"En los últimos años se ha mejorado en el profesorado"

Nuria Zaragoza
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Desde que asumió el Decanato en 2015 se ha esforzado por dotar a la facultad de más profesorado con mayor categoría profesional, impulsar la investigación y el desarrollo de congresos internacionales. Su objetivo, el equilibrio entre docencia e inves

"En los últimos años se ha mejorado en el profesorado" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

El decano de la Facultad de Educación, Ricardo de la Fuente Ballesteros, analiza la situación de uno de los centros con mayor proyección y reconocimiento del Campus Duques de Soria (Universidad de Valladolid). 

¿Cómo está siendo el desarrollo de este curso tan atípico por las restricciones impuestas por la pandemia?

No podemos hablar de grandes incidencias, tanto por lo que ha afectado a alumnos y profesores, cuanto por el sistema, que está perfectamente establecido por los órganos que rigen la Universidad de Valladolid.

La pandemia lo ha cambiado todo pero, afortunadamente, no ha bloqueado proyectos importantes como la implantación del nuevo grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. ¿Cómo está resultando su puesta en marcha?

Todo lo que es nuevo es complicado, y una cosa son los proyectos y otra las realidades. Lógicamente ha habido que sortear una serie de complicaciones marcadas sobre todo por la situación sanitaria en la que nos encontramos, que nos ha complicado tanto el tema de espacios como todo. Realmente ha sido difícil pero, aún así, hay un cierto aspecto de normalidad. 

¿Han tenido que reforzar la plantilla para impartir este nuevo grado?

Creo recordar que solo había un profesor aquí que podía empezar a dar clases directamente, y el resto ha habido que contratarlo. Es cierto que esta nueva titulación traía consigo un reto porque había que contratar de cero pero, al ser solo un curso [primero], ha sido más asumible. Pero no podemos olvidar que en esta facultad no solo se imparte esta nueva carrera, se imparte también Infantil y Primaria, que son ocho cursos más. 

¿Cuál es el perfil del alumnado que se ha interesado por el nuevo grado?

El alumnado básicamente es de fuera, lo que quiere decir que ha sido correcto haber implantado aquí esta carrera, y me parece que tiene un gran potencial. La cuestión es que, cuando un grado se imparte por primera vez en un centro, en una ciudad, en una universidad, obviamente, hay un proceso de adaptación que es complejo y lleva su tiempo. Tenemos que ver la evolución. No sabemos ciertamente el horizonte que puede tener esta carrera. Yo pienso que va a ser muy exitosa y va a tener bastante peso dentro de toda la ciudad y de toda la universidad pero, obviamente, estamos en el primer curso y, por tanto, estamos tanteando aún y tratando de ver cuáles son las disfunciones que hay y qué problemas hay para tratar de mejorar o corregir para años posteriores. 

Un plan de estudios y una carrera tienen que ser dinámicos, es decir, no se puede dar como un horizonte cerrado. Hay que dialogar con las partes, estudiantes y profesores, hay que ver qué posibilidades hay para la mejora, y creo que ahí es hacia donde tenemos que ir. Yo no veo lo negativo, veo las potencialidades de futuro, que es donde debemos centrarnos todos para que sea una carrera importante. 

El Grado del Deportes es la novedad pero en esta facultan imparten además dos titulaciones con una larga trayectoria en Soria, Primaria e Infantil. ¿Cómo están funcionando?

Hay mucha demanda y están funcionando bien. Creo que los estudiantes poco a poco también se van dando cuenta de algunos cambios que ha habido en esta facultad en los últimos años, dirigidos básicamente a la consolidación del profesorado y a una mejora en los aspectos de investigación y docencia. Lógicamente, los estudiantes son sensibles a esto y van viendo cómo hay un constante reciclaje y mejora de todas las potencialidades. Eso significa que hay una demanda continuada y que muchos de nuestros estudiantes, cuando termina uno de los grados, quieren hacer el otro. Esa situación la estamos viviendo continuamente en los últimos años, lo que quiere decir que hay un cierto éxito en lo que aquí se está desarrollando. 

Si tuviésemos una perspectiva histórica de lo que ha sido aquí la enseñanza de Primaria e Infantil, veríamos que en los últimos seis años el profesorado cada vez tiene más categoría profesional. Eso conlleva una mejora que trae consigo, por ejemplo, esto que hablamos, que los estudiantes deseen cursar otros estudios aquí.

En una entrevista al inicio de curso el vicerrector del campus, José Luis Ruiz, destacaba precisamente la renovación del profesorado de Educación. 

Renovar quiere decir, primero, que hay más profesorado en mayor categoría profesional y, segundo, que se publica bastante, que se investiga bastante, lo que quiere decir que va a mejor. 

Hay que tener en cuenta que en la universidad nos contratan a los profesores para dos cosas: para enseñar y para investigar. En el momento en que hay una disfunción, empieza a haber problemas. El profesorado no puede centrarse solamente en la cuestión de la investigación, porque se olvida del alumno, ni viceversa. Ahí es donde creo que ha habido un equilibrio y hay una mejora sustancial, porque lo que faltaba era la investigación y en los últimos años ha mejorado mucho. 

Solo con visitar la web de la facultad se observa que el centro se encuentra en un proceso de incremento de su actividad investigadora, con varios grupos activos, cantidad de publicaciones al año... No obstante, ¿es necesario impulsar aún más la investigación entre el profesorado y, también, involucrar más a los alumnos?

Ya hay alumnos que están comprometidos y que les interesa, y creo que serán alumnos que el día de mañana harán máster, doctorado… Eso está bien y es lo que debe ser pero, desde mi punto de vista, los profesores tienen que impulsar a los estudiantes en sus intereses futuros investigadores y, sobre todo, se tienen que dedicar a investigar. 

En la web hay muchas cosas pero van a ir apareciendo más. Ahora mismo tenemos tres grupos de investigación reconocidos (GIR), que tienen un reconocimiento de la Junta de Castilla y León y, por lo tanto, de la universidad en sí puesto que dependemos de la Junta. Hace tres años no había nada y ahora tenemos tres que, además, son básicamente agrupaciones de profesores de nuestra facultad. Eso quiere decir que está funcionando bien.

Y, luego, se hacen al menos tres congresos internacionales al año, lo cual es mucho teniendo en cuenta el número de profesores que hay y el tamaño de nuestra facultad. 

¿Hay opción de implantar másteres? Sí, yo lo he intentado, pero el problema que tenemos con los másteres en mi facultad es que todos los profesores están copados en cuanto al número de horas que tienen para dar clase. Y, si no tienes horas libres para poder impartir un máster, es imposible. Si fuésemos el doble de profesores sería más fácil, pero no lo somos y tenemos que contar con lo que tenemos. Hay alternativas a esto, pero es complicado por cuestiones burocráticas. El modelo burocrático universitario impide cierta libertad para desarrollar cuestiones de esta índole. 

Cuando se presentó a nivel político el nuevo grado se habló de la posibilidad de impartir en el futuro dobles grados. Entiendo que estamos en un momento muy prematuro pero ¿le convence esta idea?

El doble grado está muy bien, pero depende del lugar. Cuando tú tienes un número específico de estudiantes, a veces hacer un doble grado puede ser problemático porque te puedes cargar uno de los dos grados y el que tiene menos estudiantes puede cuasi desaparecer, si no desaparecer realmente. Creo que, dados los números que tiene esta facultad, es mejor mantener cada uno de los dos por separado, porque además estamos viendo en los últimos años que un buen número de alumnos, cuando termina un grado, se matricula en el otro. Entonces, si haces el doble grado, eso no tiene ya sentido.

En cuanto a las menciones y demás en el Grado del Deporte, se verá cuando lleguemos al curso cuarto lo que los estudiantes demandan, y tendremos que estar muy pendientes de los deseos de esos estudiantes para ver por dónde podemos tirar con ese grado. Tenemos que escuchar, ver y aprender y, sobre todo, también hay que ver lo que se puede hacer dentro del contexto general de lo que hay en otras universidades. Hay tiempo suficiente para hacer unas mejoras en el grado, para buscar además la mayor conexión y rentabilidad con la sociedad, la imbricación con las expectativas que la sociedad nos demanda. 

Estamos en una facultad de Educación. ¿Cómo se enseña a los que tienen que enseñar?

Depende de la materia, porque no todas las materias son iguales y hay que darse cuenta de la cantidad de áreas del conocimiento que están implicadas aquí. Cada área de conocimiento tiene unos métodos, aunque es cierto que más o menos todas las áreas se pueden ajustar a ciertos parámetros, a ciertas obligaciones metodológicas, porque al fin y al cabo estamos en una universidad y hay un modelo universitario, un modelo científico.

Pero ¿cómo se enseña a enseñar? Yo tengo una visión quizá diferente a la de algunos colegas. Aquí mucha gente habla constantemente de las técnicas de enseñanza y las TIC y demás, pero yo tengo muy claro (por la experiencia que tengo tanto como profesor como estudiante) que a mí los que me enseñan son los que saben. Entonces, no hay ninguna técnica que pueda arreglar la ignorancia tanto del que enseña como del que recibe la enseñanza. Si tú tienes buenos profesores, esos profesores te van a enseñar y tú vas a aprender a enseñar gracias a esos profesores. 

Hay una idea un poco errada, particularmente en las facultades de Educación, de que con metodologías (las que fueren) se puede arreglar el asunto, pero el asunto se arregla únicamente con el conocimiento. Luego, las técnicas efectivamente ayudan, mejoran a la transmisión del conocimiento y a la enseñanza del mismo, pero no hay nada que cambie la base, que es el conocimiento. 

Durante años se ha considerado Magisterio como una ‘María’, como se denomina a las titulaciones quizá más accesibles, más sencillas. ¿No cree que es un error que la nota de corte sea tan baja, máxime teniendo en cuenta que estamos hablando de maestros, de quienes ayudan a construir la sociedad del mañana?

Para empezar, hay infinidad de carreras que no tienen nota de corte. Segundo, se ha generado en los últimos años una especie de obsesión -que además ha venido no precisamente desde los órganos rectores de la universidad- por querer reducir el número de estudiantes de Magisterio. Lo hemos visto en noticias que han salido en los medios con titulares como «hay demasiados estudiantes de Magisterio», «hay demasiados egresados de Educación». Cada uno opina lo que considere y me parece muy bien, pero la cuestión es que, si en la sociedad lo que la gente quiere es estudiar Educación, si hay vocación o interés por hacer esta carrera, no sé por qué se les tiene que negar. Eso es mi opinión. Al fin y al cabo es una cuestión de equilibrio. 

En cuanto a la nota de corte… depende. ¿Que habría que subir la nota de corte? Yo no soy quien lo tiene que decir, que lo digan quienes controlen el sistema educativo pero, si empezamos así, vamos a empezar a dirigir las cosas independientemente de las personas. Es decir, yo deseo esto pero a mí me lo están negando. Nosotros trabajaremos con lo que haya y con las indicaciones que nos den, pero los números en esta facultad son magníficos.Quiero decir que no son ni muchos ni pocos, están en lo que yo creo que tiene que ser la demanda y la oferta, está equilibrado. 

Cuando los alumnos terminan la carrera están encaminados básicamente a hacer una oposición… 

Sí, pero no una oposición, muchas oposiciones, porque lo que es cierto es que el egresado de Educación tiene una enorme potencialidad para presentarse a un montón de plazas. Estudiantes míos los veo trabajando no solo en Enseñanza Primaria o en Infantil, los veo en guarderías, de policías, de guardias civiles, en Administración del Estado… Al fin y al cabo Educación es una carrera que te habilita para muchas cosas. Y ocurre en Educación pero también en otras muchas carreras. Y ocurre también con las de Ciencias, que a veces parece que todos los de Ciencias se colocan, y tampoco es así. 

Vamos a poner las cosas en su lugar y vamos a ver que todas las carreras tienen problemas al final con el tema de dónde encuentran trabajo los egresados. Yo creo que eso no es un problema y focalizar precisamente en Educación los problemas o las insuficiencias de una sociedad, o de quienes rigen los destinos de los accesos al trabajo, es un poco ridículo. 

Desde luego que los problemas de búsqueda de empleo no son exclusivos de ninguna carrera concreta pero lo que me refiero es que en Educación, para acceder a un puesto como profesor, casi siempre te ves abocado al sistema de oposiciones y quizá ese sistema selecciona al mejor opositor, pero no al mejor profesor.

Evidentemente, pero ocurre en todo. A veces hay personas que tienen gran cultura en las denigradas letras y te los encuentras de grandes ejecutivos en grandes empresas o en compañías internacionales. Al final la sociedad lo que busca hoy en día es un perfil, personas cultas, empáticas, con capacidades extra para poder moverse en determinados territorios, y no solo un especialista en cuestiones concretas.  

Existe una propuesta por parte de algunos partidos políticos de establecer un sistema de acceso a la profesión de maestro a través del mismo sistema de capacitación de los médicos, una especie de MIR educativo. ¿Qué le parece esta iniciativa?

Llevamos tres o cuatros años con esto... Todo, si es bueno y está bien pensado, ¡que funcione!, me parece bien; pero realmente no sé si esto sería tan viable. Porque hay una cuestión clara con esto del famoso MIR docente:si hay dinero, todo es posible. Si no vas a invertir dinero en eso, se puede hablar todo lo que se quiere, pero eso no va a funcionar.

Esto lo llevan haciendo en Alemania desde los años 80 y allí ha funcionado porque se ha invertido mucho en esas prácticas habilitantes, que es como se debería llamar. Yo en el año 90 estuve en el estado de Hesse en Alemania viendo cómo funcionaba esto con el secretario del ministro de Educación de allí y tenía sentido pero ¿cuánto dinero costaba? Es importante que lo pregunten y que lo tengan en cuenta. 

Cada Gobierno que llega implanta su ley en educación no universitaria. La ‘Ley Celaá’ es la octava norma de este tipo desde 1980 y viene, como siempre, cargada de debate. Desde su puesto de vista, ¿cómo debería ser la ley educativa que necesita España?

La ley educativa de cualquier país necesita estar conectada con la realidad social, ese es el primer asunto. Cualquier ley educativa tiene que responder a las necesidades que la sociedad te está demandando en cada momento. No se puede pensar que lo que hoy se pide sea igual que lo que se pedía hace treinta años. Hasta ahí estamos de acuerdo, pero también es cierto que el cambio constante de leyes lo que hace es despistar y, si analizamos el asunto con un poco de perspectiva, vamos observando que todas las leyes han ido en detrimento de la calidad de la enseñanza, de los conocimientos de los estudiantes, etc. 

Se han dado obviamente también cosas buenas. Se han introducido nuevas asignaturas que están conectadas con esa sociedad a la que me refiero. Y hay cuestiones candentes, sensibles, como pueden ser temas de valores, de género… que, lógicamente, es la forma en que una sociedad se adapta a las nuevas expectativas de los nuevos tiempos, del contexto social e internacional. Pero, de maquillar algo, a estar constantemente cambiando y estar volviendo locos a profesores y padres y estudiantes, hay un mundo. 

Luego, cualquier ley que nazca con un principio ideológico, mal. No hablo de esta ley, hablo de cualquier ley. Una cosa son los valores y los contextos institucionales y sociales, y otra cosa es que la ideología te haga crear una ley, y eso es un problema. 

Yo tengo una idea que siempre repito en mis clases: en una sociedad no sobra nada y, en el momento en que tú estás excluyendo algo, malo. No puedes excluir. Y,  otra cosa, tú no puedes olvidar la historia, tú no puedes hacer una historia nueva cada cinco años, rompiendo con la historia anterior. Eso no es serio, no es profesional. Si toda la gente que hace leyes cada vez que llegan al poder, los que sean, mirasen un poco el entorno de otros países, verían cómo en otros países son más respetuosos y no necesitan estar cambiando absolutamente todo para nada. 

Imagino que también estará ya cansado de escuchar cada dos por tres el manido Pacto por la Educación. 

Es imposible. Aparte, es que yo ya no sé lo que es el Pacto por la Educación. Como soy un ignorante de estas cuestiones, porque no entiendo ciertos temas políticos o como se llamen, yo no puedo opinar de nada de eso... 

Cuando a mí me dicen Pacto por la Educación yo lo que entiendo es volver a la idea anterior, la integración, el respeto por las ideas de los demás, y que todo el mundo esté más o menos en un espacio común que les permita sobrevivir. Pero cuando lo que impides es la sobrevivencia de las ideas y de las personas, entonces, tenemos un problema. 

Continuamente oímos que en Soria hay una calidad educativa alta, que somos la ‘pequeña Finlandia’. ¿El hecho de que exista una Facultad de Educación en Soria, esta facultad, cree que tiene que ver con esa calidad educativa?

No me atrevería a decir eso pero hay que poner las cosas en su lugar y decir que evidentemente aquí no se han hecho las cosas mal. Si se habla de la ‘pequeña Finlandia’ y demás quiere decir que aquí hay una calidad media superior a otros sitios. Tal vez es también por el tipo de sociedad que hay. Pero creo que efectivamente algo bueno se habrá hecho en Soria para que esto sea así. A lo mejor tiene que ver la Consejería de Educación, con esos cientos de profesores de Infantil, Primaria y Secundaria que se lo toman en serio y hacen las cosas bien, a lo mejor tiene algo que ver esta facultad, etc. Si se ha llegado a eso, será por algo. Y también creo que tendrá que ver que habrá centros de excelencia en Soria, que los hay, que son los que abanderan este tipo de enseñanza en la vanguardia. 

¿Observa una evolución en el profesorado?

Yo me fijo sobre todo en mi facultad. Desde que yo llegué aquí hace ocho años he visto unas mejoras aquí, y quiero pensar que esas mejoras son generales y que se relacionan también con otros centros. Además hay que darse cuenta que esta facultad tiene bastante contacto real con centros de enseñanza a través del prácticum, y eso se nota, o espero que se note para bien. Y hay más diálogo, más interacciones… Además, aquí los profesores tienen mucho interés en lo que están haciendo sus colegas en enseñanza Infantil, Primaria y Secundaria, y todo repercute evidentemente. 

Asumió el reto del Decanato en 2015. ¿Qué balance hace y cuáles son los retos que tiene?

Ya he comentado mucho de lo que se ha hecho y básicamente se ha mejorado bastante de lo más importante aquí, que es el profesorado. Porque si el profesorado está bien, mejora y es estable, eso repercute automáticamente en los estudiantes, en la calidad del centro y en la investigación, que es el 50% del éxito con una buena enseñanza. Partiendo de aquí, yo veo muchas mejoras. Esto no significa comparar con el pasado, porque el pasado es pasado y lo que me corresponde a mí es desde 2015. Hay mejoras pero también hay frustraciones, porque no he conseguido hacer cosas que yo querría haber hecho. 

¿A qué frustraciones se refiere?

Por ejemplo un máster, que lo he ofrecido y no ha salido por las razones que he indicado antes, y alguna otra. Es una frustración personal, contextualizada con unas realidades. La realidad siempre se impone y una cosa es el deseo y otra la realidad. 

¿En cuanto a los retos?

Los retos son seguir por el mismo camino, mejorar. Y una de las cosas que empecé haciendo en el año 2015 es promover congresos internacionales. Estos se van sumando uno tras otro y para mí es importante porque es la forma de poner en conexión esta facultad con el resto del mundo. Yo estoy satisfecho porque esto se está haciendo muy bien. Este año, por ejemplo, tenemos un congreso muy importante de género que está promoviendo una profesora de aquí, Carolina Hamodi. Es un congreso fantástico y potente. Ojalá vengan más iniciativas y sigamos por este camino, que es el camino correcto y lo que deben hacer los profesores de universidad.