Los nuevos capitanes de la nave rojilla

EDS
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Borja San Emeterio, AntonioCotán y Jesús Tamayo asumen los galones de liderar al vestuario del Numancia al ser los únicos tres jugadores que se mantienen en el club tras la pasada temporada

Los nuevos capitanes de la nave rojilla - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

El verano pasado en el Numancia fue convulso, no solo por el descenso a Segunda RFEF, sino por la desbandada general. Mientras todos abandonaban el barco, tan solo tres jugadores decidían priorizar seguir en el club por encima de otras categorías: Borja San Emeterio, Antonio Cotán y Jesús Tamayo. Todos ellos tuvieron claro desde el primer momento que querían seguir defendiendo al Numancia pero tuvieron que negociar un nuevo contrato para adaptarse a la situación económica de la nueva categoría.

Ahora se muestran satisfechos con la decisión tomada y seguros de que pueden liderar este nuevo proyecto para revertir una difícil situación. Son los capitanes, los hombres que deben mandar en el vestuario y transmitir a los más jóvenes lo que significa el Numancia. A pesar de que es su segunda temporada, ya valoran lo que significa este club para Soria. 

El capitán. El líder del vestuario es Borja San Emeterio, «es un poco anecdótico», asegura, «soy el que lleva el brazalete pero en realidad somos tres los que llevamos el mismo tiempo en el club». Aun así el lateral es consciente de su responsabilidad, «soy conocedor de lo que significa pero a su vez estoy muy ilusionado por lo que representa», asegura orgulloso.

El jugador no dudó ni un segundo de que quería seguir en el Numancia, «era mi primera intención en cuanto acabó la temporada a pesar del descenso». Aunque sus compañeros comenzaban a buscar otros equipos, «en mi cabeza solo valía seguir porque el club confió en mí desde el principio y les interesaba que siguiese». La negociación fue sencilla, «y al final todo se cumplió».

Ahora debe ser uno de los líderes del vestuario, «es un equipo prácticamente nuevo, una liga diferente y un formato de competición distinto». En el día a día «la gente nueva te pregunta sobre el Numancia y los tres que más lo conocemos intentamos hablar de lo que es esto para Soria». La respuesta es igual de buena, «nos lo ponen muy fácil porque a nivel personal son todos muy humildes».

En su cabeza solo hay un objetivo, «tengo una espina clavada con el descenso y quiero devolver a la afición todo su cariño».

Compromiso. Antonio Cotán fue un jugador que caló en la afición desde el primer momento. El centrocampista cuenta con una gran visión de juego que demostró en su primer año a pesar del descenso, «el formato fue diferente y no pudimos hacerlo como queríamos». Él quería seguir y así se lo trasladó al club. Una vez llegaba el descenso «transmití a mi entorno y al propio Numancia que quería estar aquí, luchar por un nuevo objetivo», afirma, «estoy en un club que tiene todo de su parte para volver al fútbol profesional y quiero estar en ese proyecto». Era su primera opción, «y quería aprovecharla».

Ha podido portar el brazalete en las primeras jornadas, «se decidió que fuésemos los capitanes y es una mezcla de orgullo y responsabilidad», reconoce, «ayudaré al club en todo lo que pueda, también a mis compañeros y solo voy a mirar por el equipo para conseguir los objetivos de la temporada». Reconoce que el camino será duro, «todos sabemos dónde estamos y se va a pelear por ello». Y termina, «en el club estamos todos comprometidos para conseguirlo y aunque sabemos que no será fácil tenemos que pelear hasta el final».

En su memoria no puede olvidar el descenso de la pasada temporada, «no fue nada fácil pero ahora tanto mis compañeros como yo queremos dar una alegría a la afición, lo han pasado mal y se lo merecen».

El factor tamayo. Fue el primer en mojarse y en mostrar públicamente su intención de seguir en el Numancia. Jesús Tamayo lo hacía a través de una publicación en las redes sociales, «recuerdo el apoyo de la afición en ese momento». No era sencillo dar ese paso y más con la incertidumbre de qué podía pasar con el club «pero tenía un sentimiento de deuda con la ciudad». 

El atacante sabe de lo que habla, «llevo muchos años en el fútbol, también como aficionado, sé lo que se siente cuando tu equipo no está a la altura y tras pedir perdón recibí mucho apoyo». Todos esos factores, «hicieron que solo quisiese quedarme aquí». Y eso que la negociación «tuvo su tira y afloja, pero al final todos queríamos lo mismo». Su sentimiento de club es más que reseñable en solo dos temporadas, «a nosotros nos pertenece uno de los dos descensos, tenemos parte de culpa pero a su vez tengo la ilusión de poder celebrar algo, de devolver a la gente todo su cariño, el mismo que me mostró incluso con las derrotas», sentencia.

No le pesa el cargo de ser uno de los capitanes, «somos los más veteranos y hay que hacer ver a los más jóvenes el lugar en el que estamos, que podemos hacer algo grande para la ciudad y para el Numancia, y eso se lo inculcamos desde el primer día». Jugar mal está permitido, «pero no dejarse todo en el campo ni se contempla», avisa.

Está convencido de lograr el ascenso, «tanto por el nivel de la plantilla como del cuerpo técnico». Y firma marcar el gol definitivo, «pero ahora mismo». Aunque «ojalá lo marque otro, lo celebraré de la misma manera».