#SANJUAN / Otros años sin fiestas

Ana Pilar Latorre
-

las de 1936 pudieron celebrarse justo antes del inicio de la contienda, el 17 de julio. las de 1937 se suspendieron tras conocerse los nombres de los jurados de cuadrilla y lo mismo ocurrió con las de 1938. la celebración se retomó en 1939

Antes de la guerra

Hacía mucho tiempo que no se suspendían las fiestas de San Juan por parte del Ayuntamiento por una causa de fuerza mayor y por primera vez ha sido por una pandemia, algo que hace un año no podíamos ni imaginar. La Guerra Civil comenzó el 17 de julio de 1936, justo después de la celebración que contó con novedades, como la construcción de un corral en Cañada Honda para que los jurados pudieran elegir con más comodidad los toros, una colección de fuegos artificiales y una corrida de vaquillas a primera hora del Sábado Agés. Los jurados de ese año tomaron la decisión de encargar y repartir las entradas para las corridas de fiestas, con el objeto de evitar las aglomeraciones y abusos de ortos años. 

La Saca tuvo polémica ese año, por lo que El Avisador Numantino ya sugirió modificaciones a la comisión de festejos para el siguiente año, como adquirir cuanto antes los doce toros y juntarlos con el ganado de Valonsadero, que el Ayuntamiento compre los animales, que sean los caballistas los encargados de conducir al ganado al llegar a Santa Bárbara y no los automóviles, que se coloquen vallas en la calle Ferial y que se suelten los toros en Valonsadero de la Compra a la Saca. Todo esto lo recoge la publicación ‘Embrujo Sanjuanero. Crónicas de San Juan 1907-2007’,  del Archivo Histórico Provincial de Soria, en la que ponen nombre a los jurados: Félix Delso (La Cruz y San Pedro), Serafín Pérez (Santa Catalina), Cipriano Escarpín (La Mayor), José María Barbero (El Rosel y San Blas), Leovigildo Calavia (Santiago), Vicente Plaza (San Miguel), Agustín Pérez Tomás (San Juan), Paulino Alonso (Santo Tomé, San Clemente y San Martín), José Atienza (San Esteban), Adolfo Redondo (El Salvador), Marcelo Gonzalo (Santa Bárbara) y Pedro Sánchez (La Blanca).

En 1937

Después de la guerraDespués de la guerraUn día después del sorteo

En 1937, ya en plena contienda, «un día después de conocerse el nombre de los jurados de cuadrilla, el Ayuntamiento de Soria decidía no celebrar las fiestas de la Madre de Dios». Con la guerra se suspenderían los actos profanos y sólo se celebrarían actos religiosos y alguna comida de hermandad con «las víctimas del caso bolchevique», celebradas el 18 de julio y el 12 de octubre. Según la publicación ‘Labrantios’, de José María Martínez Laseca, la celebración del 18 de julio «duró cuatro días y se convirtió en un auténtico simulacro de nuestras fiestas, con su misa en la Alameda, gran jolgorio y diversión y hasta caldereta y la referencia de la plaza de toros hasta la bandera en una gran corrida». «Todo envuelto lógicamente en homenajes, condecoraciones y recaudación de dinero para el frente», según las mismas fuentes. Aquel año, los jurados iban a ser Julio Esteban (La Cruz y San Pedro), Juan Pacheco (Santa Catalina), Plácido Ruiz (La Mayor), Ángel Carro (El Rosel y San Blas), Andrés Izquierdo (Santiago), Eleuterio Tutor (San Miguel), César del Riego (San Juan), Isabelo Dulce (Santo Tomé, San Clemente y San Martín), Anselmo Barrio Cristóbal (San Esteban), Mariano Seseña (El Salvador), Simón Mateo (Santa Bárbara) y Tomás Díaz (La Blanca). Los jurados intervinieron en la Jura de Bandera del 12 de octubre. 

    En cuando a 1938, por sorteo fueron nombrados los jurados de cuadrilla, aunque la semana de las fiestas pasaría desapercibida, según la prensa de la época, quien echaría en falta una función religiosa a la Virgen de la Blanca, recoge la publicación del archivo. «Se volvieron a sortear los jurados a sabiendas de las suspensión de las fiestas y se aprovechó la renovación de la Jura de Bandera de los Sargentos de Fuencaliente en octubre para convocar a los jurados a realizar tras misa y desfile un gran reparto de Calderas en la Dehesa entre soldados y sorianos de las cuadrillas. Curioso que el gasto corrió a cargo de los jurados que pasaron la correspondiente tajada a los vecinos», según Martínez Laseca. Ese año los jurados eran Honorio Sanz (La Cruz y San Pedro), Miguel Calleja (Santa Catalina), Blas Monge (La Mayor), Antonio Ridruejo (El Rosel y San Blas), Blas Casas (Santiago), Mariano Hedo (San Miguel), Félix Vera (San Juan), Mariano Vergara (Santo Tomé, San Clemente y San Martín), Eusebio Manrique (San Esteban), Urbano Valera (El Salvador), Miguel Esteruelas (Santa Bárbara) y Jacinto Mateo (La Blanca). 

   En 1939 la guerra había terminado y se recuperaron las fiestas tras dos años, en las que se instauró la voluntariedad del jurado, se estrenó la sanjuanera ‘A la Compra’ y se recuperó el homenaje a la Blanca. El bando de alcaldía decía: «Siendo las fiestas de San Juan las primeras que van a celebrarse después de la terminación de esta Santa Cruzada y queriendo esta Excelentísima Corporación Municipal revestir nuestras tradicionales fiestas de todo el esplendor y alegría posible e interpretando al mismo tiempo el elevado sentir patriótico y religioso de este vecindario que siempre ha dado pruebas de su amor a España y de su cariño a Soria, espera confiadamente esta Alcaldía no quede este año ni un soriano, digno de merecer este nombre, que sin causa justificadísima se abstenga de tomar parte en nuestras Fiestas de San Juan, a las cuales han de prestar su emoción y alegría los soldados sorianos que tanto han contribuido al fin victoriso de la guerra y cuyos permisos los está gestionando esta Alcaldía». Lo firmaba el alcalde de Soria, Gregorio Ramos.  Fueron jurados: Pedro Zaro (La Cruz y San Pedro), Fabián de Miguel (Santa Catalina), Eugenio Sanz (La Mayor), Pablo del Barrio (El Rosel y San Blas), Félix García (Santiago), Ciriaco Rubio (San Miguel), Blas San José (San Juan), José Vera (Santo Tomé, San Clemente y San Martín), Victoriano Liso (San Esteban), Juan Jiménez (El Salvador), Pedro Martínez (Santa Bárbara) y Manuel García (La Blanca).