Cestas de alimentos saludables con las becas comedor

Lucia Sánchez (Ical)
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El Ayuntamiento idea un sistema novedoso para garantizar una alimentación equilibrada de los pequeños de familias desfavorecidas

Cestas de alimentos saludables con las becas comedor

Como cada miércoles, Mariela Medina acude a la lonja micológica del mercado de abastos de la ciudad de Soria a recoger la cesta de alimentación para sus dos hijas.  Belén González y Deborah Romano le dispensan los productos que le corresponden al ser beneficiarias de una beca comedor, al igual que otros 10.998 niños de Castilla y León.

Esta venezolana, residente en España desde hace dos años y medio, divorciada y con otro adolescente a su cargo, agradece al sistema de asistencia castellano y leonés su ayuda. Afirma no tener palabras para describir todo lo que España le ha proporcionado, y se detiene en la atención que le han prestado las instituciones sorianas. “Cáritas me acompañó durante todo el proceso de separación. No me he ido de Soria por la atención que he recibido”, relata.

Esta semana la cesta de alimentación que el Ayuntamiento le ha proporcionado se componía de acelgas, judías verdes, berenjenas, pimientos verdes, lechugas, tomate, peras, manzanas, naranjas, plátanos, pechuga de pollo, lomo de cerdo, lomo de salmón, pan, huevos, yogures, tomate frito, lentejas, arroz y garbanzos.

Para Mariela la cesta “cubre sus expectativas”, y al ser inmigrante, explica, es la manera de que sus hijas se adapten a las costumbres culinarias de España. Los alimentos que le dispensan se adaptan “fielmente” a lo que las niñas comían en el comedor escolar, antes de que se decretara el estado de alarma. “Creo que los alimentos corresponden a cinco comidas. Con la cantidad adecuada ni sobra ni falta y es equilibrada”, resalta.

La mujer ha tenido empleo intermitente durante su estancia en Soria. Su último trabajo fue de asistente en la residencia de ancianos de El Royo durante 20 días. Confiesa que, después de lo que ha vivido en su país, le aterra pensar en el futuro de España y la incertidumbre de estar en el paro. “En el sector de la hostelería es dónde más trabajo hay y será lo último en abrir y en reactivarse. Estoy agobiada”, confiesa. 

El método elegido por el Ayuntamiento de Soria para atender las necesidades de los alumnos con beca comedor es distinto que el del resto de administraciones de capitales de provincia de la Comunidad, pues la mayoría de ellas han optado por contratar el servicio de catering o dar a las familias un cheque o tarjeta monedero para comprar los alimentos en los supermercados.

En Soria para los 306 beneficiarios, el Ayuntamiento ideó un sistema de reparto de esta cestas de alimentación, que se dispensan de lunes a viernes con un control horario estricto al objeto de evitar colas y la “estigmatización”.  A este respecto, el concejal de Servicios Sociales, Eder García, enfatiza que el sistema evita “la foto” de las familias pobres en una larga cola acudiendo a buscar alimentos, ya que los progenitores de los becados acuden al mismo espacio comercial que el resto de sorianos. 

“El menú es equilibrado y suficiente y se ha ideado en base a lo que ingerían con anterioridad y bajo los preceptos de la dieta mediterránea”, expone, para recalcar que se avisa a las familias por ‘sms’ de la hora exacta a la que tienen que acudir a la lonja a buscar su cesta y el reparto se realiza bajo unas condiciones higiénico sanitarias muy precisas. 

La reducida dimensión de la ciudad de Soria ha posibilitado, según el edil, que se incluyan en el sistema a otras familias vulnerables, cuyos hijos estudian en colegios concertados y que disponían de beca comedor. “Desde servicios sociales teníamos en el radar a otras familias vulnerables que han sido incluidas en este método”, destaca.

En el esfuerzo de proporcionar la mejor beca comedor, el departamento de Servicios Sociales municipales llamó a cada uno de los becados para consultar si tenían algún tipo de intolerancia, alergia o si bien por alguna cuestión cultural o religiosa no consumían algún producto. 

La diputada de Servicios Sociales de la institución provincial, Eva Muñoz, señala, por su parte, que los padres de los niños con beca comedor del medio rural reciben por transferencia el equivalente de la misma, ya que “dada la dispersión de la provincia era complicado llegar a dar un servicio más personalizado”. Para la primera fase se ha destinado un total de 48.000 euros. La Diputación en su Plan de Contingencia contempla una partida de 75.000 euros para mantener la beca comedor después de la finalización del curso escolar.

300 familias vulnerables

El director de Cáritas Soria, Javier Ramírez, contabiliza que son alrededor de 300 familias las que la organización ha atendido durante la pandemia, un número muy similar al de antes de decretarse el Estado de Alarma. Lo que sí ha aumentado durante la crisis sanitaria es el número de sorianos a los que han tenido que ayudar para que pudieran pagar el alquiler de su vivienda. A estas personas se les proporciona la alimentación a través del Banco de Alimentos o bien con una “tarjeta sociedad” con la que pueden comprar en determinadas empresas. 

Ramírez advierte que la verdadera crisis llegará en cuanto se aligere la protección social por parte del Estado, es decir, en cuanto expiren los ERTEs y muchos de los trabajadores afectados pasen a engrosar las listas del paro. “En el momento que se aligere un poco la protección social que hay va aumentar la prestación de servicios por parte de las personas más vulnerables a Cáritas y Cruz Roja”, resalta con absoluta seguridad. 

Asimismo, indica que la sociedad soriana es “conocedora” de esta situación, y agrega que desde Cáritas han percibido que existía cierta desvinculación con respecto a la pobreza, es decir, la sociedad no se comprometía con el prójimo.  Sin embargo, la pandemia ha hecho remover la conciencia de muchos, según él, quien manifiesta que el compromiso de la sociedad soriana va a aumentar porque va a ser raro que en el entorno familiar o de amistad no sufran una situación de necesidad. 

En estos meses de alarma, Cáritas Soria ha recibido donativos económicos de empresas privadas y particulares, que no estaban en su base de datos como donantes. Ramírez cree que la sociedad soriana es consciente de la que se avecina y estará “desde el anonimato” a la altura de las circunstancias.