, del crónico, del accidente de tráfico, del accidente laboral... Yo defiendo la Primaria siempre pero ahora más, porque ahora más que nunca ha sido el muro de contención.

Yo me planteo muchas veces una cosa:los pacientes, nuestros pacientes, creyeron a pies juntillas en nosotros con una enfermedad que sabían que era nueva y que sabían que nosotros desconocíamos. Cuando estaban enfermos por COVID y les decíamos quédate en casa y les decíamos cómo actuar ante los síntomas, con una enfermedad de la que sabían que nosotros sabíamos muy poco, confiaron en nosotros. Lo más fácil era haber cogido los coches y haber corrido al hospital, pero confiaron en nosotros. Esa es la Primaria. 

Confiaron en sus médicos y nosotros nos encargamos de filtrar y de que al hospital llegara lo absolutamente necesario. 

¿Yse filtró demasiado? Hay casos que se intentaron contener tanto en casa que llegaron ya muy malos al hospital, por evitar ese colapso. 

Es que era todo muy confuso en ese momento. Las instrucciones y protocolo se recibían casi a diario y se repasaban en casa. Yo te puedo decir que en Almazán hubo un momento en que la lista de seguimiento telefónico era de casi 400 personas. Se les llamaba y detectábamos la necesidad de ir a verlos. Hubo un momento que no es que filtrásemos demasiado, es que íbamos atendiendo los criterios que recibíamos y los criterios nos decían que nos los quedásemos en domicilio. Era todo nuevo y empezaban a empeorar a partir del séptimo día y no sabíamos por qué. Ahora sabemos muchísimo más pero en aquel momento era complicado. La Primaria ha sido el muro de contención y sigue siéndolo. 

Con el conocimiento que hay ahora, ¿qué consejo daría a los sorianos?

Me repito. No queda otra que responsabilidad. Estamos detectando muchísimos casos de positivos por antígenos, lo que significa que hay mucha transmisión. Estamos detectando muchísimos casos en jóvenes, y esto viene de días atrás. Y estamos detectando esa falsa sensación de seguridad que da estar con tus amigos de siempre, con la gente de siempre, el «yo no me noto nada»... Es una falsa seguridad que ha llevado a familias enteras al hospital. Responsabilidad, distancia, mascarilla bien utilizada. Ese es el mensaje.

Yo no salgo prácticamente de casa para no ver. Porque no puede ver a la gente con la mascarilla por debajo de la nariz, o charlando sin la distancia, o un montón de gente dentro de un local, de una tienda, de un bar... yo no quiero verlo porque yo he sufrido demasiado con esto. Nadie somos inmunes, ni siquiera la gente que ya la ha pasado. Ya estamos teniendo casos de gente que ya no tiene anticuerpos después de haberlo pasado. 

Y a los sanitarios, ¿qué consejo da?

No daría consejo. Daría un gracias por encima de todo. Somos un colectivo muy extenso y estoy segura de que habrá gente que me dice que su médico no lo hace bien, pero la generalidad, lo que yo he vivido, es gente dejándose la salud, volviendo con miedo a casa para no contagiar a a familia. Yo misma tuve a mi madre cien días sola, porque no quería contagiarla. Hay compañeras que ingresaron en el hospital y estuvieron muy malas, alguna que perdió a su padre y a su madre... 

Yo no quiero dar consejos, quiera darles las gracias. Gracias de corazón por lo que han hecho y siguen haciendo. Yo he venido aquí a pelear por la Atención Primaria. Todos mis compañeros lo saben, y esa va a ser mi guerra.