Esuvo al frente de Norma en su mejor momento y se fue antes de que llegara el peor. Tras el cierre, regresó de nuevo para participar en el reflotamiento. Ahora, Jaime Ribas, el que ha sido director general, se despide.

¿A qué responde su decisión?

Estuve en la primera etapa más de 20 años y, después de que Norma estuvo cerrada un par de años, se me pidió la colaboración para que se volviera a poner en marcha. El inicio de esta segunda etapa fue muy duro porque prácticamente no teníamos medios económicos. Los dos primeros grupos accionistas que hubo, por distintas razones, no hicieron la apuesta económica necesaria para dar solvencia a la compañía y se tuvo que funcionar mucho por el crédito de los proveedores, porque nos conocían y confiaban. Ahora, después de todo este periodo, hay un grupo con potencial económico que está invirtiendo y, de alguna forma, yo estoy ya en una edad que me apetece hacer cosas divertidas, pasármelo bien, y no estar en el día a día de una empresa donde ya he dado lo mejor de mí, y no hay más. 

¿Es el mejor momento para que usted salga de Norma?

El nivel de carga comercial, de carga de pedidos, es altísimo. Yla Norma actual tiene una cosa tremendamente mejor que la Norma anterior: la diversificación comercial. Ahora, casi la mitad es comercio internacional y la otra mitad es mercado nacional y, de la parte nacional, también se ha ido hacia el mercado de rehabilitación (donde la Norma anterior no iba ya que se centraba en la vivienda nueva). 

En previsión también de algunos problemas de cobro que tuvimos en la fase anterior, esta vez se ha contado con las empresas aseguradoras de riesgo, con lo cual también se ha evitado otro potencial riesgo. En maquinaria se han hecho inversiones. Y la empresa ahora está  en manos de un grupo familiar que tiene una trayectoria industrial e, insisto, está invirtiendo su dinero en el proyecto. 

Por lo tanto, este momento no es como hace un tiempo, cuando o los profesionales que estábamos en la empresa buscábamos alguna financiación o nadie lo resolvía. Ahora la figura del empresario está cubierta y, por lo tanto, ahora no es una irresponsabilidad salir. Ahora puedo salir. No podía salir hace dos o tres años, cuando incluso tuve propuestas para salir, pero no era el momento porque entonces sí que la empresa hubiera podido tener problemas graves. En este momento ya hay quien cubre sobradamente parte de rol y por lo tanto no hay ningún problema. 

¿Se puede decir que ya está a salvo la empresa?

Creo que a salvo no está ni Boeing. El mundo empresarial es muy cambiante y pueden pasar cosas imprevisibles, pero sí es cierto que Puertas Norma tiene en este momento una planta de primer nivel, la mejor española y de las dos o tres mejores a nivel europeo;tiene una carta de pedidos muy alta;una diversificación de esos pedidos;una plantilla que conoce el trabajo y que, en general, está implicada y, por lo tanto, el horizonte es positivo. Lo que sucede es que hay que atender algo fundamental, cada empresa se dimensiona para un volumen. La antigua Norma llegó a facturar 75 millones de euros y era una fábrica para facturar 100 al año. Evidentemente, ahora no llega a 25, así que hasta que no alcance determinado volumen, eso no puede funcionar. 

¿Qué se necesita para alcanzar ese volumen? 

Tiempo. Porque, si por otro lado haces una subida exagerada de precios, tendrás un descenso exagerado de compras. La ley de competencia funciona, por lo tanto hay que ir buscando equilibrios. En este momento los proveedores apuestan por Norma, el tema financiero está resuelto, hay una buena red comercial..., por lo tanto, tiene todos los ingredientes, pero se necesita paciencia e ir avanzando. Yo creo que esa es la línea. 

Está pendiente un proceso de fusión. ¿Por qué no se ha firmado?

El proceso de fusión debe ser autorizado por la Diputación, porque se necesita mayoría reforzada. Supongo que eso tiene sus trámites dentro de la organización provincial. 

Conoce Norma y conoce a la otra empresa ¿cree que es buena esa fusión?

Bueno, yo siempre digo que la economía es una ciencia en la que lo que más funciona son los historiadores económicos, los que cuentan lo que ha pasado. Si se pudiera prever... 

Lo que sí es positivo es haber evitado que una empresa grande (porque sin duda Uniarte era una de las cuatro grandes del país) pudiese caer en manos de otro grupo. Con esa operación se consigue eso. Y, evidentemente, eso te permitiría a medio plazo llegar a un nivel de sinergias en cuanto a compras y comercialización. Además, Uniarte tiene otra cosa que Norma no tiene, la presencia en el mercado de las grandes superficies. Evidentemente son dos modelos empresariales muy distintos. Estos procesos los hemos visto en el mercado financiero con las fusiones de las cajas. Todo esto lleva sus momentos. A veces se dice que es dar un paso atrás para dar dos pasos hacia adelante...

Ha pasado por varios momentos en Norma, ¿se siente responsable -para bien o mal- del discurrir de la fábrica?

Es evidente que entre las dos fases he pasado bastantes años en Norma y, cuando llevas tantos años en un sitio, haces cosas mejor y peor. Es decir, la Norma anterior alcanzó unas cotas muy importantes, logramos hacer la fábrica, pero cometimos un error estratégico que era estar centrados exclusivamente en el mercado de la vivienda nueva y, probablemente cuando Norma tuvo problemas, eso también le influyó, y yo ahí no puedo escudar mi cuota de responsabilidad. 

Esta nueva fase la verdad es que ha sido muy dura porque ha sido empezar de cero (la otra estaba mal pero había una inercia). Al principio no había medios y había gente que apostó, pero también hubo gente que trabajó para que eso no funcionara. Eso hay que decirlo y ha sido bastante duro.  En esta nueva fase... poco más de lo que hemos hecho se podía hacer. 

¿Quién le va a sustituir en el cargo?

Supongo que entre los miembros de la propia familia [Tarragó] se van a distribuir las funciones. 

¿Habrá un tercer regreso a Norma?

No, porque eso querría decir que Norma habría vuelto a fracasar, y espero que no. Yo dije que había la oportunidad de rescatar Norma después del fracaso del concurso. Pero si ahora volviera a fracasar... ni yo ni nadie seríamos capaces de volverla a levantar, porque ya no habría ninguna credibilidad por parte de nadie. Lo que tiene que suceder es que poco a poco se vayan mejorando las cifras. Jaime Ribas estará encantado de asistir al 75 aniversario, donde espero que me inviten. Pero, insisto, ojalá ya no tenga que colaborar más. 

¿Dónde le vamos a ver ahora?

Quiero hacer cosas que disfrute. Como profesional, me gustaría colaborar con empresas poniendo a su disposición mi experiencia y mis contactos. No en el sector de la puerta, que ahí no me van a ver. Mi voluntad es seguir estando en Soria y colaboraré si alguna empresa de Soria o de fuera me demanda en temas donde los padres ya se van haciendo mayores y los hijos aún les falta un poco de experiencia, o temas de empresas que quieran internacionalizarse... Pero, insisto, colaboraciones puntuales, no pienso integrarme en ninguna empresa. 

¿Y le podremos ver en política?

Pues, primero, me lo tendrían que proponer y, después, lo tendría que estudiar. Mis dos licenciaturas pivotan alrededor de lo político, la Economía y el Derecho, y a mí la política en mayúscula me gusta, pero la política en minúscula, ‘cutre’, no. A la política de colaborar con temas públicos... estoy abierto absolutamente. 

¿Podría ir en una lista municipal?

Pues me lo tendrían que plantear, explicar, decir quienes serán mis compañeros, el programa y qué vamos a hacer. Insisto, eso es política de colaboración, no profesional, y eso es compatible con lo que he dicho antes de mi otra colaboración con empresas. No voy a descartar nada.