Alta cocina en la rebotica

Ana I. Pérez Marina
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La farmacia de María Jesús Benito de Miguel en Abejar dispone de laboratorio de formulación magistral y está acreditada para suministrar a terceros. Los medicamentos que fabrican son distribuidos en 45 oficinas de cinco provincias

Alta cocina en la rebotica - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

El «alma de la farmacia» está en la trastienda. En la rebotica. «Es como la alta cocina, hay que hilar muy fino, es milimétrico», sostiene María Jesús Benito de Miguel al referirse al laboratorio de formulación magistral del establecimiento que regenta desde hace año y medio en Abejar, antes en Candilichera, donde estuvo otros  trece años.  Desde la rebotica de esta pequeña farmacia rural salen alrededor de 1.500 fórmulas magistrales al año para suministrar a 45 establecimientos de cinco provincias: Soria, Teruel, Salamanca, León y Segovia. Porque este laboratorio es uno de los dos en la provincia que suministran a terceros (el otro está en Soria capital, el de la licenciada Celia Carrascosa). El ‘modus operandi’ es a la demanda de los puntos a los que sirven las fórmulas magistrales y preparados oficinales. En la jornada de la visita de El Día de Soria tienen encargo de fabricar cápsulas de bicarbonato sódico, de finasteride para la alopecia, pomadas para el acné y otras emulsiones.

«Hacemos cápsulas orales, jarabes tanto para adultos como para pediatría, cremas tópicas (emulsiones, ungüentos, vaselinas, geles…), todo lo que es oral y tópico. Es un tipo de medicación que se prescribe cuando no está en el mercado comercializado. Entonces se recurre a la formulación magistral, que es personalizada, bien porque el medicamento no está   en el mercado o porque el que está el paciente no lo admite», relata la farmacéutica. Por ejemplo, puede existir una intolerancia a la lactosa y el excipiente de la medicina ‘industrial’ recetada sí tiene, o porque la dosis que necesita el paciente no existe en los productos de las grandes farmacéuticas, algo que ocurre con cierta frecuencia en pediatría. Son situaciones «puntuales» en las que hay que elaborar la botica a la medida del usuario, siempre con receta médica, igual que cualquier otro medicamento. «La receta llega a la farmacia y la farmacia lo gestiona. Como no todas las farmacias tienen laboratorio de formulación magistral, lo dan a hacer a un tercero y es aquí donde nosotros fabricamos para las que nos los piden», apunta.

El supuesto más frecuente por el  que se recurre a la formulación magistral es por la dosis. María Jesús Benito de Miguel indica que, por ejemplo, es muy habitual que le encarguen omeprazol pediátrico, que es un medicamento comercializado en 20 miligramos para adultos y no existe jarabe pediátrico. Así las cosas, en función del peso del niño, el pediatra ajusta la dosis y se acude a la suspensión. «Se hace de dos miligramos por kilo, de 10 por kilo… de lo que estime el médico. La concentración y la dosis son las que pone el pediatra en función de la patología. La medicación se prepara para un mes y, si es necesario continuar, se pasa otra receta», explica.

Captopriles para insuficiencias cardiacas, furosemidas (diuréticos), espironolactonas… enumera la licenciada para incidir en que la formulación magistral tiene un «peso importante» en pediatría. Y está al alza, cada vez se mueve más, porque la tendencia de los tratamientos médicos es a la personalización. «Todo va en la línea de ser individualizado y los médicos están viendo que funciona muy bien, que se puede detallar y afinar mucho lo que es la prescripción. Cada año se hace más. Si el médico se da cuenta de que para una soriasis hay cremas que palían los síntomas, ven que lo pueden recetar a más personas y se va pasando la voz». 

Por ello, el siguiente nivel que proyecta, que se sumará a la elaboración de medicamentos orales y tópicos, es la creación de formas farmacéuticas estériles, lo que requiere otra gran inversión ya que es obligatoria una dependencia a parte del actual laboratorio. «Como llevamos mucho tiempo, poco a poco vas ampliando. Los encapsuladores, los emulsionadores… todo requiere una inversión muy importante. El siguiente nivel es el de estériles, que está en proyecto. Es para hacer colirios, pomadas para ojos, inyectables… pero tiene que estar diferenciado del laboratorio a través de paredes, con cadena de flujo laminar de clase A. Estamos ahí, viendo las posibilidades. Aunque estériles se recetan muy pocos de formulación. En 15 años me han encargado tres, pero si esto avanza y va a más es una manera de abarcar todo el mercado», argumenta.

Para María Jesús Benito de Miguel, la formulación magistral es algo totalmente «vocacional», la parte «bonita» de la farmacia. «Me gusta mucho la rebotica y es un buen momento para la formulación. Los inicios fueron duros. Hay que hacer la misma documentación que los laboratorios grandes y cuesta hasta que te acostumbras», reflexiona. En su caso, del establecimiento y del laboratorio se ocupa ella misma y Marta, que ya lleva siete años trabajando en esta farmacia.

los precios. A priori, todo lo que se hace a medida tiene un coste superior que lo que se entiende por estándar. En el caso del precio de la formulación magistral el baremo lo pone el Ministerio de Sanidad, que es el que marca los honorarios para los principios activos y excipientes.

En la normativa que manejan las farmacias con laboratorio de formulación magistral para suministrar a terceros (cabe puntualizar que cualquier farmacia puede contar esta infraestructura homologada para autoabastecimiento) establece lo que vale cada fórmula, en función de lo que lleva. Porque no cuesta lo mismo una cápsula, una emulsión o una suspensión, y también depende del tamaño de la dosis. «Todo se suma y sale el precio individual». A veces resulta más económico que el medicamento comercializado por los grandes laboratorios, aunque normalmente es ligeramente más caro. 

En cualquier caso, estas medicinas ‘a la carta’ forman parte igualmente del sistema público de salud, por lo que están financiadas de la misma manera que los de las firmas farmacéuticas. «Es algo que se hace a medida, lleva mucho tiempo, cada fórmula aproximadamente media hora de trabajo, más la búsqueda de información, redactar un prospecto nuevo, cotejar bibliografía, circulares… hay que estar siempre a la última con las novedades. Hay mucho trabajo detrás», asevera la licenciada.

inmediatez. Las nuevas tecnologías permiten que se haya ganado en inmediatez a la hora de atender los pedidos. Las farmacias que son clientes del laboratorio de María Jesús Benito llaman por teléfono o envían la imagen de la receta y el tiempo medio que maneja para que el paciente tenga su medicina es en el mismo día o, «como mucho», al siguiente, aunque en alguna ocasión pueden necesitarse más horas de estudio. 

La materia prima de la que se surte el laboratorio de la farmacia de Abejar procede de proveedores homologados, laboratorios que proporcionan los principios activos con calidad de Farmacopea Europea, todos con certificados de análisis que avalan que cumplen la normativa. «Si no tiene esa calidad no se puede trabajar en formulación, porque todo ronda el 100% de pureza. Tanto excipientes, como material de acondicionamiento, como principios activos… hasta los botes tienen que tener su boletín», apostilla.

A nivel de utillaje no puede faltar un encapsulador, básculas (dos obligatorias, una que pesa un miligramo de error y otra con 0,1), la mini inversina para revolver polvos, el baño para las emulsiones en las fases fría y caliente, el agitador magnético, la cabina de flujo laminar para proteger las fórmulas, el ‘unguator’ para las emulsiones y tópicos, el destilador de agua… todo un equipamiento de alta precisión que permite cumplir la normativa «a rajatabla», ya que todo lo que envuelve a la formulación exige unas garantías. Porque en la rebotica la dosis de responsabilidad es muy elevada, hay que estar con los cinco sentidos» con cada medicamento que se crea. «Un cero arriba multiplica exponencialmente, no te puedes confundir. La verdad es que en quince años no hemos tenido un problema», concluye.